SINOPSIS
La aparición de un desconocido virus en China en diciembre de 2019 mereció breves y confusos titulares, pues nadie supo prever su posterior conversión en pandemia global. En cuestión de semanas, la economía mundial se detuvo abruptamente: los aviones permanecían en tierra, las cadenas de suministro se rompían y sectores completos como el turismo reducían su actividad a cero. Ni tan siquiera los mercados financieros, tan alérgicos al riesgo, pudieron preservarse de un colapso económico que provocó la caída más rápida y fuerte de los mercados de valores desde 1929.
De la noche a la mañana, nuestro mundo cambió y 2020 se convirtió en un año de inflexión. El gran cronista de la pasada crisis financiera, el economista Adam Tooze, nos presenta el análisis mejor informado sobre la historia de ese cierre y sobre hacia dónde nos dirigimos. Gracias a su acceso privilegiado a datos, protagonistas e instituciones se relata, de forma convincente y a veces impactante, cómo ha repercutido este desafío tanto en los grandes centros económicos mundiales como en los mercados emergentes. Mientras nos aferramos al milagro tecnológico y del conocimiento en forma de vacuna, la crisis del coronavirus ha evidenciado nuestra fragilidad.
ADAM TOOZE
EL APAGÓN
Cómo el coronavirus sacudió
la economía mundial
Traducción castellana de
Iván Barbeitos
AGRADECIMIENTOS
Este libro no fue planeado. Estoy aún más agradecido de lo habitual a Sarah Chalfant y James Pullen, de la Agencia Wylie, que apoyaron la idea de hacer un «libro de 2020», y a Wendy Wolf y Simon Winder, mis editores estadounidenses y británicos, por hacer que El apagón fuese posible. Ha sido una colaboración inusualmente rápida e intensa. Gracias también a Terezia Cicel y a todo el equipo de producción por llevarme a buen puerto. Un agradecimiento especial a Detlef Felken, de Beck, con quien he colaborado por primera vez.
Graham Weaver resultó inestimable para ayudarme a terminar el manuscrito a tiempo, y sería incapaz de manejar mi vida digital sin el apoyo de Kate Marsh. Estoy profundamente en deuda con ellos.
Este 2020 fue un año de furioso debate y discusión. Mis amigos de Twitter, demasiado numerosos para mencionarlos todos aquí, reconocerán momentos de ping-pong en algunas de las páginas que siguen a continuación, especialmente el fenómeno que lleva el nombre de Albert Pinto, alias @70sBachchan.
En Foreign Policy, mi editor Cameron Abadi ha sido un colaborador ideal y una verdadera caja de resonancia. Gracias, Jonathan Tepperman por acoger mi proyecto. Y gracias también a Jonathan Shainin, Yohann Koshy y David Wolf de The Guardian, Paul Myerscough de London Review of Books, y Henning Meyer y Robin Wilson de SocialEurope.com.
A medida que el manuscrito iba tomando forma, tuve la suerte una vez más de contar con la camaradería de un grupo de amigos con los que, a lo largo de los años, he acumulado tantas deudas intelectuales que ya no puedo enumerarlas de manera coherente. Tener a Matt Inniss, Ted Fertik, Stefan Eich, Nick Mulder, Barnaby Raine y Grey Anderson como primeros lectores es realmente un privilegio. Verán la huella de sus comentarios en todo este libro. En particular, estoy en deuda con Daniela Gabor por su indispensable orientación técnica sobre varios capítulos clave, ofrecida de manera incisiva y extremadamente rápida. Si este libro añade algo al proyecto colectivo de microfinanzas críticas, Daniela merece la mayor parte del crédito.
Durante todo el año he aprendido de talleres y seminarios organizados por Joerg Haas en el Heinrich Boell Stiftung, en el contexto del proyecto Respuestas Transformadoras. El salón de banca central en línea orquestado por Leah Downey y Stefan Eich ha sido un auténtico deleite. Fue un placer hablar con Paul Tucker. Keith Breckenridge reunió a un notable grupo de colegas para tres seminarios en línea basados en WiSER (The Wits Institute for Social and Economic Research, Universidad de Witwatersrand). Gracias a Jakob Vogel, mi viejo amigo de Berlín, por un gran seminario en el Centre Marc Bloch. Martijn Konings convocó un superpanel en la Universidad de Sídney para la conferencia Wheelwright. Aprendí muchísimo en una mesa redonda ad hoc con Vera Songwe y Bartholomew Armah, de la UNECA. Josh Younger me ha instruido sobre los mercados de bonos, y Lev Menand, sobre la Reserva Federal. Megan Greene me ha enseñado muchas cosas sobre los tipos de interés duales, mientras que Robin Brooks y el equipo del IIF han sido una fuente esencial de datos y análisis. Todos los gráficos de este libro llevan su impronta.
Por una serie de fascinantes conversaciones a lo largo del año me gustaría dar las gracias, en ningún orden en particular, a Eric Levitz, Gilliant Tett, David Pilling, Gideon Rachman, Michael Pettis, Robert Harris, Georg Diez, Karin Pettersson, Joe Weisenthal, Tracey Alloway, Nathan Tankus, Benjamin Braun, Mark Sobel, Rohan Grey, Alex Doherty, Mark Schieritz, Menaka Doshi, Brad Setser, Ezra Klein, Elisabeth von Thadden, Ben Judah, Matt Klein y Jordan Schneider, así como a Helen Thompson, David Runciman, Hugo Scott-Gall, Lisa Splanemann, Eric Graydon, David Wallace-Wells, Aaron Bastani, Lee Vinsel, Kaiser Kuo, Noah Smith, Ian Bremmer, Wolfgang Schmidt, Ole Funke, Moritz Schularick, David Beckworth, Christian Odendahl, Ewald Engelen, John Authers y Luis Garicano.
Durante el primer semestre de 2020 estuve de excedencia, por lo que estoy muy agradecido a la Universidad de Columbia. En ese momento, Adam Kosto estaba ejerciendo de jefe de mi departamento. Me gustaría expresarle mi más sincero agradecimiento por lo que hizo por mí. Adam no es solo un erudito fabuloso, sino también un líder académico extraordinario. Alegre, decidido, claro, centrado en las cosas que deberían servir de base de un departamento académico (ideas y libros…). Todos necesitamos a gente como Adam, y podemos considerarnos afortunados si los encontramos en el lugar correcto en el momento adecuado.
La conmoción de 2020 fue profunda y afectó a prácticamente todos los habitantes del planeta en su vida cotidiana, alterando los planes de cada uno de nosotros y el delicado equilibrio de nuestro entorno familiar. Durante los últimos veinte años, cada uno de los libros que he ido publicando han estado entrelazados con las distintas etapas de la vida de mi hija Edie. Esta es la primera vez que escribo sobre una conmoción que afectó también a su vida, junto con la mía y la de todos los que conocemos y nos importan. Una de las formas en que sentí más profundamente esa conmoción global fue a través de Edie, como padre. Nunca olvidaré la apresurada evacuación de su residencia de estudiantes y las extrañas semanas que siguieron. El año 2020 fue horrible para muchos jóvenes de todo el mundo, ya que un año dedicado al encierro es una pérdida insustituible. No puedes recuperar tu segundo año de universidad. Estoy profundamente impresionado por cómo Edie y sus compañeros han puesto al mal tiempo buena cara, y por cómo han sabido sacar el mayor partido a la situación.