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La construcción de un mito
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Derechos reservados © 2019, respecto a la primera edición en español, por:
© Alejandro Delmás Infante
© Editorial Samarcanda
ISBN: 9788417672201
ISBN e-book: 9788417672683
Producción editorial: Lantia Publishing S.L.
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IMPRESO EN ESPAÑA – PRINTED IN SPAIN
1) Sr: Sevilla/Madrid, enero/junio 2019
Al regreso de diez días en el desierto argelino del Sahara Occidental, hizo un buen frío en Madrid en la noche del 5 de marzo de 2019, que se hizo aún más intenso hacia las 22:00 horas de esa noche, en lo que fue un descampado de antiguos desmontes, hoy Estadio Santiago Bernabéu, en el Paseo de La Castellana, cuando el Ajax de Ámsterdam estaba a punto de expulsar al Real Madrid de la UEFA Champions League. Esa aniquilación sumaria del viejo campeón blanco es algo que el Ajax rematará muy poco después de las 22:30, entre la incredulidad general y con cuatro dianas en la portería del Real Madrid como cuatro estampidos de tiros de gracia.
Pero, por una jugarreta del destino, ya habitual en la vida de Sergio Ramos García (Camas, Sevilla, 30-3-1986, ‘El Hijo de la Paqui’, ‘El Schuster de Camas’), el rotundo eco de los estampidos del Ajax —un recuerdo de los tiempos gloriosos de Johan Cruijff o Gerrie Mühren—, y la misma ejecución del Real Madrid ante su propio público... todo se disipa en pocas, poquísimas horas: ese es todo el tiempo que la opinión pública tarda en conocer una serie de sucesos, todos relacionados con Ramos, y que darían material para una telenovela… en muy pocas y trepidantes esquinas de una sola noche.
Estos son los hechos, que saltan del frío a un calor volcánico, concatenados en un vertiginoso maelström , torbellino tan repentino como arrollador y extraordinario:
1) El Real Madrid queda eliminado, barrido por los ajacied de Ámsterdam, de su competición más querida y entre un desmadre de grietas en el sistema defensivo blanco: justo donde brilla, clamorosamente, la ausencia de su capitán, el propio Ramos, que se había buscado voluntariamente una tarjeta de amonestación, que acarreaba suspensión de UEFA, en el partido de ida en el Johan Cruijff Arena de Ámsterdam: 1-2 para el Real, el 13 de febrero. Precisamente, este de Ámsterdam fue el partido número 600 de Sergio Ramos con la camiseta del Real, desde que el club blanco abonase al Sevilla 27 millones de euros por su pase: fue el 1 de septiembre de 2005. «Sin Ramos, el Real Madrid es una sangría», iría a decir, antes del partido de vuelta, en Madrid, el entrenador del Ajax: Erik ten Hag. «Ramos puede tener que arrepentirse de haber forzado la tarjeta», avisó Frenkie De Jong, sensacional defensa central del Ajax y nuevo jugador del… Barcelona.
2) Sin concluir aún el desastre y humillación a pies del Ajax (0-2 en el descanso, 0-3 al cruzarse la hora de juego), las redes sociales y televisiones ya suben de temperatura con imágenes de un Sergio Ramos que —en compañía de su mujer, Pilar Rubio— guía por su propio palco del Bernabéu al equipo de Amazon TV que le va grabando una serie documental sobre su vida (serán ocho episodios). A la vista de las primeras señales de humo negro que delatan incendio en la sala de máquinas, Ramos, capitán fuera de su puesto de combate, ya ha cortado la grabación de Amazon y en el descanso del partido, con 0-2, se ha dirigido al vestuario local del Bernabéu, donde Santiago Solari intenta recomponer los pedazos de los cristales rotos por el Ajax, el equipo de los judíos de Ámsterdam. Todo es inútil, claro.
3) Apenas han pasado 12 horas del naufragio del Real Madrid, cuando Sergio Ramos ya se convierte definitivamente en un Gran Acusado Blanco como Tom Wolfe pudiera cincelar en La Hoguera de las Vanidades ... ahí explota la revelación de que, al final de la agonía ante el Ajax, el hijo de la Paqui de Camas —y de José María Ramos Reina— ha chocado en una discusión frontal, en el mismo vestuario, con el presidente del club, Florentino Pérez Rodríguez, uno de los hombres más poderosos de España. Acremente, Pérez ha reprochado a Ramos su ausencia ante el Ajax, por la tarjeta de la ida en Ámsterdam, y toda su actitud posterior, casi enseñando a ‘su’ capitán la puerta de salida de ‘su’ Real Madrid: y Sergio Ramos, el capitán, le ha respondido al presidente sin escatimar un gramo de pólvora: «Me pagas lo que se me debe y yo me voy». Casi del mismo modo se había plantado ante Florentino allá por el verano de 2015, cuando el jugador estuvo a punto de firmar contrato en el Manchester United… antes de que el conflicto desembocara en una renovación con el Real que hoy genera a Ramos la friolera de 11,7 millones de euros de ficha anual.
