Víctor Mora Gaspar - Al margen de la naturaleza: La persecución de la homosexualidad durante el franquismo. Leyes, terapias y condenas

Introducción, objetivos y metodología

A L MARGEN DE LA NATURALEZA. « L OS HOMBRES QUE SON MUJERES»

Puesto que es preciso explorar todos los círculos de la corrupción sexual, continuemos esta excursión y hablemos de esos hombres que, en realidad, son mujeres. Los cafés especiales donde tales hombres se reúnen están abiertos al público. Sus costumbres son muy comentadas en las canciones frívolas, en los periódicos, en las novelas y en las conversaciones corrientes. Es preciso que estos comentarios no empujen hacia la tolerancia. Para conseguirlo, importa estudiar desde sus comienzos a estos defraudadores sexuales, para conocer la antigüedad de su vicio, su infamia y sus peligros.

Así comienza «Los hombres que son mujeres», apartado que el doctor Albert Chapotin dedica a la homosexualidad masculina dentro del capítulo VI de su libro Los defraudadores del amor, que llega a España en los años treinta del siglo XX . Este capítulo, titulado «Descenso a los infiernos», abarca una amplia exposición de lo que hoy podríamos llamar cuerpos y sexualidades no normativas. Y de su catálogo de monstruos (definido así por él mismo) se desprende una profunda aversión hacia estos sujetos, articulada mediante un lenguaje deliberadamente perverso.

En este trabajo me dispongo a analizar la literatura pedagógica sobre homosexualidad masculina publicada en España, de lo cual el texto del doctor Chapotin es un ejemplo. Sin embargo, mi análisis se centra en el periodo franquista, y Los defraudadores del amor, como se ha indicado, es una obra que corresponde al periodo inmediatamente anterior. Aun así resulta interesante destacarla porque ilustra, a modo de introducción, el estado de la cuestión en los años previos. Años en los que, según parece, lo relativo a la sexualidad fluía en el debate público.

Durante la Segunda República se conoció un periodo de florecimiento e interés por la homosexualidad, fruto del espacio político y cultural creado entonces por sus ideólogos e intelectuales. y de Homosexualismo creador, donde se mostraba como apasionado defensor de los derechos de los homosexuales. Sin embargo, la existencia del debate y la diversidad de opinión, características inherentes de la democracia, fue, como bien se sabe, zanjada por la sublevación fascista. Tras lo cual, como era de esperar, sólo perduraron textos como el de Chapotin. Sólo proliferó la literatura pedagógica que justificara científicamente la condena de la homosexualidad. Y en consecuencia, analizar los textos de este tipo que se escribieron y distribuyeron durante el periodo franquista es interesante porque, en esos años, la literatura médica se une con la jurídica como piezas de una misma maquinaria, y de sus conclusiones deriva la penalización legal y el consiguiente tratamiento médico en penitenciaría para la supuesta rehabilitación o cura de la homosexualidad.

El estudio de los libros que, volumen por volumen, condensaron durante una época el saber oficial a propósito de la homosexualidad nos hablará tanto del estado de la cuestión en las leyes o la medicina en cada momento, como del posible impacto en la identidad y en el imaginario colectivo. Para llevar a cabo esta investigación he consultado las fuentes primarias que responden a estos parámetros, y también los documentos accesibles a propósito de estos temas en el Archivo General de Penitenciarías. El trabajo ha consistido en elaborar una crítica de cada volumen de literatura pedagógica, para luego exponer las conclusiones cronológicamente, de manera resumida y con una breve exposición de las citas y fragmentos que he considerado más relevantes en cada caso. En este capítulo introductorio, previo a la muestra de lecturas, pretendo ampliar un poco el contexto político y social del que se parte como marco, y también dar una definición adecuada de qué es aquí «literatura pedagógica». Y dadas las características del objeto, considero interesante enfocar el trabajo desde una perspectiva transdisciplinar que se sirva de investigación historiográfica, análisis del discurso y estudios de género.

