• Quejarse

Catalina Aparicio Villalonga - Las heteras en la Antigua Grecia

Aquí puedes leer online Catalina Aparicio Villalonga - Las heteras en la Antigua Grecia texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2019, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Catalina Aparicio Villalonga Las heteras en la Antigua Grecia

Las heteras en la Antigua Grecia: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Las heteras en la Antigua Grecia" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Catalina Aparicio aborda sin miedo, con elegancia y una prosa sublime cuestiones sumamente relevantes para conocer la situación de la mujer en el mundo griego; mundo sobre y desde el que se ha construido la sociedad occidental. Se trata de un ensayo que va más allá de la historicidad para adentrarse en el cuestionamiento de aquellos referentes, de aquellos personajes y de aquella cultura que ha configurado la sociedad judeocristiana. Desde la claridad, la precisión, la belleza, la inteligencia, la erudición, Catalina Aparicio nos permite descubrir si hemos cambiado, si seguimos considerando heteras a aquellas que simplemente luchan por un mundo más justo.

Catalina Aparicio Villalonga: otros libros del autor


¿Quién escribió Las heteras en la Antigua Grecia? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Las heteras en la Antigua Grecia — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Las heteras en la Antigua Grecia " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Apéndice
Pandora, el malévolo regalo de Zeus

Atribuirle a la mujer el malhadado honor de ser el origen de todos los males de la humanidad es una pauta cultural que comparten distintas mitologías, entre ellas algunas que han contribuido de manera significativa a conformar la nuestra con una mayor transferencia de patrones. La cultura occidental, misógina en su tradición, se sustenta sobre modelos griegos, judíos y cristianos, cuyas fábulas cargan sobre Pandora, Lilit y Eva respectivamente la responsabilidad de las miserias humanas. En este contexto de ancestral inquina hacia las mujeres, el relato de Pandora tiene especial interés para comprender el significado de tal aversión.

Según narra el mito, transmitido en dos versiones por el poeta Hesíodo en sus dos obras principales, Teogonía y Trabajos y días, Pandora fue la primera mujer, perverso obsequio de Zeus a los hombres para vengar las ofensas que contra él había urdido, para beneficio humano, el titán Prometeo.

El primer agravio al dios lo cometió Prometeo cuando pretendió engañarlo al darle a elegir entre dos mitades de un buey: una de aspecto apetitoso que escondía con blanca grasa los huesos; otra de apariencia mucho menos deliciosa que contenía la piel, la carne y las entrañas. Aunque Zeus se percatase del ardid, maquinó males contra los humanos que, desde entonces, ofrecieron solo huesos en sus sacrificios a los dioses, reservándose para sí la carne. Zeus, para castigar a los hombres les quitó el fuego, un extraordinario bien del que Prometeo los volvió a hacer partícipes tras robárselo al dios. La venganza de Zeus no se haría esperar e ideó terribles sanciones, tanto para el inmortal titán como para los mortales. A Prometeo lo encadenaría en el Cáucaso donde un águila le habría de comer el hígado eternamente; a los hombres les enviaría una desgracia ineludible en forma de bello y fascinante objeto, manufactura de los dioses, del que no podrían sustraerse a pesar de su intrínseca fatalidad.

Zeus ordenó entonces a Hefesto que modelase con tierra una figura similar a la de una púdica doncella, también semejante en belleza y encanto a las diosas inmortales, y que después le infundiese la voz y la fuerza de los hombres; a Atenea, que le enseñase sus habilidades con el tejido; a Afrodita, que derramase sobre ella el deseo vehemente, la gracia y el desasosiego que devora los miembros; y a Hermes, que la dotase de palabras falaces y astutas, de una mente insolente y maliciosa y de caprichoso carácter. Asimismo, las divinas Gracias y la venerable Persuasión la adornaron con collares de oro y las Horas le colocaron una corona de flores primaverales.

Después de contemplar con satisfacción el terrible engaño construido con la participación de los dioses, de ahí el nombre de Pandora —del griego pan, «todos», y dora, «regalo», es decir, regalo de todos—, le encargó a Hermes que se lo entregase a Epimeteo, un presente que aceptó sin reparar en el consejo que le diera su hermano Prometeo de rechazar cualquier regalo procedente de Zeus.

Antes de la llegada de Pandora los hombres vivían sin aflicción por penas, fatigas y enfermedades, males que se extendieron por el ámbito humano cuando la curiosidad de Pandora destapó la jarra que los contenía; solo la esperanza permaneció en el recipiente, y ello por voluntad de Zeus.

