• Quejarse

Antonio Escohotado - Sesenta semanas en el trópico

Aquí puedes leer online Antonio Escohotado - Sesenta semanas en el trópico texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2003, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Antonio Escohotado Sesenta semanas en el trópico
  • Libro:
    Sesenta semanas en el trópico
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    2003
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Sesenta semanas en el trópico: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Sesenta semanas en el trópico" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Antonio Escohotado: otros libros del autor


¿Quién escribió Sesenta semanas en el trópico? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Sesenta semanas en el trópico — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Sesenta semanas en el trópico " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

ANATONIO ESCOHOTADO nació en Madrid en 1941 Profesor universitario de - photo 1

ANATONIO ESCOHOTADO. nació en Madrid en 1941. Profesor universitario de Filosofía y Metodología de la Ciencia además de escritor, se ha dado a conocer sobre todo por sus ensayos sobre las drogas, insistiendo en la necesidad de su legalización para avanzar hacia un consumo responsable y evitar los abusos que generan los intereses económicos del narcotráfico. Ha colaborado con artículos en los periódicos El País y El Mundo. Ha publicado, entre otros, los libros siguientes: La conciencia infeliz, Ensayo sobre la filosofía de la religión de Hegel (1971), De physis a polis: la evolución del pensamiento griego desde Tales a Sócrates (1982), Realidad y substancia (1986), Filosofía y metodología de las ciencias (1987), Historia general de las drogas (1989), El libro de los venenos (1990), El espíritu de la comedia (1991, Premio Anagrama de ensayo), Rameras y esposas: cuatro mitos sobre sexo y deber (1993), Retrato del libertino (1998), Caos y orden (1999, Premio Espasa de Ensayo 1999) y Los enemigos del comercio (en tres volúmenes, publicados entre 2008 y 2017).

I. Bangkok

I. BANGKOK

3/8 de 2000

Hay trece horas de avión por delante, desde el ascua de luz parisina que vamos dejando atrás hasta los paisajes ignorados de Tailandia. Llevo el corazón muy maltrecho. Hace medio año me separé de una mujer a quien había prometido no dejar nunca. Antes de confesarle que hice un hijo con otra huyo a la cara opuesta del mundo, para no asistir al dolor causado por la confesión en mi antigua casa, un dolor que me resulta insufrible, desmedido, monstruoso. Tengo razones para romper ese matrimonio, desde luego, pero nada cambiará que podía haberme sacrificado y no lo hice. Es algo que repite el ánimo cada mañana cuando despierto, percibiendo el atardecer avanzado de la vida como una navegación diametralmente distinta de la previa. Siempre recorrí el filo de la navaja, guardado por una alegría estoica que repartía suerte en los peores percances. La propia estima quedó enganchada al dar el último salto, y ahora toca seguir con pasiones que gobiernan mezquinamente, como el metabolismo.

La cobertura profesional es un proyecto —«Causas de la pobreza y la riqueza en Oriente y Occidente»—, aceptado como año sabático por mi universidad y otra de Bangkok. Quizá no encuentre nada valioso en esta dirección, aunque a efectos académicos baste reunir datos. Hasta hace poco miraba todo por el filtro Aristóteles-Hegel. La zozobra personal coincide con el redescubrimiento de Hume, que propone una razón no hipotecada a arrogancias. Es arrogancia ver el designio como origen de realidades que cambian sin pausa, unidas a prosaicas ventajas comunes. Por ejemplo, se dice que acatamos un gobierno porque nuestros ancestros concertaron cierto pacto, lo cual complace al amor propio humano. Pero ¿qué les llevó a pactar, replica Hume, aparte de su propia conveniencia? Como la razón y el interés coinciden aquí, en situaciones catastróficas hará falta mucho gobierno, no así en otras. Imaginar que el Estado puede asumir funciones de redentor moral opone altruismo y egoísmo sin cordura, decretando filantropías forzosas que se resuelven en obediencia ciega a algún yo con nombre y apellidos.

4/8

Novedad y fijeza. Algunas cosas nuevas pasan desapercibidas, quizás por lo mismo que nuestra atención se concentra sobre objetos en movimiento. Los trozos inmóviles de un paisaje han de mirarse uno a uno antes de aparecer, y los trozos nuevos tener algo previsto o no nuevo para destacarse. El desafío de explicar esta ocurrencia me acomete en la gran cama doble del hotel en Bangkok, recién tragada una pastilla de somnífero con cerveza local y un buen chorro de tequila, a efectos de contrarrestar el jet lag. Pasados unos veinte minutos, el ánimo apenas atormenta.