Hablar de la homosexualidad masculina y no de la femenina, por ejemplo, o de otras prácticas eróticas y afectivas también consideradas «perversiones», se debe a una voluntad de enfoque deliberada. Investigar el discurso que justificaba científicamente la patología del varón homosexual es interesante porque revela, asimismo, el interés soterrado en definir por contraposición y bajo amenaza la masculinidad hegemónica, directamente vinculada, como veremos, con la política hegemónica y el Estado franquista. Además del enfoque, también hay que destacar que no haya en los tratados consultados tal cantidad de páginas sobre otra «perversión», ni siquiera sobre lesbianas. Acerca de ellas es frecuente encontrar en estos libros que «no es un problema de tanta importancia», como veremos: extensión propia de la evidente misoginia imperante en el discurso hegemónico franquista. La tesis general sobre mujeres homosexuales, cuando aparece en estos textos, incide generalmente en dos variables: o bien en el argumento que insiste en que no han encontrado (todavía) «un buen varón», o bien en la victimización general con que el discurso acosa a las mujeres. La lesbiana en estos textos suele ser una víctima que, abandonada por los hombres, por buscar consuelo cae en los brazos de la amiga, y así se pervierte. Pero insisto en que esto son sólo ejemplos de algunas ideas generales, ya que mi atención se ha centrado en lo referente a la homosexualidad masculina, y aunque expongo en bastantes ocasiones lo que se ha dicho sobre mujeres homosexuales, no indago en el tema con la debida profundidad, como sí lo hacen otros trabajos.

En Los defraudadores del amor, de Chapotin, sí hallamos, claro está, a «las mujeres que son hombres» (y también hermafroditas, amigos de las bestias, obsesionados, fetichistas, envenenados, sadistas, mujeres públicas...), y junto a cada categoría de perversión que el doctor identifica, proporciona además una teoría vinculada de causa y devenir. Para Chapotin (exprofesor de la Facultad Francesa de Medicina de Beirut) está muy claro que el origen de estos comportamientos se debe a una «enfermedad sexual», y que el destino de las personas que lo padecen es, si no se curan, trágico. Las causas de estas «desviaciones» son variadas, según el texto consultado, pero cuando el rigor del mismo es francamente dudoso (como en el caso del volumen del doctor Chapotin), suele ocurrir que las causas de la desviación que se aseguran como ciertas cambian en función del capítulo (oscila entre congénita y adquirida, enfermedad y vicio, pecado y desviación clínica, etcétera). En lo que se refiere al rigor científico de los textos, cabe también aclarar algunas cosas. La ciencia de la medicina ha tratado de esclarecer un cuadro clínico de la homosexualidad (el propio término es, de hecho, de origen médico), y la sociología se ha preocupado por clasificar las clases, los tipos y los comportamientos de homosexuales con la finalidad de acotar y perfilar al máximo. La literatura jurídica, por otro lado, se ha ocupado de investigar la relación de la homosexualidad con el crimen para elaborar leyes protectoras del bien común más eficaces, y para ello se ha basado en el estudio de casos. ¿Puede esto hacerse con rigor científico? Por supuesto. No es lo mismo leer a Gregorio Marañón, que argumentaba en función de una investigación rigurosa (por más que su discurso fuera erróneo y estuviera empapado de una homofobia soterrada), que leer a Albert Chapotin, que no se basa en ningún dato, que es deliberadamente morboso y que expone un discurso enfermizo cargado de historias rocambolescas y que carecen de acreditación. Podemos identificar que hay discursos científicos con más o menos rigor y pertenecientes a su época (por más que consideremos equivocados), y otros, en cambio, que pertenecen a una corriente difamatoria y sensacionalista (por mucho que los escriba un jurista o un doctor). Una prueba del amarillismo de Chapotin la encontramos en el siguiente párrafo, que ilustra las consecuencias (físicas) que sufrirán los varones que mantengan relaciones homosexuales: