Título original: Mijn verhaal: de autobiografie
Johan Cruyff, 2016
Traducción: Enrique Bernárdez
Editor digital: Titivillus
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Considerado como una de las figuras más extraordinarias de la historia del fútbol, su estilo futbolístico y su filosofía han influido en entrenadores y jugadores de la talla de Pep Guardiola, Arsène Wenger, Eric Cantona y Xavi. Los recientes éxitos del fútbol español, tanto a nivel de club como a nivel internacional, han sido considerados por muchos como el evidente resultado del impacto de Johan Cruyff en el fútbol contemporáneo.
14. La autobiografía, cuenta la historia personal y profesional de Cruyff, y nos revela la filosofía que definió su juego y que tanto ha marcado a generaciones de futbolistas, entrenadores y seguidores.
Johan Cruyff
14. La autobiografía
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Titivillus 16.06.2021
JOHANESS CRUIJFF, o más conocido internacionalmente como JOHAN CRUYFF (Ámsterdam, Países Bajos, 1947 - Barcelona, España, 2016).
Fue un jugador y entrenador de fútbol holandés. Hijo de una familia de modesta situación económica, a los diez años ingresó en el Ajax de Ámsterdam, club en el cual permanecería hasta 1973 y con el que obtendría seis títulos de Liga y tres copas de Europa. Entre 1973 y 1978 jugó en el FC Barcelona, con el cual consiguió el Campeonato de Liga de 1974. Durante dichos años fue nombrado mejor futbolista europeo en tres ocasiones (1971, 1973 y 1974) y en 1974 fue designado mejor jugador del Mundial disputado aquel año. Tras su paso por el FC Barcelona recaló brevemente en la liga estadounidense y luego en el Levante español, para incorporarse de nuevo al Ajax como jugador, poco antes de retirarse de la práctica deportiva.
Su posterior faceta de entrenador, que inició en el Ajax, estaría tan plagada de éxitos como la de jugador. Destacó sobre todo por su talante ofensivo y logró sus mayores victorias con el FC Barcelona, club al que entrenó entre 1988 y 1996. Durante dichos años logró cuatro ligas consecutivas (1991, 1992, 1993 y 1994) y una copa de Europa (1992).
En 1998 creó la Universidad Johan Cruyff, que imparte estudios para la administración y gestión de entidades deportivas. En 1999 fue homenajeado en Barcelona y Ámsterdam y fue nombrado asesor de la UEFA.
Es considerado por la IFFHS como el mejor jugador de Europa y el segundo mejor jugador del siglo XX, detrás de Pelé. También fue elegido por 30 de los 34 ganadores del Balón de Oro (de 1956 a 1999) como el tercer mejor jugador del siglo XX, detrás de Pelé y Diego Maradona.
Rodeado por su familia, Johan Cruyff falleció en Barcelona el jueves 24 de marzo de 2016, a los 68 años de edad, víctima de un cáncer pulmonar, según anunció su familia en un comunicado difundido a través de su página web. Su cuerpo fue incinerado al día siguiente.
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T odo lo que sé lo he aprendido por experiencia y todo lo que he hecho, lo he hecho mirando al futuro, concentrándome en el progreso, lo que significa que no pienso demasiado en el pasado. Para mí, eso es completamente natural. Otras personas ya han escrito muy bien sobre los detalles de los partidos que he disputado; lo que a mí me interesa es la idea de fútbol. Mirar siempre hacia delante significa que me puedo concentrar mejor en lo que estoy haciendo y que solo miro atrás para ver qué puedo aprender de los errores. Esas lecciones se pueden adquirir en distintos momentos de la vida y no tienes por qué ver las conexiones hasta mucho después. Así que, aunque yo siempre avanzo, no siempre puedo mirar hacia atrás en línea recta. Lo más importante que he aprendido como jugador es que, por encima de todo, necesitas cuatro cosas: un buen césped, un vestuario limpio, jugadores que se limpien sus propias botas y que las redes de la portería estén tensas.
