Acerca de los autores
ÁNGELES CON CARAS SUCIAS
LA HISTORIA DEFINITIVA DEL FÚTBOL ARGENTINO
Jonathan Wilson
Diego Armando Maradona, Gabriel Batistuta, Juan Román Riquelme, Sergio Agüero, Lionel Messi… Argentina es el país responsable de muchos de los grandes futbolistas del planeta. Pero la rica y volátil historia se compone tanto de jugadores sublimes como de un pragmatismo despiadado.
Argentina es una nación obsesionada con el fútbol, y Jonathan Wilson, quien ha vivido allí durante muchos años de la última década, nos presenta en este libro las cinco grandes etapas de la Historia del fútbol argentino: la apropiación de un juego inventado por los británicos; la edad de oro de «la nuestra» –el exuberante estilo de juego que desarrollaron, mientras Juan Domingo Perón conducía a la nación al más oscuro de los pasajes de la Historia del país–; el desarrollo de métodos brutales que rozaban el antifútbol; el bello y eficaz fútbol bajo la dirección de César Luis Menotti y el esplendor de los grandes talentos del fútbol más reciente.
Mucho más que cualquier otra nación, Argentina vive y respira fútbol, sus teorías y sus mitos. Es un tema debatido con pasión en las calles, en los cafés. El fútbol ha sido un estilo de vida abordado con frecuencia por los grandes escritores y filósofos argentinos. Bienvenidos a la Historia argentina del fútbol.
ACERCA DE LOS AUTORES
Jonathan Wilson , ganador del National Sporting Club Book of the Year y finalista del prestigioso William Hill Sports Book por su libro La pirámide invertida , es autor de otra decena de libros relacionados con el fútbol, todos ellos merecedores de grandes críticas y que han convertido al autor en toda una referencia de la literatura deportiva inglesa. Es periodista y escribe para el Guardian , Sports Illustrated y World Soccer . Es también el editor de la prestigiosa revista The Blizzard .
ACERCA DE LA OBRA
«De Alfredo di Stéfano a Lionel Messi, el fútbol argentino es tratado de manera exquisita por Jonathan Wilson en este libro exhaustivo e instructivo. La HBO debería convertir este libro en una serie.»
S PORT
«Un libro espléndido sobre el fútbol en Argentina, un país en el que este gran deporte puede llegar a ser más importante para la sociedad que en cualquier otra parte del mundo.»
K IRKUS R EVIEWS
«Todo lo que escribe Jonathan Wilson debe ser leído y saboreado. Argentina ha producido algunos de los mejores jugadores del planeta, pero cuál es el secreto. El lector podrá descubrir el cómo y el porqué en este apasionante libro sobre la historia del fútbol argentino.»
G UILLEM B ALAGUÉ , autor de Pep Guardiola
Ángeles con caras sucias
La historia definitiva del fútbol argentino
Jonathan Wilson
Traducción de Juan Bender
y Julio Nakamurakare
Índice
PRÓLOGO
Utopías y sus descontentos
1535-2015
PARTE 1
El nacimiento de una nación
1863-1930
PARTE 2
La edad de oro
1930-1958
PARTE 3
Después de la caída
1958-1973
PARTE 4
Renacimiento y conflicto
1973-1978
PARTE 5
Una nueva esperanza
1978-1990
PARTE 6
Deudas y desilusión
1990-2002
PARTE 7
Sobre el agua
2002-2016
Una cigarrería sahumó como una rosa
el desierto. La tarde se había ahondado en ayeres,
los hombres compartieron un pasado ilusorio.
Solo faltó una cosa: la vereda de enfrente.
