Diego Tomasi - Cortázar por Buenos Aires, Buenos Aires por Cortázar

L’homme n’a point de port, le temps n’a point de rive;

Il coule et nous passons!

(El hombre no tiene puerto, el tiempo no tiene orilla él fluye y nosotros pasamos.)

Alphonse de Lamartine, traducido por Julio Cortázar e incluido en una carta escrita a Lucienne Chavance y Marcela Duprat en diciembre de 1939.

Este libro no incluye un apartado con bibliografía, dado que todos los textos utilizados se citan en el momento en que se hace referencia a ellos. Del mismo modo, se han evitado las notas al pie, tan engorrosas y que tanto molestaban a Julio Cortázar.

Sí es necesario citar el grandísimo aporte que han significado los cinco tomos de Cartas, de Julio Cortázar, editados por Aurora Bernárdez y Carles Álvarez Garriga y publicados por Alfaguara en 2012 y 2013. Toda vez que se mencione una carta escrita por Cortázar, esa carta corresponde a uno de esos volúmenes.

El autor desea expresar su agradecimiento a las personas que brindaron testimonio. Sin ellas y ellos, este libro no hubiera sido posible. Cada vez que el autor ponga en boca de ellos palabras sin citar la fuente, es porque esas palabras han sido pronunciadas en diálogo directo con el autor. En entrevista personal, por teléfono o por correo electrónico, quienes respondieron preguntas son:

Claribel Alegría – escritora nacida en Nicaragua y criada en El Salvador.

Carles Álvarez Garriga – filólogo y editor catalán.

Manuel Antín – cineasta argentino.

Miguel Baudizzone – arquitecto argentino.

Aurora Bernárdez – traductora argentina. Viuda y albacea universal de Julio Cortázar.

Alejandra Bernárdez Larrondo – artista plástica argentina.

Eduardo Comesaña – fotógrafo argentino.

Jorge Camarasa – periodista argentino.

Jaime Correas – escritor y periodista argentino.

Sara Facio – fotógrafa argentina.

Rodrigo Fresán – escritor argentino.

Carlos María Gabel – economista argentino.

Carlos Gabetta – periodista argentino.

Mario Goloboff – escritor y ensayista argentino.

Liliana Heker – escritora argentina.

Carlos Irusta – periodista argentino especializado en boxeo.

Noé Jitrik – ensayista y escritor argentino.

Alberto Jonquières – fotógrafo argentino.

María Claudia Jonquières – traductora argentina.

Marina Leiva – bailarina argentina.

Inés Malinow – escritora argentina.

Graciela Maturo – ensayista argentina.

Daniel Molina – periodista y crítico cultural argentino.

Alberto Mario Perrone – periodista y poeta argentino.

Marcelo Pichon Rivière – escritor y periodista argentino.

Sergio Ramírez – escritor nicaragüense.

Guillermo Schavelzon – editor y agente literario argentino.

Nelly Schmalko – socióloga argentina.

Héctor Schmucler – semiólogo y sociólogo argentino.

Hipólito Solari Yrigoyen – abogado y exsenador argentino.

Alejo Stivel – músico, productor y compositor argentino.

Javier Urondo – gastronómico argentino.

Dani Yako – fotógrafo argentino.

Débora Yánover – librera argentina.

Alex Waterhouse-Hayward – fotógrafo argentino.

Vicente Zito Lema – poeta, periodista, docente y abogado argentino.

Este libro no es una biografía.

No es un estudio crítico ni un ensayo literario (dista mucho de serlo, aunque incluya un puñado de reflexiones propias y muchas ajenas).

Este libro es la crónica de la relación entre un escritor y una ciudad.

Es una búsqueda. O muchas.

Es la búsqueda de repuestas a cómo, por qué o cuándo un hombre escribió lo que escribió. Es la búsqueda de las huellas perdidas de ese hombre en la ciudad. Es la búsqueda de sus obsesiones y sus temores, sus inquietudes y sus más profundas ilusiones. Es la búsqueda, la pregunta, no la respuesta.

Es, también, un viaje por el tiempo, ese tiempo que nadie percibió ni escribió como Julio Cortázar. Es un viaje sinuoso aunque lineal, luminoso y triste.

Cortázar por Buenos Aires busca a Cortázar en la ciudad y camina de su mano.

Buenos Aires por Cortázar busca a Buenos Aires en los libros y en las palabras de Cortázar. Así, el libro es un espejo, y el espejo es también una búsqueda.

A casi cien años de su nacimiento, y a treinta de su muerte, Cortázar está vivo en su obra, en sus cartas y en el recuerdo de quienes lo conocieron. Algunos de ellos fueron sus más queridos afectos. Otros apenas lo vieron una o dos veces, de manera ocasional o para una entrevista periodística. Pero, en todos los casos, la vida de un escritor perdura en la memoria de esas personas que hablaron, rieron, lloraron o caminaron con él. Esas memorias no dejan de ser otra búsqueda, que es la búsqueda de la propia identidad.

Este libro les da, en muchos pasajes, la palabra a ellos, que construyen sus historias personales a partir del vínculo con el altísimo, siempre joven y para todos los tiempos recordado Julio Cortázar.

DIEGO TOMASI

Buenos Aires, agosto de 2013

CORTÁZAR Y LAS CIUDADES Y LOS DÍAS

Julio Florencio Cortázar nació el 26 de agosto de 1914, y murió el 12 de febrero de 1984. Es decir que vivió (casi) sesenta y nueve años y medio. O, dicho de otro modo, Cortázar se paseó por el mundo durante veinticinco mil trescientos setenta y dos días (las cuentas son fáciles y están a la mano de cualquier persona que quiera hacerlas. Solo hay que recordar que en ese lapso hubo diecisiete años bisiestos, y que las múltiples vidas que Cortázar vivió subido a las espaldas de sus personajes no suman días a la cifra final).

También puede decirse que le faltaron ciento noventa y cinco días para llegar a los setenta años de vida, pero la pregunta que importa, en este caso, tiene que ver no solo con el tiempo, sino también con el espacio. ¿Cuántos días estuvo Cortázar en Buenos Aires? En ese punto las cuentas no son tan fáciles, y encierran al mismo tiempo certezas y misterios.

Julio Cortázar nació en Bruselas, pasó la primera parte de su infancia en Zúrich y Barcelona, vivió en Banfield hasta su adolescencia, fue docente de escuela secundaria en Chivilcoy y Bolívar, profesor universitario en Mendoza. Se instaló para siempre en París a los treinta y siete años, pero hasta su muerte en esa ciudad pasó casi un año en Italia, recorrió Europa, visitó la India, llegó a Estados Unidos y se enamoró de Nicaragua y Cuba.