Alonso Salazar J. - La parábola de Pablo
Aquí puedes leer online Alonso Salazar J. - La parábola de Pablo texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2001, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:La parábola de Pablo
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2001
- Índice:5 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
La parábola de Pablo: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "La parábola de Pablo" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
La parábola de Pablo — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" La parábola de Pablo " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Algunas personas, cuyos aportes fueron invaluables, han preferido el anonimato. Ellas saben quiénes son y de todas maneras les brindo mi reconocimiento.
Quiero también agradecer a Laura Restrepo, inigualable amiga y consejera; a Ana Victoria Ochoa por compartir su experiencia y su trabajo para esta obra; a Lucía Mercedes Ossa y a Jaime Bustamante por su juicioso y desinteresado apoyo; a Martina y a la familia Salazar-Salazar —Jaime, Luz Elena, Ana María, Laura, Juan Manuel y Marta Cuervo— por su amorosa compañía.
A José Libardo Porras, Sergio Valencia, Juana Uribe, Héctor Rincón y Ana María Cano por sus oportunos aportes al manuscrito.
A la gente de Planeta por el rigor y el entusiasmo que le aportaron a la edición.
ALONSO SALAZAR J. nació en Pensilvania, Caldas, en 1960. Periodista egresado de la Universidad de Antioquia, fue alcalde de la ciudad de Medellín para el periodo 2008 - 2011 y coofundador de la Corporación Región de Medellín, entidad en la que se ha ocupado desde entonces en actividades de promoción e investigación social. Ha publicado los libros No nacimos pa’ semilla (1990), texto que se convirtió en un clásico de la violencia urbana en Colombia; La parábola de Pablo (2001), una biografía del narcotraficante colombiano Pablo Escobar; Mujeres de fuego (1993), Drogas y narcotráfico en Colombia (2001), y Profeta en el desierto. Vida y muerte de Luis Carlos Galán, Premio Planeta de Periodismo 2003.
AA. VV., Pablo Escobar en caricaturas, 1983-1991, sin pie de imprenta.
Bataille, Georges, El erotismo, Tusquets, México, 1997.
Cañón, Luis, El Patrón, Planeta, Bogotá, 1994.
Castillo, Fabio, Los jinetes de la cocaína, Documentos periodísticos, Bogotá, 1988.
Castillo, Fabio, Los nuevos jinetes de la cocaína, Oveja Negra, Bogotá, 1996.
Cortés, Fernando, Rodríguez Gacha, El Mexicano, Intermedio Editores, Bogotá, 1993.
Escobar Gaviria, Roberto, Mi hermano Pablo, Quintero Editores, sin ciudad, 1994.
Fogel, Jean François, El testamento de Pablo Escobar, Intermedio Editores, Bogotá, 1995.
Galán, Juan Manuel, El rojo de Galán, Planeta, Bogotá, 1998.
García Márquez, Gabriel, Noticia de un secuestro, Norma, Bogotá, 1996.
López Michelsen, Alfonso, Palabras pendientes, Conversaciones con Enrique Santos Calderón, El Ancora, 2001.
Ochoa, Ana Victoria, Una madre de espaldas a su hijo. Documental inédito.
Ochoa, Fabio, Un narco se confiesa y acusa, Colombia Nuestra, Medellín, 1989.
Pardo Rueda, Rafael, De primera mano, Norma, Bogotá, 1996.
Puerta, Mauricio, Colombia bajo los astros, Planeta, Bogotá, 2000.
Reyes González, Olga, El caso Low Murtra, Planeta, Bogotá, 1994.
Samper Pizano, Ernesto, Aquí estoy y aquí me quedo, El Áncora, Bogotá, 2000.
Torres Arias, Edgar, Mercaderes de la muerte, Intermedio Editores, Bogotá, 1995.
Vitta, Juan, Secuestrados, Santillana, Bogotá, 1996.
Fuentes periodísticas consultadas
Diario El Tiempo (Bogotá).
Diario El Espectador (Bogotá).
Diario El Colombiano (Medellín).
Diario El Mundo (Medellín).
Periódico Medellín Cívico (Medellín).
Revista Semana (Bogotá).
