El libro de Enoc
Anónimo
Prana
Edición Smashwords
D.R. 2006 Editorial Lectorum, S.A. de C.V., Centeno 79-A, Col. Granjas Esmeralda C.P. 09810, México, D.F.
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Primera edición: agosto de 2006
ISBN edición impresa: 970-732-175-X
D.R Traducción: Florentino García M. Traducción y características tipográficas aseguradas conforme a la ley. Prohibida la reproducción parcial o total sin autorización escrita del editor.
Índice
El Libro de Enoc (o Henoc) es un apócrifo seudoepigráfico intertestamentario que forma parte del canon de la Iglesia ortodoxa etíope pero no es aceptado como canónico por las demás iglesias cristianas. Las únicas versiones íntegras de este libro que se conservan están en ge’ez, lengua litúrgica de la Iglesia etíope, pero son conocidas varias partes en griego, siriaco, armenio, árabe y latín, y han sido encontrados varios fragmentos en arameo y uno en hebreo, en Qumrán. La tradición atribuía su autoría a Enoc (transcrito también como Henoc o en inglés Enoch), bisnieto de Noé. En la actualidad se cree que el texto fue redactado por varios autores judíos entre los siglos III a.C. y I d.C.
Existen otros dos obras: el Segundo Libro de Enoc, conservado en eslavo eclesiástico, y el Tercer Libro de Enoc, en hebreo. Esta introducción sólo hace referencia al primero.
Partes
El libro que hoy conocemos, editado tal vez en el siglo primero de nuestra era, consta de varias partes escritas entre los siglos III a.C y I d.C. Estas partes son:
Libro del Juicio: capítulos 1 al 5, trata las palabras de bendición de Enoc a los justos, que vivirán cuando los impíos sean condenados. Se estima que su composición data de antes del 200 a.C.
Libro de los Vigilantes o Caída de los ángeles: capítulos 6 a 36, se centra en el tema de los Vigilantes (ángeles) que, concordando con Genesis 6:1-5, tuvieron relaciones sexuales con mujeres y engendraron gigantes, héroes famosos que desataron la violencia sobre la tierra y pervirtieron a la humanidad. Escrito antes del 160 a.C.
Libro de las parábolas o El mesías y el reino capítulos 37 a 71, de carácter mesiánico, profetiza la venida del Hijo del Hombre, la caída de los reyes y poderosos y el día del Elegido. Es la única parte que no se ha encontrado en los manuscritos de Qumrán. Escrito después del 63 a.C., a finales del siglo I a.C., o en el siglo I d.C.
Libro del cambio de las luminarias celestiales o Libro astronómico: capítulos 72 a 82, expone en detalle el calendario solar hebreo, en concordancia con el Libro de los Jubileos. Fue escrito entre el 250 y el 190 a.C.
Libro de los sueños: capítulos 83 a 90, refiere dos visiones apocalípticas obtenidas por Enoc en sueños; la primera simplemente anuncia que la Tierra será destruida y la segunda es una historia de la humanidad y de Israel hasta el fin de los tiempos, en la que los actores son representados como animales simbólicos. Escrito entre los años 161 y 125 a.C.
Carta de Enoc o Apocalipsis de las semanas: capítulos 91 a 105, divide la historia en diez semanas, interpretando el pasado y proyectándose escatológicamente al futuro. Escrito después del año 135 a.C., probablemente entre el 110 y el 60 a.C.
Fragmento del libro de Noé: capítulos 106 y 107, parecen ser una parte del Libro de Noé, que se ha perdido pero presente en los manuscritos del Mar Muerto. Predice los crímenes de la humanidad y el advenimiento de tiempos mesiánicos con el triunfo de los justos. El capítulo 108 explícitamente dice que es otro Libro de Enoc y falta en varios manuscritos.
Contenido
Se trata de un libro apocalíptico. En el capítulo 7 (capítulos 3-6) narra la caída de los Vigilantes, que engendraron con mujeres humanas a los nefilim o “gigantes” (a estos también se refiere el pasaje de Génesis 6:1-7: “Ellos devoraron todo el trabajo de los hombres hasta que éstos ya no alcanzaron a alimentarlos más. Entonces los gigantes se volvieron contra los hombres y empezaron a devorarlos y empezaron a pecar contra los pájaros, y contra las bestias y los peces y a devorar unos la carne de los otros y se bebieron la sangre. Entonces la tierra acusó a los violentos por todo lo que se había hecho en ella”).