No se había diluido la onda expansiva del choque con Florentino Pérez cuando ya, de inmediato, ardía otro reguero de pólvora relacionado con una nueva discusión de Sergio, ahora, en un entrenamiento del equipo, en Valdebebas… y nada menos que con Marcelo, ‘Marce’, compañero de Sergio Ramos en el estandarte de los galones de la capitanía madridista. El 30 de enero, en el Restaurante BiBo, en La Castellana, el propio Ramos —por delante— y su cocapitán Marcelo habían arengado a la plantilla, al alimón y tras sendos graves golpes sufridos en el Campeonato de Liga ante Villarreal y Real Sociedad: «Aquí nadie se baja del barco». Así retumbaron en BiBo unas palabras de Sergio Ramos que todos vieron especialmente dedicadas al internacional malagueño Isco, en pleno pantano de crisis con el entonces técnico, Santiago Solari. «Todavía podemos ganar la Champions y la Copa, estamos a tiempo», había demandado Ramos al resto de jugadores del Real Madrid, esa noche de BiBo. El tiempo se les acabaría. Pero...
Por fin, tras una semana de pasión o pasiones, el sábado 9 de marzo, Marca, el diario más leído de España en términos absolutos, titulaba en portada de papel a todo trapo y con el título (en amarillo y blanco) centrado en una imagen del capitán del Real Madrid, trajeado y con trolley de viaje: Algo más que un capitán… RAMOS ASUME EL MANDO . Y, en sumarios: «reprochó a Florentino la planificación deportiva de la actual temporada», «arengó a la plantilla y dio un toque a Isco sin la presencia del entrenador», «orienta la información que sale del vestuario hacia la prensa» y «se pone al frente de la expedición a Valladolid aún estando sancionado». Por concretar, los reproches de Sergio Ramos a Florentino Pérez Rodríguez se centraban en la no contratación de un goleador para suplir la baja de Cristiano Ronaldo Dos Santos, traspasado a la Juventus de Turín como cierre de la temporada 2017-18. Entonces, ‘El Señor Pérez’ escogió contener el flujo de dinero en las arcas madridistas, a fin de mantener el máximo de control financiero con vistas a la gran remodelación del Santiago Bernabéu. Tasada más allá de los 500 millones de euros, esta del ‘Nuevo Bernabéu’ será la gran obra que rematará la presidencia de Pérez como un Escorial, un lujoso panteón o cualquier otro gran monumento funerario, como ese otro gran Valle, en las cercanías de San Lorenzo de El Escorial: Cuelgamuros, sin ir más lejos.
El caso es que en su edición web , ese mismo 9 de marzo, Marca va aún más allá en la contundencia. Y titula, entre fotografías de Sergio con Florentino: Aquí manda Sergio Ramos . Otros medios y periódicos seguían idéntico rumbo en titulares. Cuando en esos momentos se hablaba de un eventual retorno de José Mourinho al banquillo del Real Madrid… cualquiera que tuviese ojos y oídos para leer y escuchar podría comprender que El Señor Pérez había entregado a su capitán las llaves de la Casa Blanca: no iba a venir al Real Madrid un Mourinho cuya relación con Ramos quedó más fría que tibia. Y así se cerraba el consejo de guerra o campo de minas que había hecho depositar el paso del Ajax de Ámsterdam (sin Cruijff) por el Paseo de La Castellana, en los cimientos del Real Madrid. Del juicio sumarísimo emergía, resplandeciente, con su trolley de viaje, y como un General Rommel de Camas, el Sergio Ramos que asume el mando en el Real Madrid: un Rommel camero que hubiera salvado la prueba de El Alamein de los ajacied y, aún peor, la tempestad del disgusto del presidente, El Señor Pérez: enfrentado, en esta ocasión, a los designios del pueblo madridista. ¿Cabría suponer que, en fin, un Florentino ya septuagenario y con la mirada alzada hacia su gran ‘panteón’ de La Castellana asumía finalmente el inmenso poder del general del vestuario del Bernabéu, como ya hicieron con sus capitanes... Ramón Mendoza, Lorenzo Sanz, incluso Ramón Calderón...?