El barrio de los acostados, así le dicen a Montesacro. Se encuentra al sur de Medellín, exactamente sobre una pequeña colina en el municipio de Itagüí, y es un cementerio como cualquier otro: un extenso terreno donde abundan las tumbas a ras de tierra, marcadas por una pequeña placa de mármol y, casi todas, adornadas con flores a punto de marchitarse. Sólo que este cementerio alberga a un difunto distinto de los demás: «Aquí yace Pablo Emilio Escobar Gaviria, un rey sin corona», anuncia una placa de mármol puesta sobre su sepultura.
Allí llegué el 2 de diciembre de 1995. Esperaba encontrar la tumba de un príncipe. Imaginaba que quien llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo vivía su posteridad en un mausoleo de mármoles y enchapes de oro, y me desencanté al ver una morada humilde, adornada con pequeños pinos pátula, gladiolos y azucenas.
Había empezado a buscar la historia de este difunto del que básicamente sabía que a todos —a la ciudad y al país— nos hizo sufrir y nos cambió definitivamente. Él, igual que centenares de latinoamericanos, conoció en los inicios de los años setenta el comercio de la cocaína; sabía que daba dinero pero estaba lejos de imaginar que se trataba de una caja de Pandora de la cual brotaron manantiales de riqueza y, luego, como en el mito griego, tempestades y guerras. Unas y otras, riquezas y tempestades, lo llevaron por caminos que nunca había imaginado. Pablo se diferenció entre su gremio porque, además de ser un próspero narcotraficante, convirtió la muerte en un inigualable instrumento de poder, en un gran negocio y en el sino de su vida.
Soñaba con que en alguna parte estaba descrita su verdadera humanidad. Pero en todo lo que dijo, en lo que quedó escrito o grabado, por lo menos lo conocido, él, campeón del mimetismo, siempre ocultó su ser.
Llegué a Montesacro ese día, 2 de diciembre, porque se celebraba, como cada año, el aniversario de su nacimiento y de su muerte, y tendría la oportunidad de ver a doña Hermilda, su madre, y a Arcángel, un hombre que se había hecho popular porque permanecía, desde hacía dos años, como vigía al pie de la tumba. Esperaba, y en alguna medida lo corroboré, que un hombre que cuidaba a un muerto, por días, semanas y años, podía tener el suficiente conocimiento y la suficiente confianza para describirlo con profundidad y sinceridad.
Observé con detenimiento a Arcángel —su tez trigueña y su apariencia de hombre elemental—, estaba limpiando y preparando la escena del homenaje al que considera el muerto más vivo de toda Colombia. Pablo —como lo sigue llamando la mayoría, sin nombrar siquiera su apellido, como si se tratara de un amigo o de alguien familiar— fue su camarada de infancia y un hombre que marcó definitivamente su vida; por eso le guarda una especie de amor perenne que lo lleva a cuidar de su reposo.
Arcángel me contó de la peregrinación incesante que llega a esta tumba. Vienen gentes de todos los rincones, de países lejanos, pero sobre todo colombianos por montones. Algunos vienen por simple curiosidad; otros, a rendirle tributo de admiración, y otros más, a implorarle favores. Unos lo hacen silenciosamente y otros, en cambio, alteran la paz del difunto para complacerlo. Seguramente lo logran porque él siempre gustó de las personas sencillas. «Una madrugada, no hace mucho, un grupo de muchachos llegó, después de una rumba, a saludarlo a gritos y a ofrecerle una botella de whisky que, a manera de homenaje, derramaron sobre el césped».
Por su espíritu guerrero y su generosidad, a Pablo, gente del pueblo lo admiró sin límites. Él mismo lo evidenció cuando, recluido en la cárcel de La Catedral, recibió miles de cartas de muchachas, niños, niñas, monjes, sacerdotes, jueces, hermanas de la caridad, deportistas, estudiantes universitarias… «Nadie lo remplaza en el mundo, otro como usted no vuelve a haber, ni ha habido, ni volverá a haber jamás», le escribió una humilde mujer, que vivía en el basurero de la ciudad y recibió una de las quinientas casas que él construyó en el barrio de la Virgen Milagrosa. Otros le pedían perdón para sus vidas, lo felicitaban por haberse entregado, lo alababan o le pedían autorización para ir a verlo. Él mismo le mostró a su mujer una carta donde unas jóvenes de Bucaramanga, universitarias y vírgenes, le ofrecían, como un honor, su sexo.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «La parábola de Pablo»
Mira libros similares a La parábola de Pablo. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro La parábola de Pablo y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.