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Javier del Hoyo - Eponimón: El sorprendente origen de las palabras con nombre propio

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Javier del Hoyo Eponimón: El sorprendente origen de las palabras con nombre propio
  • Libro:
    Eponimón: El sorprendente origen de las palabras con nombre propio
  • Autor:
  • Editor:
    Grupo Planeta Spain
  • Genre:
  • Año:
    2016
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Eponimón: El sorprendente origen de las palabras con nombre propio: resumen, descripción y anotación

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Después del Etimologicón, Javier del Hoyo vuelve a descubrirnos nuevas curiosidades sobre el origen de las palabras con nombre y apellido. Comerse un sándwich, hacer pilates, comprarse unos manolos... El procedimiento de adoptar un nombre propio para un objeto o situación ha existido siempre, y no parece que vaya a agotarse. Así, cada día usamos palabras que desconocemos que proceden de un apellido, de un nombre de persona o de una ciudad. Éstas se conocen como «epónimos» y, dentro del léxico de una lengua, son quizás las palabras mejor documentadas, con certificado de nacimiento, de día, mes y año, porque son personas concretas quienes las han bautizado, o en cuyo recuerdo se han puesto esos nombres (y no siempre como homenaje: se dice que la familia del impulsor de la guillotina tuvo que cambiarse de apellido cuando el uso de este epónimo se extendió como la pólvora...) En este libro se reúnen más de mil palabras, ordenadas temáticamente en apartados. De manera narrativa y amena, aprenderás la historia que hay detrás de estos vocablos incorporados al lenguaje común. Descubrirás los curiosos orígenes de palabras como adefesio o pordiosero, o qué es Jauja exactamente... Un libro divertido y sorprendente, para los amantes de la lengua y para los curiosos, con el que profundizar en la riqueza del español.

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PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO N o e s o r o t o d o l o q u e r e - photo 1
PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

(No es oro todo lo que reluce)

Nos lo recuerda Quevedo: «Poderoso caballero es don dinero. Nace en las Indias honrado, viene a morir a España y es en Génova enterrado». Detrás de sus lentes circulares sostenidas en la nariz, sus quevedos , pudo hacer una crítica de la situación política y económica de la España del siglo XVII .

Desde la sustitución de la economía de trueque, el mundo del comercio, las transacciones comerciales, las operaciones mercantiles, operó con monedas. Cada país, cada territorio que era capaz de acuñar moneda, lo hacía con la efigie de los gobernantes que tenía en ese momento. Por ello no es de extrañar que a lo largo de los siglos muchas monedas adoptaran el nombre del gobernante (emperador, rey, duque o presidente de gobierno) que estaba en ese momento en el poder.

De entrada hay que decir que ya la propia palabra moneda es un epónimo, porque en Roma se acuñaba en una ceca situada en el Capitolio, junto al templo de Juno Moneta, la avisadora, de monere, ‘advertir, recordar’. La diosa Juno, bajo este atributo, había salvado a Roma de la invasión gala del año 390 a.C., cuando los gansos de su templo comenzaron a graznar por la noche ante el ataque de Breno y los galos. Este templo ha desaparecido hoy y en su lugar se levantó en la Edad Media la basílica de Santa María in Aracoeli.

Las primeras monedas acuñadas con carácter oficial fueron hechas en Lidia (hoy Turquía), entre los años 680 y 660 a.C. Desde entonces han sido miles los tipos de monedas emitidas. Aunque se nos quedarán varias en el tintero, desde luego, no podemos dejar de nombrar aquí algunas. Comenzando por la Antigüedad, nos viene a la mente el filipo , moneda de oro acuñada en nombre de Filipo II, rey de Macedonia. Tenía en el anverso una cabeza de Apolo laureada, y una biga en el reverso. Circuló en abundancia en el mundo griego, donde constituyó una especie de moneda internacional.

Durante la Edad Media circularon varias monedas propias en la península hispánica: el maravedí , cuya etimología es posible que provenga de almorávides; en Navarra el sanchete , moneda de plata equivalente a un dinero, que mandó acuñar el rey Sancho VI el Sabio de Navarra (1133-1194). De la ceca de Burgos salió el alfonsino que, mandado acuñar por Alfonso X el Sabio (1221-1284), era un maravedí burgalés. En Castilla se comerciaba en el siglo XV con el enrique , moneda de oro equivalente a la do bla, que ordenó acuñar Enrique IV de Castilla (1425-1474). También se conoció el besante , del francés besant, ‘bizantino’, llamado así porque se acuñaba en Bizancio; era una antigua moneda bizantina de oro o plata, que tuvo curso legal entre los musulmanes y en parte de la Europa occidental. El empleo de esta voz como moneda se registra en textos castellanos desde el siglo XIII .

