INTRODUCCIÓN
Está en la cresta de la ola. Pocos pueden poner en duda que, en la actualidad, Yolanda Díaz es el personaje de la escena política española que más expectación despierta, que más ilusiones recoge y al que más incertidumbres rodean. Tras ser nombrada vicepresidenta segunda del Gobierno y designada por Pablo Iglesias como posible candidata de Unidas Podemos a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales, el «ojo de Sauron» político, mediático y social ha girado hacia ella.
Díaz lo sabe, lo sufre y lo administra. Todavía no ha confirmado oficialmente si va a ser candidata, apenas se ha salido de su campo político como vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, y gestiona sus tiempos. Por el momento, no quiere dejar de hacerlo.
Mientras, la esfera política y mediática controla día a día cada uno de sus pasos, de sus palabras, de sus gestos y su imagen. Los medios de derecha ya la tienen en su punto de mira desde hace meses. El PSOE la observa con simpatía y un punto de recelo y en Unidas Podemos cada partido está buscando su espacio en su proyecto. En la sociedad, según las encuestas, gusta... y gusta mucho.
Nadie puede asegurar con plena certeza qué le deparará su futuro político, ni en los próximos meses ni en los próximos años, y hay todo tipo de apuestas políticas a favor y en contra. Unos opinan que está todavía por ver si llegará a ser candidata y si la siempre turbulenta izquierda se pondrá de acuerdo alguna vez para ir unida, con Díaz al frente. Otros creen que, si consigue ser candidata, no pasará de salvarle los muebles a Unidas Podemos. Incluso no faltan voces ilusorias que sueñan con que logrará sumar una mayoría de izquierdas que consiga dar el sorpaso al PSOE y la convierta en la primera presidenta del Gobierno de España.
Este libro no pretende averiguar el futuro ni apostar por cuál de estas tres hipótesis es la más probable. Simplemente se limita a contar quién es Yolanda Díaz, a relatar su trayectoria personal y política, a explicar el trabajo que ha realizado hasta ahora en el Gobierno y a esbozar lo que puede ser su futuro proyecto político de cara a las próximas elecciones generales, inicialmente previstas para 2023.
En el tablero político ha sido señalada como la «dama» de la izquierda para la próxima partida electoral... La «dama roja». Está todavía en la casilla de inicio, observando a las otras piezas y los primeros movimientos a su alrededor. Pero hace meses que está preparando la jugada, aunque será solo ella quien decida cómo mover y, sobre todo, cuándo hacerlo.
Cerca de medio centenar de personas de su entorno familiar, personal y político se han prestado a opinar para este libro, recordando sus experiencias y encuentros con ella a lo largo de su trayectoria y en distintas etapas de su vida. Este libro es la historia de una mujer que ha llegado a ser vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, que puede llegar a ser candidata a la Presidencia del Gobierno de este país y por la que ahora pasa, en buena medida, el futuro de toda la izquierda. Yolanda Díaz es la primera que lo sabe, aunque si alguien le pregunta, todavía contestará que... no.
Yolanda Díaz se enteró de que iba a ser ministra de Trabajo mientras limpiaba los cristales de su casa en Ferrol. «Siéntate», le dijo la persona que la llamó por teléfono tras preguntarle qué estaba haciendo. Ella buscó dónde ubicarse y abandonó la faena hogareña.
Cuando estuvo acomodada, la voz que estaba al otro lado del teléfono le dijo que se había llegado a un acuerdo para conformar un Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos liderado por Pedro Sánchez, y que ella iba a ser la próxima ministra de Trabajo y de Economía Social en ese nuevo Ejecutivo. Su interlocutor telefónico le reconoció que en la negociación no había conseguido que asumiera también el área de Seguridad Social, ligada históricamente a la cartera de Trabajo, pero que no dejaba de ser muy importante que el área laboral estuviera en manos de la formación morada.
Díaz, siempre escéptica y propensa a decir no, le respondió que no volviera con la misma película que ya le había contado unos meses antes, cuando su nombre se había barajado para ese puesto, pero se había frustrado con la investidura fallida del candidato socialista tras las elecciones de abril de 2019. También le trasladó que estaba convencida de que, finalmente, Pedro Sánchez le iba a volver a engañar y no se concretaría ningún Gobierno de coalición.
Sin embargo, todos estos reparos a ser ministra estaban ya previstos por la persona que estaba al otro lado del teléfono, que conocía tan bien a Díaz como para anticipar cuál iba a ser su primera reacción y su primera respuesta. Esa persona no era otra que Pablo Iglesias.
El entonces líder de Unidas Podemos, al que aliados y enemigos siempre le han reconocido sus dotes como estratega político, desistió de buscar argumentos o recurrir a cualquier manual de persuasión para intentar convencerla. Iglesias sabía de sobra que eso nunca funciona con la política gallega, así que, tras hacerle el anuncio, colgó el teléfono dejando a Díaz casi con la palabra en la boca y sin capacidad de insistir en sus explicaciones sobre su no.
Así, la trayectoria de Díaz en el Gobierno de coalición, que la ha llevado a ser la líder más importante en el espacio a la izquierda del PSOE, comenzó sin el sí de la dirigente a fraguar su futuro político. Ese día incluso hubo algún riesgo de que acabase con todas las posibilidades y contestase públicamente con un no rotundo a la propuesta de Iglesias.
De hecho, hasta el secretario general del Partido Comunista de España (PCE), Enrique Santiago, llamó esa mañana a Díaz tras saber el anuncio de Iglesias. Conoce bien a la militante de su partido y su propensión antropológica a decir no. El veterano comunista no aclara si aquella llamada fue clave para que Díaz no se bajara ese mismo día del tren en el que la había montado Iglesias sin saberlo y sin pedírselo, y del que tuvo muchas tentaciones de apearse. Pero otras fuentes sí apuntan a que esa conversación con el líder del PCE fue clave para que Yolanda Díaz siguiera en el tablero de juego y no desmontara esa misma mañana los planes del líder de Unidas Podemos.
«Es obligación del secretario general del PCE hacer todo lo posible para que toda la militancia esté cómoda en nuestro partido. Pero las decisiones que toma Yolanda no son gracias a personas concretas, sino al resultado de una trayectoria política y social coherente», nos comentó Enrique Santiago al ser preguntado por dicha llamada.
Pero es que ver a Yolanda Díaz decir no es una escena que se ha repetido más de una vez y que en el presente sigue replicándose de manera cíclica. De hecho, a día de hoy, todavía no ha dicho oficialmente que sí al encargo de ser la candidata de Unidas Podemos a las próximas elecciones generales.
Al día siguiente de la conversación con Pablo Iglesias, el 12 de noviembre de 2019, Yolanda Díaz cogió un vuelo para Madrid y antes de aterrizar ya supo del acuerdo de diez puntos alcanzado para formar el primer Gobierno de coalición de la historia de España. Díaz estuvo presente en aquel abrazo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que sellaba el pacto, pero ya no tuvo oportunidad de decir que no quería ser ministra, porque el propio líder de Unidas Podemos no le quiso dar la posibilidad de negarse.