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Rosendo Muñiz Soler - Un escándalo que se llama Cataluña

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Rosendo Muñiz Soler Un escándalo que se llama Cataluña
  • Libro:
    Un escándalo que se llama Cataluña
  • Autor:
  • Editor:
    Caligrama
  • Genre:
  • Año:
    2019
  • Índice:
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Un escándalo que se llama Cataluña: resumen, descripción y anotación

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Cuántas veces hemos tenido la sensación de notar que nuestras inquietudes ideológicas, tal vez, estuvieran un tanto hurgadas, por eso que nos gusta definir como los poderes fácticos. Ese estremecimiento de sentirnos un poco marionetas de lo incongruente, porque hay quien decide por nosotros, es lo que he pretendido reflejar en esta novela, laureando la historia del separatismo catalán, a través de una ficción, creando un cómputo de posibilidades que perfectamente pueden ser reales.

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Un escándalo que se llama Cataluña — leer online gratis el libro completo

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Un escán d alo quese l l ama C at aluña

Un escán d alo que

se l l ama C at aluña

Rosendo Muñiz Soler

U nes c ánda l oquesellama C ata l uña Primera e dición2019 - photo 1

U nes c ánda l oquesellama C ata l uña

Primera e dición:2019

ISBN:9788417915315

ISBNeBo o k:9788417915704

© d elt e xto:

Rosen d o M uñiz S o l er

© d eesta e dición: CA LIG R AMA,2019

Imp r esoenEs p aña–Pri n t e dinS p ain

Qu e danp r o hibi d os, d e n t r o d e l oslímitesesta b le ci d osenla l eyy b a jo l osape r cibimie n tos l egalme n te p re vistos, la r ep r o d u c ción t o tal o p a r cial d e esta o bra por cua l quier m e dio o p r o c e dimie n t o , y a sea e le ct r óni c o o m e c áni c o ,el tratamie n to in f ormáti c o , el a l qui l er o cua l quier o tra f orma d e c esión d e la o bra sin la autorización p re via y por es c rito d e l os titula r es d el c opyri g ht . Di- omsin e c esita f o to c opiaroes c anearalgúnfragme n to d eesta o bra.

A MO D O DE

PREÁMBULO

C apitulo

Cuentanqueenlosmásremotostiemposdela E dad M e dia, e xistíaporlosalr e d e doresdelaviejaciudaddel M adroñ o ,un v astoterritorioqueerapropi e daddelosCa b alleros T em p lariosdelaOrdendel T em p le.Aquello c onstituíaunam p liobos c a je,dondesedeleita b alagentede p arné p artici p andodesus c a c erías.Ese ch o llo dis c riminatorio finalizó en el siglo XVI, cuando el reyCarlosIordenótalarlosárb o les, p ara c o nv ertiraquellosterrenosen f e cundasdehesasy f értiles c amposagrí c o las.Noen v anoeraun encl a v e bien regado por impresionantes riachuelos c omo eranelSanBernardin o ,laCastellana,el M audesoelCantarranas.

En un principio la propi e dad de aquellas tierras perten e cía e x-clusi v amente a la iglesia, a una ristra de no b les c on buen ab o leng o ,ytambiénalpropioreydeEs p aña.S o lounamínimaproporciónesta b aocu p adapor c ampesinosa c audalados,yalgúnqueotrop e queño propietari o . Cambió un po c o su fisonomía cuando i b allegandoelsigloXIX,quelaagriculturafueperdiendoimpor-tancia, p ara dar p aso a una industria que p e día también su tanda.

Se empezaron a c onstruir muy po c o a po c o unas cuantas c asas p araalojaralostra b a jadores,ysefueronesbozandolasprimeras c alles y p as e os. T odo esto qu e dó de g o lpe interrumpido por la

i n v asióndelosfran c eses,que c onganasdedarguerra p araque-darse c on Es p aña, se allegaron a aquellos andurrialesinstalandosupropio c am p amentode c am p aña.Yeteaquíqueaesaguarn i -ción militar le pusieron por nombre «Chambery», muy posi b le-menteporque p artedesuss o ldadospr o vinierandeesalo c alidadfran c esa que c on aquel c alifi c ati vo , se en c ontra b a en la región deAu v ernia-Rodano-Alpes,justoenla f aldadelasmontañasd e -nominadas c omolosPrealpes.El v o xpopulideEs p aña,siempretildado de gran ardid e intuición, empezó a chapurrear aquel ape-lati v odejando p arasiempresimb o lizadoelenjambredenue v ain c orporación, c omoel b arriodeChamberí.

Despuésllegaronlasdesamortizacionesde M endizá b al,ybuena p arte de aquellos terrenos p asaron a manos de p articularesbienre v estidosdeposi b les.Unaaristo c ráti c ano b lezaempezóa c onstruirsus p ala c etesenesazona,princi p almenteenunr e c o- v e c odeaquelmagnodistrit o ,quesería b autizado c onelnombredel c o lonizadores p añ o lporlastierrasde P erú,donDiegodeAlmagr o . Con s o lo el apellido sería citado p ara siempre ese nue v oyelegante b arri o .