Como puede observarse, el mito de Pandora contiene todos los tópicos de la construcción cultural de la feminidad. Se trata de los rasgos derivados de los principios significativos que operan en esa punición divina en forma de mujer: por un lado, todo lo que comporta la propia naturaleza engañosa, siniestra y maligna de la mujer, quien aparece como un objeto, un bello artificio construido por voluntad divina con la única intención de castigar a los hombres ligándolos de por vida a su maléfico influjo, signos todos ellos de una grave penalización previa a toda conducta; por el otro, la aparición de los males en el mundo a causa de su infausta e irreflexiva acción. En efecto, la mujer no podrá sino ocasionar infortunios de forma necesaria, y ello porque su existencia ha sido concebida como tal, como una fuente inagotable de desgracias.

Así, el mito de Pandora se asienta como paradigma de la hostilidad hacia la mujer en la mitología griega, y condensa la concepción de lo femenino que tenía la sociedad que lo creó. En él se observan las divergentes características que separan a hombres y mujeres desde tiempos inmemoriales, desde el mismo momento de su origen, natural el del hombre, artificial el de la mujer. En efecto, las explicaciones mitológicas sobre cómo los hombres llegaron a habitar la tierra son diversas, si bien la mayoría tienen la peculiaridad común de ser el resultado de un proceso más o menos espontáneo que los hace nacer de hormigas —como los famosos mirmidones comandados por Aquiles en la guerra de Troya—, de árboles o de la misma tierra. Pandora altera esa autonomía haciendo que los hombres pasen a depender de ella para garantizar su procreación.

Pandora encarna, asimismo, el tránsito de una vida feliz de los hombres en armonía con los dioses a una existencia miserable de esfuerzo, trabajo y enfermedad. Con ello, el mito no hace sino representar la obligación del hombre a trabajar para mantener a su mujer y a su prole. En este sentido, el mismo Hesíodo compara a las mujeres con los abejorros, que permanecen en las colmenas recogiendo en su vientre el esfuerzo ajeno en tanto que las abejas trabajan de sol a sol para alimentarlos. La mujer es vista como una especie de parásito cuya existencia se alimenta de lo que el hombre produce.

Pero volvamos al momento decisivo de apertura de la jarra, un acto cuyas aciagas consecuencias han convertido a la expresión «abrir la caja de Pandora» en símbolo de toda acción irresponsable de funestas derivaciones. Esta expresiva y frecuente alusión a Pandora es muestra irrefutable de la pervivencia del mito en nuestro acervo, si bien convendría señalar el motivo que convirtió la antigua jarra en la actual caja. Según algunos estudiosos, el origen de este cambio se debe a un error de traducción cometido por Erasmo de Rotterdam, quien habría confundido pithos, «jarra», con pyxis, «caja».

Sea como fuere, lo que aquí nos interesa subrayar es que han sido muchas las interpretaciones que se han dado acerca del significado de la acción de abrir la jarra. Así, por ejemplo, se ha relacionado con la función de las tinajas para conservar alimentos básicos como aceite, vino, aceitunas o cereales, cuya apertura anticipada por parte de la mujer los echaría a perder. Según esta línea interpretativa, el mito de Pandora contendría una advertencia, bien contra las negligentes mujeres que no ponen el celo suficiente en sus tareas de conservación de los víveres, bien contra las que, debido al deseo insaciable de alimentos que se les atribuye, abrirían las tinajas antes de tiempo para comer a escondidas.

Otra de las cuestiones muy debatidas del mito afecta a la consideración de la esperanza como un mal. No obstante, existen testimonios en la literatura griega indicadores de que la esperanza podía verse también como algo adverso, al ser la responsable de las falsas expectativas que se crean los hombres.

Pero es en la extraordinaria belleza de Pandora donde radica el mayor peligro para el hombre, subyugado a sus encantos. La mitología da sobrada cuenta del ineluctable deseo que la turbadora belleza de la mujer provoca en los hombres, con frecuencia enfrentados al combate por su causa. Helena y Briseida son solo dos muestras de los conflictos que la posesión de una mujer hermosa puede desencadenar.

Y aún cabe destacar otro de los rasgos de la primera mujer, vinculados por la tradición a lo femenino. El telar constituye la principal actividad de las mujeres en la antigüedad y, como hemos visto, fue Atenea quien dotó a Pandora de habilidad en el tejer, símbolo por excelencia de la actividad que a la mujer le corresponde hacer recluida en el hogar; pero la delicada laboriosidad del tejido combinada con los dones de Hermes da lugar a otras tramas menos inocentes, como lo demuestra el ingenio urdido por Penélope para engañar a los pretendientes.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Las heteras en la Antigua Grecia»

Mira libros similares a Las heteras en la Antigua Grecia. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Las heteras en la Antigua Grecia»

Discusión, reseñas del libro Las heteras en la Antigua Grecia y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.