JORGE LUIS BORGES,
Fundación mítica de Buenos Aires
PRÓLOGO
Utopías y sus descontentos
1535-2015
E l resultado no debe de haber estado nunca en los cálculos, pero sucedió. Argentina había derrotado a Brasil, había creado oportunidad tras oportunidad y había rematado una y otra vez, pero fue solo a tres minutos del final cuando Humberto Maschio, el recio mediapunta de Racing, finalmente puso el 2-0. En la ola de alivio que prosiguió, el extremo de Independiente, Osvaldo Cruz, añadió un tercero, y Argentina, muy superior, fue campeona sudamericana de 1957, su undécimo título en la Copa América. Mientras los jugadores lo celebraban en el campo, después del silbato final en el estadio Nacional de Lima, le pasaron un micrófono al defensa de River Plate, Federico Vairo, para que pudiera dirigirse a la multitud. Aunque era un líder, era un jugador cuya cara apacible sugería preocupación la mayor parte del tiempo; en esta ocasión, sus emociones lo sobrepasaron. Trató de componerse, tomó el micrófono con más firmeza, pero cuando empezó a hablar, su voz se quebró: «Es… —dijo inseguro—, es todo gracias a estos caras sucias, a estos cinco sinvergüenzas», dijo, y su voz se desvaneció y le devolvió el micrófono al cronista que se lo había dado. Había logrado decir solo una frase, pero con ella le dio a ese equipo el nombre por el que la historia los conocería. Ahí encapsuló el espíritu del fútbol argentino.
Nadie tenía dudas sobre a quién se refería. La línea delantera de Omar Orestes Corbatta, Humberto Maschio, Antonio Angelillo, Omar Sívori y Osvaldo Cruz había resultado demoledora a lo largo del torneo, jugando un fútbol habilidoso y fluido, haciendo las delicias de los aficionados. ¿Qué mejor nombre para los cinco jugadores que inspiraron a Argentina en la Copa América que «los ángeles con caras sucias»? Un guiño a la película de 1938 protagonizada por James Cagney y Humphrey Bogart, así como un reconocimiento tanto a la impudicia de su estilo como a la manera despreocupada en la que jugaron, que se extendió a una actitud menos que rigurosa hacia el entrenamiento. «Sívori volvió loco a [el entrenador Guillermo] Stábile —dijo el mediocampista zurdo Ángel, Pocho , Schandlein—. Si el colectivo salía a las ocho para entrenar, Sívori nunca estaba y llegaba a las diez en un taxi. A Sívori le gustaba dormir…»
Con el tiempo, los carasucias (como se abrevió su apodo) llegaron a representar el gran pasado perdido del fútbol argentino, una era dorada en la que la habilidad, la picardía y la diversión dominaron la escena, antes de que llegaran los tiempos de la responsabilidad y la negatividad. La imagen del pasado puede haber sido idealizada, pero el sentido de pérdida cuando desapareció fue bien real; en esa nostalgia por un pasado ilusorio, cuando el mundo todavía se estaba formando y el idealismo no había sido subyugado por el cinismo, se escribe todo el psicodrama del fútbol argentino, tal vez de la propia Argentina.
En 1535, don Pedro de Mendoza partió a través del Atlántico desde Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, con trece barcos y dos mil hombres, tras ser nombrado gobernador de Nueva Andalucía por Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y rey de España. Mendoza y aquellos que en la corte imperial le concedieron la mitad del tesoro de cualquier jefe local conquistado y nueve décimos de cualquier rescate recibido, soñaban con una tierra de inmensa riqueza. Lo que encontró fue una vasta pradera poblada por tribus hostiles, cuya cultura parecía primitiva cuando se la comparaba a los refinados y ricos imperios de México y Perú.
Toda la expedición fue un fiasco. La flota de Mendoza fue dispersada por una tormenta frente a Brasil; luego su teniente, Juan de Osorio, fue asesinado; algunos dicen que Mendoza ordenó que lo mataran porque sospechaba su deslealtad. Aunque Mendoza navegó por el Río de la Plata y, en 1536, fundó Buenos Aires en una ensenada conocida como Riachuelo; cualquier sentido de logro duró poco. Mendoza estuvo confinado en la cama durante largos periodos debido a la sífilis, mientras que la cooperación inicial con los querandíes locales derivó en rencor. La pared de adobe de un metro que rodeaba el asentamiento se desmoronaba cada vez que llovía y, sin la ayuda de los pobladores locales, los primeros colonos debieron luchar por la comida y terminaron comiendo ratas, serpientes y sus propias botas antes de recurrir, finalmente, al canibalismo. A medida que la población disminuía, muertos por los indígenas, las enfermedades o el hambre, Mendoza decidió regresar a España para buscar ayuda de la corte. Murió en el viaje de regreso al otro lado del Atlántico.