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Felipe Pigna - Calles

Aquí puedes leer online Felipe Pigna - Calles texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2022, Editor: Planeta Argentina, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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    Calles
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    Planeta Argentina
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    2022
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Calles: resumen, descripción y anotación

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Este no es un libro tradicional, uno de esos que empiezan y terminan, que se leen linealmente, perfectamente como una novela o un volumen de cuentos, aunque podrías perfectamente abordarlo de manera ortodoxa y disfrutar de la lectura. Tampoco es un diccionario de las calles de Buenos Aires, una obra de referencia a la cual recurrir cuando queramos saber por qué una calle se llama como se llama; sin embargo, al final encontrarás un índice onomástico donde buena parte de las calles están ordenadas alfabéticamente para que puedas encontrarlas. Por último, tampoco es un volumen individual: se trata de una colección que está en proceso y que pretende ir tan lejos como pueda. Calles. Para perderse y encontrarse en la historia argentina es una colección de misceláneas, curiosidades y datos ocultos que contiene varias formas de lectura en simultáneo. Por un lado, es una manera poco académica de leer nuestra historia a través de los nombres que forman el trazado urbano. Por otro, es la puerta de entrada para realizarse varias preguntas respecto de la elección de esos nombres: ¿Quién tiene más calles relacionadas, San Martín, Sarmiento o Colón? ¿Hay más unitarios o más federales? ¿Quiénes son los peronistas, radicales y socialistas? A través de las batallas intestinas y los conflictos basales de nuestra nación, podemos entender decisiones políticas, económicas y sociales que todavía hoy nos definen como sociedad. Por último, es una oportunidad para revelar algunas historias poco contadas, como la tragedia de los monjes palotinos durante la última dictadura militar, la novelesca vida de Eduardo Arolas o descubrir a personajes que han cambiado nuestra vida y ni siquiera lo sabemos, como el químico Miguel Faraday. De yapa, es un buen lugar para preguntarse por las calles que todavía nos faltan: ¿Diego Maradona estará en La Paternal o en La Boca?

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FELIPE PIGNA

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PARA PERDERSE Y ENCONTRARSE EN LA HISTORIA ARGENTINA

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN
Guillermo Cao
Diego Igal
Pablo Scioscia

Pigna Felipe Calles Felipe Pigna - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - photo 5

Pigna, Felipe

Calles / Felipe Pigna. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Planeta, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga

ISBN 978-950-49-7625-7

1. Historia. I. Título.

CDD 306.0982


© 2022, Felipe Pigna

c/o Schavelzon Graham Agencia Literaria

www.schavelzongraham.com

Diseño de interior y cubierta: Juan Marcos Ventura

Todos los derechos reservados

© 2022, Grupo Editorial Planeta S.A.I.C.

Publicado bajo el sello Planeta®

Av. Independencia 1682, C1100ABQ, C.A.B.A.

www.editorialplaneta.com.ar

Primera edición en formato digital: abril de 2022

Versión: 1.0

Digitalización: Proyecto 451

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.

Inscripción ley 11.723 en trámite

ISBN edición digital (ePub): 978-950-49-7625-7


A Claudina Kutnowski, mi compañera.


«Se cumplió la belleza de la no-historia; se suprimieron los homenajes a capitanes, generales, abogados, gobernadores en los que no se recuerda el nombre de ninguna magnífica obra de madre, ninguna gracia fantástica de niño, ni suicidio sin luz de joven atontado por la vida; se dejó su muerte a los muertos y se habló solo de lo viviente: la sopita, el mantel, el sofá, la lumbre, el remedio feo, los zapatitos, la escalerita, el nido, la higuera, el pino, el oro, la nube, el perro, ¡Pronto!, las rosas, el sombrero, las risas, las violetas, el tero [...] plazas y parques con los nombres de las máximas vivencias humanas, sin apellido; calle de la Novia, el Recuerdo, el Infante, el Retiro, la Esperanza, el Silencio, la Paz, la Vida y la Muerte, los Milagros, las Horas, la Noche, el Pensamiento, Juventud, Rumor, Pechos, Alegría, Sombras, Ojos, Paciencia, Amor, Misterio, Maternidad, Alma. Se deportaron todas las estatuas que enlutan a las plazas, y su lugar quedó ocupado por las mejores rosas; únicamente se sustituyó la de José de San Martín por una simbolización del “Dar e Irse”».


Macedonio Fernández, Museo de la novela de la Eterna

(Primera novela buena), Buenos Aires, Corregidor, 1975,

pág. 203-204, citado por Alberto Gabriel Piñeiro en

Barrios, calles y plazas de la Ciudad de Buenos Aires.

