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«Lo cierto es que aún no somos libres; tan solo hemos alcanzado la libertad de ser libres, el derecho a no estar oprimidos. No hemos dado el último paso, sino el primero de un camino aún más largo y difícil. Pues ser libre no consiste meramente en liberarse de las cadenas, sino en vivir de un modo que respete y fomente la libertad de los demás. La verdadera prueba de nuestra devoción por la libertad no ha hecho más que empezar.
»He recorrido un largo camino hacia la libertad. He intentado no titubear. He dado pasos en falso en mi recorrido, pero he descubierto el gran secreto. Tras subir a una colina, uno descubre que hay muchas más colinas detrás. Me he concedido aquí un momento de reposo, para lanzar una mirada hacia el glorioso panorama que me rodea, para volver la vista atrás hacia el trecho que he recorrido. Pero solo puedo descansar un instante, ya que la libertad trae consigo responsabilidades y no me atrevo a quedarme rezagado. Mi largo camino aún no ha terminado».
Nelson Mandela, El largo camino hacia la libertad
Prólogo
Habían pasado tres meses desde nuestra boda cuando Madiba se sentó a escribir el primer capítulo de lo que sería la secuela de su autobiografía, El largo camino hacia la libertad.
Un sentimiento de deber para con su organización política y la lucha por la liberación del sur de África en su conjunto motivaron su decisión de escribir El largo camino. Y fue un sentimiento de deber para con los sudafricanos y ciudadanos del mundo lo que le impulsó a comenzar la obra que hoy se publica, El color de la libertad.
Quiso contar la historia de sus años como primer presidente de una Sudáfrica democrática, reflexionar sobre los asuntos que les habían ocupa do a él y a su gobierno, así como analizar los principios y las estrategias que habían tratado de adoptar a la hora de abordar los innumerables desafíos a los que se enfrentaba la nueva democracia. Por encima de todo, quiso escribir sobre la consolidación de un sistema democrático en Sudáfrica.
Durante unos cuatro años el proyecto ocupó un lugar preponderante en su vida y en la de su círculo más cercano. Escribía meticulosamente, con pluma estilográfica o bolígrafo, aguardaba los comentarios de sus colegas de confianza, y seguidamente reescribía una y otra vez hasta que consideraba que podía pasar al siguiente capítulo o sección. Cada paso que daba reflejaba su compromiso ante las consultas. Siento un especial agradecimiento hacia el profesor Jakes Gerwel y la secretaria personal de Madiba, Zelda la Grange, que tanto aliento le infundió y que apoyó el proyecto en infinidad de sentidos durante este periodo.
Las exigencias que el mundo le imponía, las distracciones de toda índole y el paso de los años dificultaron el proyecto. Perdió empuje y, con el tiempo, el manuscrito se quedó aparcado. A lo largo de los últimos años de su vida a menudo hablaba de ello, preocupado por haber dejado inconcluso el trabajo.
Este libro constituye un esfuerzo colectivo por completar el proyecto de Madiba. Relata la historia que quería compartir con el mundo. Completado y narrado por el escritor sudafricano Mandla Langa, los diez capítulos originales, junto con otros escritos y reflexiones de Madiba de ese periodo, han sido entretejidos con elegancia; la voz de Madiba se deja sentir con claridad a lo largo del relato.
Mandla ha realizado la extraordinaria tarea de escuchar a Madiba y hacerse eco de su sentir como autor. Joel Netshitenzhe y Tony Trew, asesores de confianza y miembros del equipo de Madiba durante su presidencia, realizaron una extensa y rica labor de investigación y análisis y la narración preliminar; la Fundación Nelson Mandela respaldó nuestra iniciativa a nivel institucional. Mi agradecimiento a todos ellos, así como a nuestros coeditores, por permitirnos materializar el sueño de Madiba.
Es mi deseo que la historia de Madiba sirva de acicate e inspiración a todos los lectores para trabajar en pro de soluciones sostenibles a la infinidad de problemas inextricables del mundo. El título del libro se extrae del último párrafo de El largo camino, donde Madiba menciona que sube a la cima de una colina y hace un breve descanso antes de reanudar su largo camino. Ojalá todos encontremos lugares para descansar pero nunca nos entretengamos demasiado en los caminos que emprendemos.
Graça Machel
Nota para los lectores
Una considerable proporción del contenido de esta obra se ha extraído de los escritos de Mandela, que abarcan textos de las memorias inconclusas de su mandato presidencial así como notas personales y discursos pronunciados en el Parlamento, en mítines políticos o en foros internacionales en calidad de defensor de los derechos humanos.
Las memorias que no finalizó, The Presidential Years, constan de un borrador de diez capítulos, la mayoría de los cuales incluyen varias versiones, además de notas preliminares de futuros capítulos. La secuencia de las versiones de estos capítulos no siempre se refleja de manera definida en los documentos de archivo. El texto de este libro ha sido extraído de ent re los borradores de los capítulos y la recopilación de notas.
En un esfuerzo de fidelidad a la integridad histórica de los escritos de Mandela, se han realizado escasas labores de edición en el texto recopilado, salvo la introducción de comillas y de la fuente cursiva para los títulos de los libros o periódicos, y ocasionalmente se han insertado comas para matizar el sentido o se han corregido los contados casos de erratas en la escritura de los nombres. Las aclaraciones editoriales para el lector se acotan entre corchetes. Se ha dado uniformidad a las citas extraídas de entrevistas donde Mandela hablaba prescindiendo de notas para mantener la coherencia con el estilo editorial de la narración.
Para facilitar la lectura, se ha incluido un extenso glosario de personas, lugares y acontecimientos de relevancia (Apéndice B), junto con un listado de abreviaturas de organizaciones (Apéndice A), un mapa de Sudáfrica (Apéndice D) y una breve cronología del periodo de la vida de Mandela comprendido desde su liberación en 1990 hasta la investidura de su sucesor, Thabo Mbeki, en 1999 (Apéndice C).
Prefacio
Para muchos sudafricanos, la festividad del 16 de diciembre de 1997 será recordada como un relevante hito en el largo camino de Nelson Mandela más que por su conmovedor origen, que conmemora simultáneamente la victoria de los voortrekkers sobre las tropas amaZulu en 1838 y el establecimiento de Umkhonto we Sizwe (MK), el brazo armado del Congreso Nacional Africano (CNA) en 1961. Tras haber sufrido diversas modificaciones en su denominación, finalmente fue rebautizado en 1994 como Día de la Reconciliación.
Aquel martes a mediodía, cuando las temperaturas en la ciudad de Mafikeng, en la provincia del Noroeste, ya rondaban los cuarenta grados, los más de tres mil delegados congregados para la 50.ª Conferencia Nacional del CNA aguardaban embelesados en silencio a que el presidente Mandela pronunciara su discurso político. Minutos antes había estado sentado en el estrado entre la jefatura del saliente Comité Ejecutivo Nacional, con un esbozo de sonrisa en el rostro mientras escuchaba el fervoroso canto de consignas de liberación, que fue interrumpido por calurosos aplausos cuando él se dirigió hacia el podio.