• Quejarse

Gil - 300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos

Aquí puedes leer online Gil - 300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Ciudad: Madrid, Año: 2015, Editor: Grupo Planeta;Espasa, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

No cover
  • Libro:
    300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos
  • Autor:
  • Editor:
    Grupo Planeta;Espasa
  • Genre:
  • Año:
    2015
  • Ciudad:
    Madrid
  • Índice:
    4 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

¿De dónde viene la palabra «adefesio»? ¿Cómo la palabra «chusma» puede venir del griego, donde significaba «orden»? ¿Por qué «hortera»se ha convertido en un insulto? Las palabras encierran una curiosa historia que narra su viaje en el tiempo y en el espacio, y el español es especialmente rico en historias de palabras. La historia de nuestra lenga está llena de préstamos del latín, el griego, el árabe, el vasco, el francés o el inglés, que se han adaptado en su forma y muchas veces también en su significado. Por otra parte, la expansión del español en el mundo, especialmente en América, ha hecho que muchas palabras cobren significados propios en otros países.A través de 300 ejemplos curiosos y sorprendentes recorremos el viaje de las palabras desde su origen hasta sus usos actuales.

Gil: otros libros del autor


¿Quién escribió 300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" 300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Prólogo

Si hay algo que distingue al hombre de los demás seres vivos es el lenguaje. Muchos animales pueden expresar sus sentimientos y aun organizarse colectivamente para realizar determinadas actividades, pero a nadie se le escapa, por grande que sea su amor a las hormigas, los orangutanes o los delfines, que carecen de un sistema lingüístico tan complejo y abstracto como el del hombre. Lo malo es que lo humano, como el resto de lo creado, tiene un pecado original: su caducidad.

Cuando se hojea un libro antiguo, de inmediato llaman la atención dos cosas. En primer lugar, nos extraña la propia grafía: un buen número de palabras está escrito de un modo exótico ( fazer , dixo , gobernar , etc.), un exotismo imitado por poetas y novelistas cuando quieren contrahacer el mundo medieval. En segundo término, el significado de algunas palabras resulta ininteligible: incluso el vocabulario de Cervantes es, a veces, un hueso duro de roer.

Lo primero, los cambios incesantes que introduce en la fonética el paso del tiempo, ha sido advertido muchas veces. Baltasar Gracián, en un pasaje muy notable, los ejemplificó en una sucesión de distintas generaciones que van pronunciando, cada una a su uso y manera, la palabra hijo . Así lo advierte Andrenio:

«Hasta en el hablar hay su novedad cada día, pues el lenguaje de hoy, ha doscientos años, parece algarabía. Y si no, leed esos fueros de Aragón, esas partidas de Castilla, que ya no hay quien las entienda. Escuchad un rato aquellos que van passando uno tras de otro en la rueda del tiempo». Atendieron, y oyeron que el primero dezía fillo , el segundo fijo , el tercero hijo , y cuarto ya dezía gixo a lo andaluz, y el quinto de otro modo, sino que no lo percibieron. —¿Qué es esto? —decía Andrenio—. Señores, ¿en qué ha de parar tanto variar? Pues ¿no era muy buena aquella primera palabra fillo , y más suave , más conforme a su original, que es el latín? —Sí. —Pues ¿por qué la dexaron?—No más de por mudar.

Criticón. Tercera parte .

Parece como si Gracián hubiese intentado ensamblar en una serie cronológica las diversas lenguas de España, imaginando una evolución lingüística que se desplaza, además, de norte a sur. El cambio fonético se inicia con la forma aragonesa (y gallega) fillo , la mejor de todas: ¡no faltaría más! Vienen después las dos variantes, antigua y moderna, del castellano ( fijo e hijo ).El último peldaño de la evolución lo constituye la forma andaluza gixo , con una g- que representa una aspiración; gixo (= jijo ) es, por tanto, una forma hipercaracterizada, la exageración consciente de un rasgo característico del habla andaluza. Y todavía la palabra gixo está próxima, según se nos dice, a dar otro tumbo más. Estas últimas y enigmáticas palabras plantean una pregunta interesante: si el andaluz era el grado más avanzado —o más degenerado, visto desde otra perspectiva— de la lengua, ¿esperaba quizá Gracián que, concluida la progresión en la península ibérica, la evolución del español prosiguiese en América? Pudiera ser: justo por aquellos tiempos empezó a tener fuerza la conciencia criolla, un sentimiento nacional que no dejó de alarmar en la metrópoli.

Por otra parte, salta a la vista que de filius a hijo ha habido un cambio, pero no está causado, como creía el jesuita, por el simple afán de «mudar». Efectivamente, la lengua no es un sistema perfecto y, por tanto, acabado y concluso, sino que, al revés, se halla en continua evolución, sometida como está, por sus propios fallos y desequilibrios, a múltiples presiones que acaban por crear un sistema nuevo. Los cambios lingüísticos, sin embargo, suelen producirse muy lentamente, luego el hablante apenas se da cuenta de la mutación que se está efectuando y de la que es actor inconsciente.