Origen y razón de sus nombres, Buenos Aires,

Gobierno de la Ciudad, 2008, pág. 7.


Cuentan que cuando el 11 de junio de 1580 don Juan de Garay concretó la - photo 6

Cuentan que cuando el 11 de junio de 1580, don Juan de Garay concretó la segunda y definitiva fundación de Santa María de los Buenos Ayres, no designó más que la Plaza Mayor, que tras las Invasiones Inglesas sería la Plaza de la Victoria, la misma que poco después, revolución mediante, perdería su «r» final para llamarse Plaza de Mayo. También cuentan que había un primer trazado de ciento cuarenta y cuatro manzanas cuadradas e iguales que corrían de norte a sur y de este a oeste proyectando una idea de futura ciudad.

Leída y firmada el acta fundacional, y tras plantar la cruz eclesial y tomado juramento a las autoridades, Garay ordenó que se «enarbolara un palo o madero por Rollo público». ¿De qué se trataba? Del establecimiento formal de un madero de algarrobo que, desde entonces, sería el símbolo de la justicia. Aquel palo debía recordar a los pobladores que ningún delito sería tolerado, y aquel que acaso lo cometiera, sería atado al madero donde sería ejecutado. Por supuesto, esto corría para el pueblo. Los nobles que cometieran alguna fechoría no terminarían sus días en el amenazante algarrobo, sino, teóricamente, por otros medios. Como fuere, el palo fue plantado y allí quedó. Quien se atreviera a moverlo o destruirlo, sería condenado a muerte de inmediato.

También se sorteó quién sería el patrono de la ciudad, siendo designado por la suerte San Martín de Tours, quien salió sorteado tres veces consecutivas porque la gente de Garay se negaba a tener por patrono a un «santo francés», pero se rindieron al ver que «la providencia» lo elegía tres veces consecutivas y acordaron que todos los años el regidor más antiguo debía sacar el estandarte del santo elegido en una suerte de paseo ritual. El trazado iba desde la avenida Independencia hasta Viamonte, y desde Balcarce-25 de Mayo hasta Salta-Libertad, empleando la nomenclatura actual de las calles. Solo las cuarenta manzanas próximas a la plaza estaban destinadas a edificaciones o «solares», como se decía entonces. Garay entregó a cada poblador una cuadra en los suburbios, para que con ella «atendiera a sus indios, servicios y menesteres». Esas cuadras «lejanas» estaban a metros de la actual esquina de Viamonte y Maipú.

Juan de Garay se asignó el solar que hoy ocupa el Banco Nación. Parece que el fundador no le dio mucho valor, porque aun en el siglo XIX, la gente llamaba al lugar el «hueco de las ánimas», por descampado y abandonado.

El puerto natural era el «Riachuelo de los navíos», que desembocaba por entonces a la altura de la calle Humberto I, y el puerto comercial estaba en la actual Vuelta de Rocha, en La Boca.

Recién hacia 1734 fue necesario individualizar las calles con algún nombre. ¿Por qué? Ni por necesidad institucional ni para rendir homenajes: había que combatir el contrabando y se hacía necesario señalar los domicilios y los depósitos de los implicados en el delito, que se había constituido en una de las principales actividades económicas de la ciudad.

Un auto del entonces gobernador del Río de la Plata, el militar español Miguel de Salcedo, a quien hoy recuerda una calle de Parque Patricios, estableció la división por cuarteles y nombres. Las denominaciones se referían a edificios públicos allí establecidos –el Fuerte o el Cabildo–, a templos –de la Merced, Santo Domingo y otros–, a accidentes geográficos –de la Zanja–, al destino al que conducían –de aquella época es la única que mantuvo su nombre desde aquel entonces, Santa Fe, antes Camino de Santa Fe– o a vecinos ilustres, pero la mayoría se extrajo del santoral.

Al pintor Pedro González se le encomendó la tarea de escribir los nombres de cada calle en tablas de madera para colocar en las paredes para un bautismo oficial que no prendió demasiado: los vecinos seguían llamando a las calles por su nombre popular, aquel que le habían puesto entre todos.

En los años siguientes hubo algunas incorporaciones no muy trascendentes, hasta que, en 1808, la nomenclatura oficial tuvo la primera transformación total por orden del entonces virrey Santiago de Liniers: reemplazaron todas las denominaciones de calles y plazas con el nombre de los héroes de la reconquista y la defensa de Buenos Aires, que lograron aquella doble y memorable derrota de los ingleses.

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