Diseño de coleccion: Editorial Planeta Colombiana S.A
Diseño y diagramación: Juan Galvis
©2018, Luciano Wernicke
©2018, Editorial Planeta Colombiana S.A
Calle 73 N° 7 - 60, Bogotá
Primera edición: Enero 2018
ISBN - 10: 978-958-42-6692-7
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PROLOGO
Podría decirse que la historia de la selección de Colombia es bastante reciente, o que comenzó a gestarse tarde. En 1938, luego de varios años de disputas intestinas, la nación cafetera logró conformar su primera asociación nacional y enviar una delegación a la IV edición de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, realizada en Panamá. Allí, el equipo debutó el 10 de febrero con una derrota ante México, por 3 a 1. Para entonces, Brasil estaba a punto de intervenir en su tercer Mundial. Argentina ya había disputado casi doscientos encuentros, la mitad de ellos ante Uruguay. La escuadra celeste, además, ya había ganado una Copa del Mundo, siete Copas América y dos Juegos Olímpicos, en la época en la que este certamen equivalía a un Mundial.
Desde entonces, el camino de la escuadra cafetera fue largo, duro, más amargo que dulce, con alegrías a cuentagotas -un 0-5 en Buenos Aires por la eliminatoria para el Mundial de Estados Unidos o una Copa América en 2001, único título a nivel de selecciones mayoresy muchas decepciones, como quedarse fuera de tres copas consecutivas –Corea-Japón 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. Como dijo el delantero Luis Fernando Muriel, “fue duro crecer sin poder ver a la selección en un Mundial”. Sin embargo, la constitución de un proyecto serio y sólido hace seis años, con la asunción de José Pekerman, depositó al equipo colombiano en la elite del fútbol.
A las puertas del Mundial de Rusia 2018, Curiosidades de la Selección Colombia repasará las historias más divertidas del equipo amarillo en los Mundiales, la Copa América o las eliminatorias.
Luciano Wernicke
BOICOT
Si bien no hay registros vinculados a un presunto interés de Colombia por participar del Mundial de Francia 1938, en Argentina se asegura que la nación cafetera apoyó su candidatura para organizar este tercer torneo, el último antes del vacío obligado por la Segunda Guerra Mundial. Durante los Juegos Olímpicos que en 1936 se desarrollaron en Berlín, el Comité de la FIFA se reunió en la Opera Kroll de la capital alemana para designar la sede en la que se efectuaría dos años después la tercera Copa del Mundo. Argentina, único país que presentó una postulación por América, confiaba en ser electa, debido a que el campeonato anterior se había efectuado en Europa (Italia) y algunos años antes se había convenido “de palabra” que los Mundiales se disputarían alternativamente entre ambos continentes. Sin embargo, los votos de los estados asociados a la federación, en su mayoría europeos, se inclinaron hacia otro pretendiente, Francia. La decisión estuvo sustentada, en parte, por intereses políticos -se argumentó, entre otras cosas, que significaba un tributo al francés Jules Rimet, presidente de la FIFA y “alma mater” del certamen- y, en alguna medida, por las enormes distancias que la mayoría de los participantes debía recorrer para llegar hasta Buenos Aires. Derrotada en la elección, la selección albiceleste renunció a intervenir en el torneo e intentó convencer al resto de las naciones americanas para que se sumaran a un boicot en reclamo a que la tercera copa debía ser organizada por un estado criollo. De esta forma, Uruguay, Estados Unidos, México, El Salvador, Costa Rica y Surinam retiraron sus inscripciones y se unieron a la protesta. También Colombia, de acuerdo con las noticias de la época y antiguos libros de historia del fútbol redactados en Buenos Aires y otros países, como La fabuleuse histoire de la Coupe du Monde del periodista francés Thierry Roland. Aquel alejamiento continental no resultó del todo exitoso debido a que dos naciones, Brasil y Cuba, le dieron la espalda al reclamo argentino y enviaron a París a sus respectivas delegaciones.