El carlín (o carlino ) fue una moneda española de plata, de pequeño tamaño, que circuló en España desde el siglo XVI . Heredó el nombre de una antigua moneda de oro y plata del reino de Nápoles, acuñada a partir de 1278 por Carlos I de Anjou. Este nombre se conservó en Italia para monedas de valores y tipos muy diferentes. También la acuñó Carlos II de Navarra. Junto a los carlines blancos, de plata, se acuñaron los llamados carlines prietos o negros, que eran de vellón y valían aproximadamente la mitad que los de plata.

En el renacimiento aparece el carolus , antigua moneda de origen flamenco, que se usó en España en la época de Carlos I, cuyo nombre procede de carolusgulden, florín de Carlos. En el siglo XVII , durante la minoría de edad del rey Carlos II, la reina Mariana de Austria mandó acuñar una moneda de plata con el valor de doce reales, se llamó maría . El chambergo fue una moneda de plata que circuló en Cataluña en el siglo XVIII , y valía algo menos que un real de Castilla. Su nombre procede del mariscal francés Schömberg, de quien ya hemos hablado.

El jannet es una antigua moneda de plata con la efigie de Juan, rey de Chipre entre 1398 y 1432, también conocido como rey Juan y como Jano de Chipre (1375-1432).

Los Estados Pontificios también tuvieron circulación libre de moneda. El julio fue la que se utilizó en época de Julio II, papa entre 1503 y 1513.

La guinea , antigua moneda inglesa de oro, se pagaba a 21 chelines, en lugar de los 20 de una libra normal; se llamaba así por hacerse con oro procedente de Guinea. Se usó como unidad monetaria para ciertos géneros. En un principio se designó con el nombre de guinea la tela de algodón que servía a los traficantes ingleses en su comercio con los indígenas de África occidental. Más tarde, el término fue aplicado a la moneda de oro que representaba el valor de una pieza de tela. Fue en tiempos de Carlos II de Inglaterra cuando empezaron las importaciones de oro de Guinea.

En Francia se compraba con francos , denario de oro acuñado por el rey Juan II de Francia (1319-1364), que tenía la divisa Francorum rex, ‘rey de los francos’. El franco ha estado en circulación hasta ser sustituido por el euro. Pero Francia también tuvo en su época el luis , moneda antigua de oro, usada en Francia y equivalente a 20 francos, que llevó la efigie de los reyes Luis XIII a Luis XVI.

A comienzos del siglo XIX circulaba en Francia el napoleón , moneda de oro con valor de 20 francos, que tuvo curso legal en España con el valor de 19 reales; llamada así por el busto de Napoleón que llevaban las primeras monedas; se llamó también marengo porque conmemoraba la victoria de Napoleón sobre las tropas austríacas en ese lugar. Desde 1872 llegó a funcionar en España el amadeo , moneda de plata con el valor de cinco pesetas, que contenía la efigie del rey Amadeo I de Saboya, que reinó en España de 1871 hasta 1873.

Los países de Hispanoamérica, con moneda propia desde su independencia, tienen unidades que hacen relación a quienes la consiguieron. Si vamos a Ecuador cambiaremos nuestra moneda en sucres , de Antonio José Sucre (1785-1830), general venezolano. Si nos trasladamos a Panamá, tendremos que pagar con balboas , moneda cuyo nombre recuerda a Vasco Núñez de Balboa, navegante español (1475-1517), el primero en ver el océano Pacífico. El duarte es el peso dominicano en sentido coloquial, del patriota dominicano Juan Pablo Duarte (1813-1876).

El bolívar es la unidad monetaria de Venezuela desde 1879, a partir de Simón Bolívar (1783-1830), el Libertador, que nació en Caracas (Venezuela), líder de la independencia de América. Aunque también circuló el pachano en el siglo XIX , primera moneda de oro acuñada en Venezuela, cuyo valor era de cien bolívares, que tuvo solo cuatro acuñaciones durante los años 1886-1889, y su nombre se debe al general Jacinto R. Pachano, Inspector del Gobierno Nacional. El boliviano es la única moneda legal en Bolivia desde el 1 de enero de 1988; pero en el siglo XIX tuvo curso legal el melgarejo

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