Útil sin duda para atender a peligros, la fascinación del ojo ante lo móvil explica por qué resulta tan común obrar de manera patosa en bares con marcha. El irreflexivo los recorre de una punta a otra mirando ciegamente, hasta darse a menudo de bruces con otros parroquianos. Como aspira a captar todo sin demora, apenas ve nada y encima es visto de lleno, poseído por una mezcla de prisa y avidez que no exalta su encanto. Por eso digo a los hijos —según van creciendo— que estar provechosamente en estos lugares pide economía de movimientos. Por ejemplo, conseguir una bebida y buscarse algún sitio desde donde observar muy tranquilamente, única manera de saber si hemos llamado la atención de alguien por el buen método, que es interceptar su mirada por sorpresa. Los seductores observan inmóviles y con sigilo, en contraste con la legión de mirones o seducidos. No olvidan que lo móvil solo puede captarse de manera borrosa. Ver, en sentido propio, reclama que observador y observado se detengan por completo, siquiera sea un instante.

Una distancia parecida entre mirar y ver depende de lo novedoso. Si el paisaje es radicalmente nuevo conmueve en principio menos que acompañado por novedades de segundo orden, como cuando en un museo topamos con cuadros o esculturas ya familiares. La pagoda solo ahora es tridimensional y tangible, aunque estaba esperando en la memoria. Lo mismo puede decirse del rostro asiático, y casi de cualquier otra cosa. En vez de raro el paisaje resulta entonces pintoresco, caricatura de lo propiamente extraño o nuevo. De ahí que ni el aeropuerto ni el largo recorrido hasta el centro de Bangkok ni el hotel hayan sido sino un tránsito de copias planas a originales cúbicos, de algunas reproducciones a sus objetos. Lo más próximo a una sorpresa —y de mal agüero— es ver hasta qué punto quienes trabajan en la calle llevan puestas máscaras, unas veces como las que usa el personal de quirófano y otras veces más aparatosas. La primera novedad real llega horas más tarde, cuando empieza a hacerse de noche y miro por la ventana de un séptimo piso.

Entre aguacero y aguacero se perfilan pequeñas viviendas y grandes rascacielos aislados, no pocos de ellos inconclusos. Hijos de la crisis desatada en 1997, estas mastodónticas estructuras de metal y hormigón han quedado en esqueletos, faltos del revestimiento y los servicios internos que demandaba su cuerpo total. De la euforia inmobiliaria restan edificios como el Baiyoke Sky II, que desde su mirador de la planta 89 domina un enorme horizonte llano, cubierto todo él por obras humanas y espesa polución. Ni eso ni algunos hoteles lujosos afecta al hecho de que Bangkok sea una megalópolis de casitas renegridas. Calle a calle, el cableado de la luz y el teléfono cuelga en inextricables y cochambrosas madejas, sujetas por postes de hormigón a la altura de los entresuelos. El alcantarillado, que corre bajo las aceras, está presente a través de periódicos respiraderos, por donde rebosa al poco de caer una tromba de agua. Los cables se encofran y las aguas van por cañerías en el estrato que podemos llamar arriba, propio de inmuebles con más de quince o veinte pisos. Abajo, a pie de calle, la decoración recuerda Blade Runner, con minúsculos puestos protegidos de la lluvia y el sol por paraguas. La circulación peatonal se parece al entrar y salir de algún estadio. El tráfico rodado quiere adaptarse a la vida del arriba, pero las estrecheces del abajo lo condenan a convertirse en un ruidoso coágulo.

Al fin algo imprevisto: una división vertical en vez de horizontal del territorio. Aunque no deje de haber barrios ricos y pobres, esa diferencia suele desarrollarse dentro de la misma manzana, comenzando por las hediondas aceras y terminando en el lujo de áticos ajardinados. La visión no tranquiliza a alguien que padece vértigo, pero el combinado de alcohol y benzodiacepina baja piadosamente el telón.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Sesenta semanas en el trópico»

Mira libros similares a Sesenta semanas en el trópico. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Sesenta semanas en el trópico»

Discusión, reseñas del libro Sesenta semanas en el trópico y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.