1. Teología. I. Título.
CDD 230.01
INTRODUCCIÓN
El mundo cristiano en general, entiende que la muerte de Jesús fue una provisión divina para procurar la salvación de los hombres. La Biblia es muy clara cuando dice que somos salvos por gracia, y no por obras: “ Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe ” (Efesios 2:8–9).
Pero, ¿Qué lugar ocupa la obediencia en el esquema establecido por el Nuevo Testamento? ¿Es suficiente para el cristiano convertido tan sólo creer en Cristo y su gracia para obtener la salvación, sin tener en cuenta la obediencia a los mandamientos de Dios? ¿Vivir bajo el “Nuevo Pacto” significa vivir en desobediencia?
La palabra de Dios, es la única norma que debe guiar a todo aquel que busca la verdad. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento, de forma armoniosa y perfecta, muestran al hombre el mensaje de amor de Dios. Solo en ella encontramos el verdadero camino, la explicación del gran conflicto entre las fuerzas divinas y satánicas, y la segura promesa del segundo advenimiento de nuestro Señor Jesucristo. Solo el estudio de la Palabra de Dios guiado por el Espíritu Santo, puede darnos la clave para comprender los amorosos designios de nuestro creador. Jesús dijo: “ Santifícalos en tu verdad, tu Palabra es verdad ” (Juan 17:17)
Un estudio sincero, minucioso y personal de la Biblia nos revelará lo que Dios quiere de nosotros. Sin embargo, conocemos la gran cantidad de iglesias, denominaciones y sectas, que esgrimen la Palabra de Dios para fundamentar doctrinas que no son bíblicas. Ya en los tiempos apostólicos el surgimiento de las falsas doctrinas fue un problema que debió enfrentarse en forma directa.
¿Por qué estoy escribiendo este libro? Hace mucho tiempo, mi abuelo me obsequió un pequeño libro titulado “¿Por qué guardamos el domingo?”. Lo leí detenidamente, pero a medida que avanzaba en su lectura, encontraba incongruencias con versículos de la Biblia que yo conocía muy bien. Mi abuelo no aceptaba que yo pensara distinto, su único deseo era convencerme, y fue así como decidí escribir este libro a modo de respuesta.
El pequeño libro arriba citado, dice en su prefacio: “Conviene ser celosos de la pureza doctrinal… el más grave peligro del error consiste en que tiene apariencia de verdad”… y en este punto, coincido plenamente con el autor.
“La ley y la gracia”, son dos términos a los que podemos considerar excluyentes, o por el contrario, descubrir la maravillosa concordancia que los envuelve en el contexto bíblico.
Todos los pasajes bíblicos citados, son de la versión Reina Valera 1960, salvo indicación en contrario.
Los resaltados o subrayados, en citas bíblicas y literarias, me pertenecen salvo indicación en contrario.
NOTA
Esta obra, como anticipé en la introducción, toma como objeto de estudio un pequeño libro titulado “¿ Por qué guardamos el domingo? ”, escrito por el pastor evangélico Domingo Fernández. (Editorial Casa Bautista de Publicaciones, año 1971), en él, el autor hace una crítica a los Adventistas del Séptimo Día y a sus doctrinas, utilizando para ello adjetivos despectivos como “judaizantes modernos”, “perturbadores”, etc. Para finalmente concluir que el día de reposo establecido por Dios, es decir el sábado (Éxodo 20: 8), quedó abolido o “clavado en la cruz”, justificando de ese modo, el cambio del sábado al domingo como día de adoración para los cristianos.
En sus primeras páginas hace una breve referencia a los orígenes del adventismo, no sin errores históricos y opiniones tendenciosas que fácilmente pueden refutarse pero que exceden el objetivo de esta obra.
El apóstol Pedro fue muy claro al decir: “ … hay algunas cosas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen para su propia perdición” (2° Pedro 3: 16). Por este motivo, es necesario estudiar en profundidad la Palabra de Dios, para vivir de acuerdo con la pura doctrina presentada en ella, y pedir a Dios, ser llenos del Espíritu Santo para aceptar su verdad en lugar de acomodarla a nuestra conveniencia.
Considero oportuno realizar esta pequeña obra para todos aquellos que con sinceridad buscan la verdad en la Palabra de Dios, pero que tal vez hayan sido influenciados por el libro en cuestión o algún otro libro con doctrinas similares.
El primer capítulo de “¿Por qué guardamos el domingo?”, se titula “La ley y la gracia”, título que doy también a mi primer capítulo.
Capítulo 3
EL PROBLEMA DE LOS GALATAS
En Gálatas, Pablo defiende la “libertad” de los nuevos conversos, (gentiles), en contra de las leyes que los judíos querían imponerles. “Más ni aún Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse” (Gálatas 2:3), y por la información que aquí nos da el apóstol, ya sabemos que el punto de desacuerdo era la circuncisión, además, si analizamos todo el resto del capítulo, veremos que Pablo no habló de otro tema, y en el último versículo dice: “No desecho la gracia de Dios; pues, si por la ley fuese la justicia, entonces, por demás murió Cristo” (Gálatas 2:21). El tema es simple, los judíos conversos, aún continuaban cumpliendo con todas las leyes rituales, y querían obligar a los nuevos cristianos a observarlas también.
Analizando todo el contexto del libro de Gálatas, encontramos que el tercer capítulo habla de principio a fin, de la justificación por la fe. Pablo trata de explicar que nadie puede ser justificado por la ley, y recuerda que el mismo Abraham fue justificado por fe, (incluso viviendo bajo el pacto de la ley).
Llegamos al cuarto capítulo. Primero, sigue hablando de la justificación por la fe, y después, agrega otra problemática: “Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años, me temo de vosotros que haya trabajado en vano con vosotros” (Gálatas 4: 10, 11). Pablo aquí nos hace saber, que además de la circuncisión, los judíos querían imponerles a los gálatas, otras leyes, como el guardar los días, los meses, los tiempos y los años. Algo similar dice en (Col. 2: 16, 17).
Estos nuevos conversos, se enfrentaban a declaraciones como: tienen que circuncidarse, tienen que guardar las festividades judías, etc. Esta era una situación compleja para Pablo, ya que algunos de estos recién convertidos, se dejaban convencer, y caían en esas inútiles leyes rituales, como si Cristo aún no hubiese muerto para redimirnos. Es entendible aquí, que el apóstol haya tenido que decir “¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu ahora vais a acabar por la carne? (Gálatas 3:3)
En (Gálatas 4: 10, 11) hace referencia a los días de reposo ESTABLECIDOS por el pacto de la ley, y habla en contra de su observancia. ¿A qué días de reposo se refería Pablo? Ya vimos, que el sábado semanal no fue establecido en la ley sino incluido en ella, existiendo desde antes de la entrada del pecado. Entonces, ¿Qué días de reposo eran éstos que para Pablo ya no era necesario observar? Para comprender esta cuestión, debemos saber que había diferentes “días de reposo” que no formaban parte de los diez mandamientos, como por ejemplo, el reposo del primer día del mes, al que se llamaba “