En cambio, el léxico, la segunda particularidad a la que nos referíamos antes, es un volcán que está en constante ebullición. Homero en la Ilíada comparó a los hombres con las hojas que, mientras unas germinan, otras verdean y aquellas se marchitan. Horacio aplicó la metáfora homérica a las palabras: «Como el bosque muda de follaje al declinar del año y caen las hojas más viejas, de la misma manera perece la generación antigua de palabras y, al modo de los jóvenes, florecen y tienen brío las nacidas hace poco» ( Arte poética ). En la misma idea insistió también, al cabo de muchos siglos, Lope de Vega en El desprecio agradecido:

¡Caso extraño! ¡Que el lenguaje

Tenga sus tiempos también!

—Vienen a ser novedades

Las cosas que se olvidaron.

Esta constante renovación del léxico obedece a infinidad de causas. La principal es que el vocabulario, un instrumento acordado para entenderse, se transforma porque también es mudable quien hace uso de él. Evoluciona la mentalidad del hablante (→ aciago ) y varían las circunstancias de su historia (→ ojalá ). Oscila la moda del aseo personal (→ bigote, dandi ) y del atuendo (→ bikini, bragas, corbata, pamela, rebeca, tanga ). La ciencia incorpora al vocabulario infinidad de neologismos y, en consecuencia, hacen su sombría aparición nuevos y terroríficos inventos en la milenaria carrera armamentística (→ obús, pistola, tanque ). El extranjero suele ser mirado siempre con recelo, si no con desprecio (→ bárbaro, bujarrón, esclavo, flamenco, gabacho, ogro, yanqui ). Y, así, sucesivamente. El léxico es espejo fiel de una realidad por esencia inestable.

Pero también hay innovaciones léxicas que son inherentes a la propia lengua. La evolución fonética crea a menudo dobletes que pueden ser utilizados con sentidos diferentes: respeto y respecto tienen la misma etimología, pero no significan lo mismo. En cambio, no se han diferenciado semánticamente lucio y lúcido , raudo y rápido : las primeras, las formas vulgares, coexisten con las formas cultas, introducidas más tardíamente en nuestro idioma. Más difícil es reconocer que lacio y fláccido , llaga y plaga , avieso y adverso provienen de idéntica raíz. Si bien se mira, la historia de nuestro léxico viene a ser una constante pugna entre la evolución normal de la lengua y la reacción cultista: una y otra vez resulta fundamental la intervención del individuo, que frena el cambio fonético y repone la forma latinizante. Normalmente quien se opone a la corriente vulgar no es un hombre solo, sino una parte significativa de la sociedad (la iglesia, la nobleza, después los literatos); pero a Góngora se le atribuyó en exclusiva una revolución del vocabulario poético, de modo que Quevedo pudo zurcir, jocosamente, varias listas de voces culteranas: una de ellas lleva el título burlesco de Aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día .

Para un amante de la Antigüedad como yo es doloroso reconocer que llegó un momento en que el culto a lo clásico, llevado a monomanía, traspasó las fronteras de la elegancia y del decoro. Los comediógrafos del Siglo de Oro gustaron de poner en escena a doncellitas de la alta burguesía —precursoras de Les précieuses ridicules— que, trastornadas por el culteranismo, rehusaban hacer uso de la lengua común y se expresaban en un lenguaje exquisito y preñado de helenismos (obsérvese, de paso, que, como suele ocurrir, es la mujer la que sirve de blanco para criticar modas que habían inaugurado los hombres). Un ejemplo de este aberrante desvío de la normalidad es la sustitución de la palabra ‘guante’, considerada vulgar, por quiroteca ‘guardamanos’: un compuesto de quiro- ‘mano’ (la misma raíz que tenemos en quiromancia ‘adivinación por las rayas de las manos’ y en palabras más recientes como quiropráctico )y teca ‘repositorio’ (el étimo que reaparece en biblio-teca , glipto-teca , hoploteca , ‘repositorio de libros, esculturas y armas’, respectivamente).

Pero ¿no encumbran hoy los médicos su profesión por el mismo procedimiento, esto es, envolviendo su terminología con un ropaje abstruso y, a ser posible, derivado del griego? Al sacamuelas del Siglo de Oro le sucedió el más empingorotado dentista . Pero dentista pareció una palabra demasiado llana y comprensible para el vulgo y muy pronto fue sustituida por un helenismo,el odontólogo ( odont- ‘diente’); y no falta hoy quien presuma de hacer la ortodoncia , es decir, ‘la rectificación de los dientes’( ortho- ‘recto’, la raíz que tenemos en orto-grafía ‘escritura recta’) e incluso la periodoncia ‘el entorno de los dientes’ ( perí ‘alrededor’). He aquí una excelente manera de darse postín y de encarecer la cuenta, una hábil artimaña que, de nuevo, hunde sus raíces en la más rancia antigüedad. Ya Plinio, en el siglo I d. C., se quejó de la oscuridad de la jerga médica, una oscuridad buscada adrede por los dignos sucesores de Hipócrates. Pecan quizá los galenos. Mas reconozcamos que el paciente sale de la consulta más consolado y contento si se le diagnostica una cefalea o una blefaritis que si se le dice que sufre un ‘dolor de cabeza’ ( kephalé ‘cabeza’) o una ‘hinchazón [o, más médicamente, inflamación] del párpado’ ( blépharon ‘parpado’). También la palabra arcana e incomprensible surte mágicos efectos, y tal vez hasta consiga curar al enfermo imaginario.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos»

Mira libros similares a 300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos»

Discusión, reseñas del libro 300 historias de palabras: cómo nacen y llegan hasta nosotros las palabras que usamos y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.