El concepto de «estética» nace en Europa en el siglo XVIII y, por lo tanto, muchas historias de la estética tomaron en escasa consideración las teorías de la belleza y del arte elaboradas anteriormente. Ahora bien, desde hace más de cincuenta años la actitud de los historiadores ha cambiado y la Edad Media se ha valorizado como una época rica en especulaciones fascinantes sobre la belleza, el placer estético, el gusto, la belleza natural y artificial, las relaciones entre el arte y las demás actividades humanas. En este compendio de las teorías estéticas elaboradas por la cultura del Medioevo, desde el siglo VI hasta el XV de nuestra era, Eco recorre, de forma accesible para el lector no especializado, las etapas de un debate que, a partir de la Patrística y hasta los albores del Renacimiento, presenta aspectos dramáticos y apasionantes, y nos permite entender mejor la mentalidad, el gusto y los humores del hombre medieval.«Un estudio delicioso. Tremendamente lúcido y fácil de leer, el ensayo de Eco está cargado de excelencia y de la energía de un hombre enamorado de la materia» Boston Globe.
Umberto Eco
Arte y belleza en la estetica medieval
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turolero 01.10.15
Título original: Arte e belleza nell’estetica medievale
Umberto Eco, 1987
Traducción: Helena Lozano Miralles
Editor digital: turolero
Aporte original: Spleen
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UMBERTO ECO (Alessandria, Italia, 5 de enero de 1932) es un escritor y filósofo italiano, experto en semiótica.
Umberto Eco nació en la ciudad de Alessandria, en el norte de Italia. Su padre, Giulio, fue contable antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando fue llamado a servicio en las fuerzas armadas. En ese momento, Umberto y su madre se mudaron a un pequeño poblado piamontés. Eco recibió educación salesiana.
Se doctoró en filosofía y letras en la Universidad de Turín en 1954 con un trabajo que publicó dos años más tarde con el título de El problema estético en Santo Tomás de Aquino (1956). Trabajó como profesor en las universidades de Turín y Florencia antes de ejercer durante dos años en la de Milán. Después se convirtió en profesor de Comunicación visual en Florencia en 1966. Fue en esos años cuando publicó sus importantes estudios de semiótica Obra abierta (1962) y La estructura ausente (1968), de sesgo ecléctico. Desde 1971 ocupa la cátedra de Semiótica en la Universidad de Bolonia. En febrero de 2001 creó en esta ciudad la Escuela Superior de Estudios Humanísticos, iniciativa académica sólo para licenciados de alto nivel destinada a difundir la cultura universal. También cofundó en 1969 la Asociación Internacional de Semiótica, de la que es secretario.
Distinguido crítico literario, semiólogo y comunicólogo, Umberto Eco empezó a publicar sus obras narrativas en edad madura (aunque en conferencias recientes cuenta de sus experimentos juveniles, los que incluyen la edición artesanal de un cómic en la adolescencia). En 1980 se consagró como narrador con El nombre de la rosa, novela histórica culturalista susceptible de múltiples lecturas (como novela filosófica, novela histórica o novela policíaca, y también desde el punto de vista semiológico). Se articula en torno a una fábula detectivesca ambientada en un monasterio de la Edad Media el año 1327; sonoro éxito editorial, fue traducida a muchos idiomas y llevada al cine en 1986 por el director francés Jean-Jacques Annaud. Escribió además otras novelas como El péndulo de Foucault (1988), fábula sobre una conspiración secreta de sabios en torno a temas esotéricos, La isla del día de antes (1994), parábola kafkiana sobre la incertidumbre y la necesidad de respuestas, Baudolino (2000), una novela picaresca —también ambientada en la Edad Media— que constituye otro rotundo éxito y sus últimas obras, La Misteriosa Llama de la Reina Loana (2004) y El cementerio de Praga (2010).
Ha cultivado también otros géneros como el ensayo, donde destaca notablemente con títulos como Obra abierta (1962), Diario mínimo (1963), Apocalípticos e integrados (1965), La estructura ausente (1968), Il costume di casa (1973), La forma y el contenido (1971), El signo (1973), Tratado de semiótica general (1975), El super-hombre de masas (1976), Desde la periferia al imperio (1977), Lector in fabula (1979), Semiótica y filosofía del lenguaje (1984), Los límites de la interpretación (1990), Seis paseos por los bosques narrativos (1990), La búsqueda de la lengua perfecta (1994), Kant y el ornitorrinco (1997) y Cinco escritos morales (1998).
Notas
[1] Naturalmente en estos últimos cuarenta años, se han realizado ediciones críticas de muchos de los textos que Pouillon y Bruyne habían leído en manuscritos o en ediciones imperfectas, y otros textos han salido a la luz. Por otra parte, es triste que por lo menos los Études ya no estén en circulación, y desde hace mucho tiempo. Ni siquiera lo está la fundamental traducción española, publicada en 1958 por la Editorial Gredos de Madrid. Bruyne publicó posteriormente una síloge de su obra mayor, con el título L’ésthétique du moyen âge: esta obra tiene el defecto de contener, por lo menos como regla, sólo referencias a la obra mayor pero no a las fuentes.
[2] La primera versión de este texto apareció como «Sviluppo dell’estetica medievale» en el primero de cuatro volúmenes (de varios autores) Momenti e problemi di storia dell’estetica , Marzorati, Milán, 1959. En aquella versión los textos latinos no estaban traducidos. Pero esta no es la única diferencia. El texto Marzorati se pensó y escribió hace treinta años. Lo juzgaba ya trasnochado, ante todo por la bibliografía, pero me vi obligado a releerlo para una edición en inglés (Art and Beauty in the Middle Ages, Yale University Press, New Haven y Londres, 1986). La acogida que recibió, incluso por parte de lectores no especialistas, me persuadió para que lo volviera a presentar con su forma actual. Mucho se ha cambiado por lo que respecta al estilo, y se han llevado a cabo numerosos aligeramientos. Se ha intentado poner al día la bibliografía (en los límites de una aportación no estrictamente especialista, privilegiando obras de fácil accesibilidad). Se han vuelto a controlar muchas fuentes, se han añadido algunos párrafos, en especial en el capítulo sobre el simbolismo y la alegoría y en el de las doctrinas artísticas. Todo el capítulo 12 es sustancialmente inédito. Mientras que las responsabilidades teóricas son mías, el trabajo técnico de actualización (acompañado por críticas y objeciones de enjundia) ha sido posible gracias a la colaboración de Costantino Marmo, sin la cual no habría tenido el valor de retomar el texto originario. Estoy en deuda, naturalmente, con todos aquellos —citados en la bibliografía— que, a ciencia mía, han escrito sobre el mismo argumento después de 1959.
[3] Ante obras como el Stabat Mater y el Dies Irae, Curtius afirma que antes de Dante no hubo nada de igual valor artístico. Encontramos aquí, por otra parte, una conciencia técnica que no podía no estimular la reflexión teórica. No olvidemos que es esta poesía la que consolida en todas sus posibilidades la invención de la rima. Sobre la sensibilidad estética de los místicos, cf. Assunto (1961, pp. 98-101) y Duby 1976.