B REVE HISTORIA
DE LA MITOLOGÍA SUMERIA
B REVE HISTORIA
DE LA MITOLOGÍA SUMERIA
María Isabel Menchero
Colección: Breve Historia
www.brevehistoria.com
Título: Breve historia de la Mitología Sumeria
Autor: © María Isabel Menchero
Copyright de la presente edición: © 2022 Ediciones Nowtilus, S. L.
Camino de los Vinateros 40, local 90, 28030 Madrid
www.nowtilus.com
Elaboración de textos: Santos Rodríguez
Diseño y realización de cubierta: ExGaudia, Asociación Cultural
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ISBN edición digital: 978-84-1305-235-9
Fecha de edición: mayo 2022
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La mitología sumeria y la cultura sumeria en general han sufrido un atraso en lo que concierne a su investigación en comparación con otras culturas y pueblos como, por ejemplo, Grecia, Roma o Egipto. Esto es debido a que los estudiosos no le dieron mucha importancia porque se dedicaron a otros campos que eran más llamativos para ellos. No sería hasta principios del siglo XX cuando se realizaron las primeras excavaciones arqueológicas, sacando a la luz restos arqueológicos sobre la civilización sumeria. Debido a esto y a la situación geográfica en la que se encuentra, hay un gran vacío investigador, y por lo tanto, un gran vacío bibliográfico.
Los primeros que hicieron descripciones sobre algunos monumentos importantes de la zona fueron los árabes. Sin embargo, no fue hasta la llegada de los daneses cuando comenzaron las investigaciones científicas como tal, ya que fue Carster Niebhur el que se dedicó a ello. Carster Niebhur fue un explorador danés enviado por los reyes de Dinamarca en una misión de exploración en el siglo XVIII a Arabia. Dicha misión fue un fracaso y a la vuelta a su país, pasó por el área que abarca Mesopotamia donde se dedicó a realizar transcripciones de las inscripciones que fue encontrándose.
A partir de este momento, en el siglo XIX continuaron las investigaciones enfocadas especialmente en las inscripciones, y por lo tanto en la escritura. Los encargados de realizarlas fueron los ingleses y los franceses, destacando la obra de François Thureau-Dangin llamada Las inscripciones de Sumer y Acad y la de Arno Poebel, quien se dedicó a la gramática sumeria en concreto. Esto fue un punto de inflexión para entender los himnos sumerios, tan importantes dentro de la mitología sumeria y de los cuales se hablará más adelante.
En lo que respecta a las excavaciones, se realizaron a partir del siglo XIX en diversos yacimientos grandes destacando la excavación del templo de Marduk en Nimrud (Babilonia). Otras excavaciones sacaron a la luz diferentes tesoros sumerios, tumbas, esculturas, y lo más importante, templos. Gracias a esto se empezó a abrir un debate acerca de la «raza sumeria». Los periodos de entreguerras son muy importantes para las investigaciones en este ámbito. Cuando terminó la Primera Guerra Mundial, se continuaron las excavaciones en Sumer, centrándose esta vez en Uruk, Eridu y Ur, aportando a las investigaciones datos relevantes sobre la sociedad sumeria y su vinculación a otras culturas como la acadia o la babilónica. Así pues, el debate que se había abierto sobre la «raza sumeria» se cerró, puesto que no era lógico pensar en dicha denominación cuando se compararon los hallazgos encontrados en otras ciudades, como Mari o Kish. En dichos hallazgos se pudieron observar características físicas y culturales similares a la de los sumerios, además de poder concretar que para los habitantes de aquellas zonas, Sumer era un país, palabra que en sumerio es kalam.
Terminada la Segunda Guerra Mundial, se continuó con las investigaciones, esta vez en la zona del golfo de Persia, gracias a las cuales se pudo desarrollar una nueva vertiente de estudio, cuya línea principal de investigación se centraba en que los sumerios habrían estado en continuo contacto con los habitantes de otras zonas limítrofes con el país de Sumer y por ello, es muy difícil deducir cuál es su origen. Esto también influye en la mitología puesto que la mitología sumeria entronca con la acadia, la hitita, la babilónica, etc. Esto se debe a que tienen muchas influencias culturales e incluso se ha llegado a denominar a la religión que aquí nos concierne como mitología sumerio-acadia, ya que es muy difícil diferenciar una de otra. Hay que incidir en que la religión sumeria se expande a través de la oralidad y más tarde, por la escritura. En España, Federico Lara Peinado es el autor de referencia para el tema de la mitología sumeria y en general para la cultura de las diferentes civilizaciones nacidas en Mesopotamia, ya que dedicó diferentes libros a estas cuestiones.
Para concretar el contexto en el que nos hallamos, vamos a hacer una breve descripción de los diferentes periodos en Sumer y lo que implica esto para la sociedad sumeria, y por lo tanto, para la mitología, ya que será gracias a las divinidades mediante las cuales el poder del rey era legitimado. Así pues comenzamos con el periodo de Uruk, que se inicia en el 3750 a. C. y termina en el 3150 a. C. Su inicio está marcado por un cambio importante tanto en el ámbito demográfico como en el cultural, que fue lo que llevó a que se formara lo que hoy conocemos con la denominación de civilización sumerio-acadia. En los estudios sobre este periodo se han hallado diversos santuarios dedicados a diferentes divinidades, localizados en diferentes lugares dentro de lo que conformaría la ciudad de Uruk; es decir, estas investigaciones sacaron a la luz que en cada «pueblo» dentro de la «provincia» se dedicaron santuarios distintos a diferentes divinidades. Y lo que ello conllevó fue al desarrollo de la iconografía dando lugar a las representaciones de ciudadanos y de sacerdotes, los primeros siempre desnudos, mientras que los segundos aparecen vestidos. Entre estas representaciones hay que destacar la representación de rituales dedicados a los templos de las divinidades, debido al tema que nos ocupa en este libro.
A partir del 3150 a. C. comienza la etapa de Jemdet Nasr, la cual termina en el 2900 a. C., donde lo más significativo es que aparece la escultura, y por lo tanto, las estatuillas representando a algún personaje importante de la sociedad sumeria. No será hasta la aparición de las dinastías arcaicas, periodo que abarca entre los años 2900 a. C. y el 2334 a. C., cuando se vea una separación del templo y del poder político, ya que antes iban de la mano. Aunque los dioses eran todavía los que legitimaban el poder real, este no era en sí el propietario de los hombres y del resto de las tierras, sino que era el dios tutelar de cada uno de los lugares que abarcara el país de Sumer. Esto está ligado al pensamiento sumerio de que si hay buenas o malas cosechas, por poner un ejemplo, tiene que ver con el dios, como sucede incluso hoy en día. Sin embargo, era el rey el que debía facilitar la acción de que dichas cosechas fueran finalmente buenas, proporcionando infraestructuras suficientes para que esto se pudiera llevar a cabo. Esta cuestión también se puede ver reflejada en el pensamiento sumerio de que el rey en la guerra era el que planteaba la estrategia y era el que la llevaba a cabo, mientras que solo eran los dioses los que decidían si ganaban finalmente la batalla o no. Es por ello que el rey en realidad es una especie de enviado por los dioses para realizar las acciones que estos deseen. Esto también tiene su parte mala, puesto que si el rey no realizaba bien ese trabajo, los dioses podían vengarse del pueblo al que protegían.
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