Todo lo demás, habilidades y velocidad, técnica y goles, viene después. Esta es la filosofía que define lo que siento por el fútbol y por la vida. Y la he puesto en práctica en todo lo que he hecho; ya fuera el Fútbol Total sobre el terreno de juego, mi familia o la Fundación Cruyff, lo importante ha sido siempre progresar y nunca jamás dejar de mejorar.
El fútbol ha sido mi vida desde siempre. Mis padres tenían una verdulería en Betondorp, a unos cientos de metros del campo del Ajax, De Meer, en Ámsterdam, así que era inevitable. Mi padre jamás se perdía un partido del Ajax y, aunque no haya heredado mi talento de él, sí que me transmitió su amor incondicional por el club. De hecho, de dónde procede mi talento para el fútbol es un misterio. Está claro que no lo aprendí de mi padre ni de mi abuelo, ya que nunca los vi jugar. Mi tío Gerrit Draaijer, el hermano de mi madre, había jugado algunos partidos de extremo izquierdo con el primer equipo del Ajax, pero eso fue en la década de 1950, cuando el club aún no era uno de los equipos más conocidos de Europa.
Mi padre me habló de jugadores como Alfredo Di Stéfano, que lo sabía todo acerca de cómo utilizar el espacio en el campo, así como Faas Wilkes, que era un regateador magnífico. Empezaba en el centro del campo y superaba a cuatro o cinco contrarios. Increíble. Wilkes había jugado en el Xerxes Rotterdam antes de irse al Inter de Milán, al Turín y al Valencia, y volver a Holanda mucho después. Fue entonces cuando comprendí lo que podía conseguir un holandés en el terreno de juego. Pero no teníamos televisor y no veíamos a muchos equipos extranjeros, así que durante la mayor parte de su carrera solo pude verlo muy de vez en cuando. En cuanto a Di Stéfano, no fue hasta 1962, cuando vino a Ámsterdam con el Real Madrid para disputar la final de la Copa de Europa, que pude verlo con mis propios ojos.
Para mí todo empezaba en la calle. La zona en la que yo vivía era conocida como la «aldea de cemento», un experimento de casas baratas realizado tras la Primera Guerra Mundial. Era una zona obrera y los niños pasábamos tanto tiempo fuera de casa como nos era posible; desde que puedo recordar jugábamos al fútbol donde podíamos. Ahí fue cuando empecé a pensar en cómo convertir las desventajas en ventajas. Descubrí que el bordillo puede no ser un obstáculo, sino que podía convertirlo en un compañero de equipo para el uno-dos. De modo que gracias al bordillo pude trabajar mi técnica. Cuando el balón rebota sobre superficies diferentes con ángulos extraños, tienes que reajustarte al instante. A lo largo de mi carrera la gente se ha sorprendido a menudo de verme chutar o pasar desde un ángulo inesperado, pero eso se debe a cómo me crie. Lo mismo ocurre con el equilibrio. Cuando te caes sobre cemento, duele y, por supuesto, no quieres que te pase. Así que juegas al fútbol procurando no caerte. Fue jugar así, intentando reaccionar ante la situación en todo momento, lo que desarrolló mis habilidades como futbolista. Por eso soy muy partidario de que los jóvenes jueguen al fútbol sin tacos. Ya no pasan en la calle las horas que pasaba yo, horas aprendiendo a no caerse. Démosles suelas planas y ayudémosles a aprender a mantener el equilibrio.
En casa, la vida era bastante sencilla, pero no me importaba. Crecí en un hogar familiar y cálido. Dormía en la misma habitación que mi hermano Hennie, que es dos años y medio mayor que yo. Cuando eres pequeño, esa es una gran diferencia. Pero yo me pasaba la mayor parte del tiempo por ahí jugando al fútbol, así que él tenía su vida y yo la mía.