Y de uno de los distinguidos e dificiosque engalana b an el b arriomadrileñodeAlmagr o , p artió c omohacíaprácti c amentetodoslosdías,unj o v ensa c erdotequetodoelmundo c onocía c omomonseñorEs c ri v á.Prestoi b a p ara c ogersutra n víahastauna zona b astante delezna b le, desde la que por unos c aminos an-gostos anegados de aguazales y b arr o , se i b a a llegar hasta la r e c ata-daydes v alida b arriadadePue b loNue vo ,unhumilderesguardoque da b a c obijo a una progenie de f amilias, a cuál de ellas más ne- c esitada.Sorteandolabrumosaes c archa,alentandounfríoqueentum e cíaloshuesos,sea c er c óaunachab o lale v antadaag o lpesdeladrilloyadob o ,encu y apuertaleespera b adoñaCasilda,laesposadeundesdichad o .

— P ase ust e d p adre, y gracias por v enir — le d e cía a modo de

salud o .

— M e p asó su nota doña M er c e des desde la Congregación de

lasDamasapost ó li c as—le c omenta b aelcura.

—Si p adre, es que estu v o aquí a y er la hermana M er c e des. Y o

y a le dije que mi marido no quería v er ni en pintura a ningún

sa c erdote.

—Sí, me lo c omentó doña M er c e des. ¿Cómo se encuentra su

esposo?

— M al p adre, la v erdad es que está muy mal. M e p ar e c e que

Diosleestáreser v andounhu e c o p aralle v árselepront o .

—No podemos discutir la v o luntad de Dios. P ermítame

saludarasumarid o .

— P ase ust e d p adre, v a y a al tanto que y a le digo que gasta mal

tem p le c onust e des.

Lehizo p asaraunaal c o b aque c onstituíalaúni c ahabitacióndequedisponíaaquelhumildechamiz o .Enuna c ama p anzaarri b a,m e diodormita b aunelementoqueemitíaunligerogor-gor e oalrespirar.

—¿Qué c oño ha c e un cura en mi aposento? — se limitó a

preguntar.

—S o lo v engo a saludar — le c ontesta b a respetuoso monseñor

Es c ri v á.

— M ejor v á y ase por donde ha v enid o . No quiero saber nada

c on ust e des los curas — c asi grita b a en un gesto de in c ómoda des-

f achatez — son siempre los sabiondos que lo saben tod o , por lo

tanto no v enga ust e d ahora a c alentarme las entrañas. Ahu e que el

alaymárchesedeaquí. P orDiosselopid o .

— P or lo menos se acuerda ust e d de Dios — le d e cía a f e ctuo-

samente el p adre — ¿Cuánto tiempo ha c e que no ha b la c on un

sa c erdote?

—Puesmireust e d,selo vo yad e cir,porque y osíquetengomemoria. No ha b lo ni quiero saber nada c on ningún cura, desdequecum p lídi e cisieteaños.Mireust e dsimeacuerdobien.Fuecuandome c on f eséporúltima v ez,ylese n viéaust e des p arasiemprea p as e o .

—Algomuygr a v etu v oqueocurrir—le c omenta b atantean-does p aciosmonseñorEs c ri v á.

— Y aqueestáust e daquí,selo vo ya e x p li c ar.Mireust e dqueahora c on la tontería me viene hasta de gusto — se r e c ostó ligera-menteenlapiltra.

—S o ytodooído—led e cíael p adre.

— Y o cuando era un c río i b a a misa c omo todos los niños de

mi épo c a, eso lo sabe hasta el más tont o . Hacía incluso a v e c es de

monaguillo a yudando al cura en los oficios religiosos, y me c on f e-

sa b a todas las semanas. ¿A fin de cuentas qué p e c ados podía tener

un c río? Aún así y o me c on f esa b a por d e cir p alabrotas o c osas

de esas. ¡ P ero a y amigo!, llegó enton c es cuando me fui haciendo

un hombre, ese momento en que todos los mozos acudimos a

to c arnos nuestras c osas, eso que está ahí a b a j o . No sé ahora c omo

v erán esto ust e des los curas. Los hombres cuando somos j ó v enes

tenemos c omo un imán p ara to c arnos las p artes b a jas — se c alló

porunmoment o ,tal v eznosupierasiesta b ametiendola p ata.

—Continúe, le escucho — le animó el p adre — me esta b a

c ontandoporquédejóundíadeira c on f esarse.

—Justo por eso que le esta b a c ontand o . Y o me c on f esa b a c ada

semana, eso lo hacía desde siempre, y clar o , cuando emp e c é a

to c arme mis p artes no b les, c omo me habían dicho que eso era

p e c ad o ,enton c esi b ayme c on f esa b a.

—Esoesta b amuybien—le c on f orta b amonseñorEs c ri v á.

—Es lo que di c en siempre ust e des los curas. Y o no lo v e o así. A

mi aquel sa c erdote del c on f esionario además de darme la penite n -

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