Se acusa a los ángeles guardianes por haber desviado su misión y encarnado la explotación, la opresión, la destrucción de los ecosistemas, la guerra, el oro, la vanidad, la brujería, la fornicación y el engaño (8:1-3). Y como parte de la humanidad era aniquilada, su clamor subió al cielo (8: 4). Los arcángeles Miguel, Sariel (Uriel), Rafael y Gabriel, al ver la sangre derramada y la injusticia se dijeron que la tierra desolada grita hasta las puertas del cielo por la destrucción de sus hijos. Yahveh los envía entonces a encadenar a los Vigilantes y a destruir a los gigantes pues han oprimido a los humanos. Los ángeles caídos rogaron a Enoc que intercediese por ellos ante Yahveh.
Luego el libro describe la visita de Enoc al cielo en forma de una visión, y sus revelaciones. Una parte significativa del texto se dedica a describir los movimientos de los cuerpos celestes, en relación con el viaje de Enoc al cielo, con el objetivo de detallar el calendario base de las fiestas de la Ley.
Buena parte del libro se dedica a denunciar a los opresores y reyes de la tierra y anuncia su derrota final: Este castigo con que son castigados los ángeles es un testimonio para los reyes y los poderosos que poseen la superficie de la Tierra. Desgracia para los que edifican la iniquidad y la opresión y cimientan sobre el fraude, porque serán derrumbados de repente y no habrá paz en ellos... Habrá un cambio... los justos serán victoriosos. Desgracia para vosotros ricos, porque os confiáis en vuestras riquezas, seréis privados de ellas. El Libro de Enoc asume la continuidad del discurso de los profetas y anticipo del mensaje cristiano, enfatizando en la venida del Hijo del Hombre. Es una expresión de la literatura apocalíptica como esperanza de los humildes.
Los cristianos y el Libro de Enoc
Este libro muy apreciado por los primeros cristianos, como lo atestigua la Epístola de Judas (14-16), que cita un pasaje del Libro de Enoc; la referencia en Pedro 2:4 y la epístola no canónica de Bernabé. Muchos Padres de la Iglesia y cristianos destacados se refieren al libro, y lo citan en sus obras. Autores como Justino Mártir (100-165), Atenágoras (170), Taciano (110-172), Ireneo (130-208), Orígenes, Clemente de Alejandría (150-220), Tertuliano (160-230), Lactancio (260325), Metodio de Filipo, Minucio Félix y Comodiano, entre otros, consideraron el libro de inspiración divina. Un defensor de este libro fue el obispo Prisciliano, quien curiosamente fue el primer cristiano condenado a muerte y ejecutado por cristianos, por una supuesta herejía en 385.
Referencias a Enoc se encuentran en múltiples versículos del Nuevo Testamento, v.g. Mateo 3:12, 5:4-12, 11:28, 13:3132, 24:14, 24:27 , 26:64; Marcos 13:24-27, 14:21, 14:62; Lucas 1:52, 2:13-14, 6:24, 9:35, 16:13, 16:23-31, 24:36; Juan 3:20; 1 Corintios 6:2-3; Efesios 3:18, 5:13; Filipenses 1:18; 2 Tesalonicences 2:2; Hebreos 11:5; 1 Pedro 3:19-20; Judas 1:6; Apocalipsis 3:17, 6:10, 8:2, 12:16, 16:14, 19:19, 20:1-3, 21:23-24.
Sin embargo, fue definitivamente apartado del canon tras el Concilio de Laodicea, en 364. En algún momento posterior, la versión griega del libro se perdió (el último en citar pasajes del libro fue el monje bizantino Jorge Syncellus, en el siglo VIII). Es muy posible que la traducción al ge’ez se hubiese realizado en el siglo VI, una época de gran actividad en la iglesia etiope, durante la cual se tradujeron numerosos textos religiosos.
Dado por perdido en occidente durante casi un milenio, a finales del siglo XVIII, sin embargo, el famoso viajero James Bruce trajo de Abisinia tres copias de la obra. Uno de los manuscritos fue traducido al inglés en 1821 por Richard Laurence; en 1891 y 1912 se realizaron nuevas ediciones, base del mayor conocimiento del texto, siendo muy conocida la última, publicada por Robert Henry Charles, en 1913. Una edición completa de los escritos relacionados con el Libro de Enoc, incluyendo los últimos hallazgos, fue realizada por el erudito católico John T. Milik, en 1976.
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