INDULGENCIA CHARRÚA
Debieron pasar 17 campeonatos continentales para que Colombia hiciera, por fin, su debut en la Copa América. La ‘tricolor’ recién participó del decimoctavo campeonato, jugado en Chile en 1945. La llegada del equipo cafetero al certamen –se afirma que estuvo integrado mayoritariamente por jugadores del Club Deportivo Junior de Barranquilla, por la deserción de los equipos de Bogotá, Cali y Medellín- fue verdaderamente a pulmón, y no sólo por ser representado por futbolistas amateurs: los propios deportistas debieron pagar sus pasajes para trasladarse hasta la capital chilena. El trayecto, además, fue un verdadero martirio. Mientras la mayoría de las delegaciones utilizó aviones para viajar de manera directa hasta la sede, los colombianos iniciaron el recorrido en un barco que siguió el curso del río Magdalena. Luego, abordaron un tren en Puerto Berrío y, en la frontera sur de su patria, tomaron un micro que demoró varios días en cruzar Ecuador y arribar a Perú. En Lima, la odisea obligó a los jugadores a participar en partidos de exhibición para recaudar el dinero que les permitiera proseguir la marcha por mar hacia Valparaíso, principal puerto chileno. Pero esos encuentros no fueron de fútbol, ¡sino de béisbol! Reunida la plata, en un muelle de El Callao los muchachos abordaron un buque que transportaba azúcar. Empero, en el barco había sólo dos camarotes disponibles. Como las comodidades no alcanzaban para toda la delegación, los futbolistas debieron turnarse para descansar en las camas de sus compartimientos, aunque varios también durmieron acostados sobre bolsas rellenas de azúcar. Finalmente, al llegar a Valparaíso el equipo tomó un tren que lo dejó, por fin, en su destino. La aventura duró “apenas” 24 días.
El 21 de enero de 1945, en el estadio Nacional de Santiago, Colombia jugó su primer compromiso oficial ante Brasil: cayó por un “estrecho” 3 a 0. El siguiente partido del conjunto cafetero fue menos venturoso, porque el 28 de enero, en el mismo césped, Uruguay le dio un baile tremendo que terminó 7 a 0. Empero, los vencedores tuvieron un gesto inusual: en el segundo tiempo, cuando la cuenta llegaba al quinteto, el árbitro brasileño Mario Vianna expulsó al delantero Roberto ‘Perro’ Gámez por una fuerte falta contra un rival. No obstante, Gámez continuó en la cancha hasta el final porque el referí aceptó revertir su decisión a pedido de los futbolistas de... ¡Uruguay!
En esa misma competencia, Colombia fue también goleada 9 a 1 por Argentina: el descuento, primer tanto cafetero en el certamen continental, fue obra de Arturo ‘Guarapito’ Mendoza. El técnico del equipo fue Roberto Meléndez, quien también actuó como jugador en la derrota 2 a 0 contra Chile. A pesar de las goleadas, Colombia se dio el gusto de terminar en el quinto puesto del torneo entre siete participantes, gracias a una victoria sobre Ecuador, por 3 a 1, y un empate ante Bolivia, de 3 goles por bando.
ESPECTADOR DE LUJO
El 23 de diciembre de 1947, a la hora señalada para que Perú y Colombia se enfrentaran por la Copa América que Ecuador organizó en Guayaquil, el árbitro brasileño Mario Heyn se convenció de que el juez de línea chileno Francisco Rivas no llegaría a tiempo al estadio George Capwell para cumplir con su tarea. Para evitar que el encuentro fuera suspendido y postergado, lo que hubiera atrasado el desarrollo del certamen, Heyn tomó una medida extraordinaria: convocó a un espectador para que lo asistiera desde uno de los laterales. El juez se aseguró de que el muchacho elegido fuera ecuatoriano y no colombiano ni peruano, para evitar suspicacias, a pesar de que ninguno de los dos equipos tenía ya posibilidades de ganar la competencia, y sólo le pidió que le marcara la salida de la pelota por la línea lateral. En ese particular contexto, Perú se impuso por 5 a 1.
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