Contenido
MANTÉNGANSE ALERTA;
PERMANEZCAN FIRMES EN LA FE;
SEAN VALIENTES Y FUERTES.
—1 CORINTIOS 16:13 (NVI)
El presagio II por Jonathan Cahn
Publicado por Casa Creación
Miami, Florida
www.casacreacion.com
©2021 Derechos reservados
ISBN: 978-1-941538-83-8
E-book ISBN: 978-1-941538-84-5
Desarrollo editorial: Grupo Nivel Uno, Inc.
Diseño interior: Grupo Nivel Uno, Inc.
Publicado originalmente en inglés bajo el título:
The Harbinger II
por Frontline, A Charisma Media Company
Copyright © 2020 Jonathan Cahn
Todos los derechos reservados.
Visite las páginas web del autor: www.TheHarbingerWebsite.com y
www.HopeoftheWorld.org
Todos los derechos reservados. Se requiere permiso escrito de los editores, para la reproducción de porciones del libro, excepto para citas breves en artículos de análisis crítico.
A menos que se indique lo contrario, el texto bíblico ha sido tomado de la versión
Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.
Nota de la editorial : Aunque el autor hizo todo lo posible por proveer teléfonos y páginas de Internet correctas al momento de la publicación de este libro, ni la editorial ni el autor se responsabilizan por errores o cambios que puedan surgir luego de haberse publicado.
Impreso en Colombia
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Lo que estás a punto de leer tomará la forma de una historia, pero lo que se revela en ella es real.
Capítulo 1
El regreso de Nouriel
—¿Por dónde empezamos? —preguntó.
—¿Qué te parece si por el principio? —respondió ella—, con el sello. Empiezas con un pequeño sello de arcilla con inscripciones antiguas. No tienes idea de lo que todo eso significa. Comienzas a buscar. En medio de la búsqueda, te encuentras con un hombre misterioso. No sabes su nombre ni de dónde viene. Ni cómo sabe las cosas que no debería, o no podría, haber sabido. Te refieres a él como « el profeta » . Él te dice el significado del sello. Y así comienza el misterio. ¿Cómo voy hasta ahora, Nouriel?
—Perfectamente. No creo que me necesites.
—Te entrega un segundo sello a cambio del primero. Tienes que intentar descifrar su significado hasta que lo vuelvas a ver. Tus encuentros con el profeta ocurren por lo que parece ser una coincidencia o alguna intervención sobrenatural. Pero de una forma u otra, siempre está ahí en el momento y lugar exactos. Y en cada encuentro se revela todo el significado del sello. Cada sello lleva a otra revelación, otra pieza del rompecabezas de un misterio aún mayor. En total hay nueve sellos, nueve misterios y nueve revelaciones.
—Continúa —dijo él.
—El misterio se centra en nueve presagios, nueve advertencias de juicio venidero, calamidad y destrucción, señales que aparecieron en los últimos días del antiguo Israel. Pero lo alucinante es que esos mismos nueve presagios han reaparecido ahora en los tiempos modernos... en suelo estadounidense, unos en la ciudad de Nueva York, otros en Washington, DC, algunos involucrando objetos, acontecimientos, declaraciones, incluso líderes estadounidenses y con una precisión espeluznante y sin que nadie los orqueste. Y como en los tiempos antiguos, dan advertencias… ahora a Estados Unidos de América.
Ella hizo una pausa por unos momentos, esperando a ver si él intervenía. Pero guardó silencio, así que continuó.
—Al final de todos esos encuentros, misterios y develamientos, el profeta revela que naciste con un propósito que ahora debe cumplirse. Te encarga que corras la voz, que reveles el misterio, que hagas sonar la alarma.
—La llamada del atalaya —respondió él.
—Y ahí es donde se quedó, lo que me dijiste esa noche.
—Sí.
—E hiciste lo que el profeta te ordenó. Corre la voz. Dedícate a escribir la revelación... en forma de narración.
—La narración fue idea tuya , Ana... cambiar los nombres y detalles de lo sucedido hasta que se convirtiera en una historia a través de la cual se revelaría el misterio y se anunciara la advertencia.
—Y nunca habías escrito un libro.
—No. No tenía ni idea de cómo hacerlo. Pero fue como si el libro se escribiera solo. Las palabras simplemente fluyeron hacia las páginas.
—La mayoría de los libros nunca se publican, pero el tuyo sí. Nunca escuché cómo sucedió todo.
—La semana que terminé el manuscrito, tenía programado volar a Dallas. El vuelo hizo escala en Charlotte, Carolina del Norte. Mientras esperaba el vuelo de conexión, cerré los ojos, incliné la cabeza y oré para que Dios interviniera y trasmitiera el mensaje al mundo.
—¿Y qué pasó?
—Abrí mis ojos. Había un hombre sentado a mi izquierda. No estaba ahí cuando cerré los ojos. Se volteó hacia mí y me dijo: «Así que ¿cuál es la buena palabra? » .
—Un poco místico para empezar.
—Un poco místico fue ese encuentro —respondió él.
—Entonces ¿de qué hablaste?
—Fue una pequeña charla… primero. Pero luego cambió de tono. Me miró fijamente a los ojos y habló con una sensación de intensa urgencia. « Nouriel » , dijo, « Dios te ha dado un mensaje… y un libro. Es de Él. Y lo enviará a la nación y al mundo. Y tu vida cambiará. Y te conocerán » .
—Eso suena como a un encuentro con el profeta —dijo ella—. Eso es sobre lo que escribiste en el libro, al comienzo de la historia. Estás sentado en un lugar público con un hombre sentado a tu izquierda. Él se voltea hacia ti e inicia una conversación. Luego te habla proféticamente. Y te dirige a que le digas una palabra profética a la nación.
—Sí, excepto que esto sucedió después de que se escribió el libro.
—¿Y no podría él haber sabido eso?
—No —dijo Nouriel—. Nadie podría haberlo sabido. Nadie lo había leído todavía.
—Entonces ¿quién era él?
—Un hombre de Dios, un creyente que estaba programado para estar en el mismo vuelo y que se sentó a mi lado justo en el momento en que hice esa oración.
—Pero ¿cómo pudo haber sabido lo que sabía? —inquirió ella.
—¿Cómo pudo el profeta saber lo que sabía?
—¿Alguna vez te dijo por qué te dio esa palabra?
—Me informó que cuando se sentó a mi lado, el Señor le dijo que me diera un mensaje. Se mostró reacio, pero finalmente habló.
—¿Y qué pasó después?
—Poco después de ese encuentro, recibí una comunicación del presidente de una editorial. Me dijo que el hombre del aeropuerto le había hablado acerca del encuentro que tuvimos y en cuanto al libro que acababa de escribir. Él no tenía idea de qué se trataba, pero estaba interesado.
—Y así fue como el libro llegó a Estados Unidos y al mundo, no por la mano del hombre, sino por la de Dios.
—Así que fue por un encuentro sobrenatural que la revelación se convirtió en un libro y se trasmitió a Estados Unidos de América. Entonces ¿cuánta gente lo lee?
—Muchas personas.
—¿Cuántas?
—Me han dicho que millones.
—Y todo cambió para ti, Nouriel, tal como te dijo el hombre del aeropuerto. De repente eres conocido. Estás hablando en todo el país. Estás siendo entrevistado. Apareces en televisión y en toda la web. Estás en Washington, DC, hablando con los líderes del gobierno. Cosas bastante alucinantes. Eso podría hacer que uno olvide su humildad.