César Vidal - El primer evangelio: el documento Q

¿QUÉ ES EL DOCUMENTO Q?

¿Los rollos del mar Muerto? ¿La secta de los esenios? ¿Los Evangelios Apócrifos?

Existe, afortunadamente, suficiente documentación reflejada en diversas obras para saciar la curiosidad que plantean todavía algunos de los principales y más célebres enigmas sagrados.

Algunos libros, convirtiéndose incluso en auténticos best sellers a nivel mundial, nos han aproximado a distintos aspectos heterodoxos de esas cuestiones eternamente pendientes.

Sin embargo, no es menos cierto que aún se resiste un área brumosa, repleta de tópicos y falsas leyendas motivadas precisamente por esa carencia informativa, en torno a la existencia real o ficticia de un Evangelio sensacional. Un Evangelio primitivo, anterior a todos los demás y que incluso fue el consultado directamente por Mateo y Lucas para realizar los suyos. Una concentración de escritos de vital importancia, elaborados antes del año 70, y que contienen dichos directos de Jesús de Nazaret con todo lo que ello supone.

A este Documento Q se le llamó también Documento-Fuente y se aseguró en su día que se trataba de un material sencillamente excepcional. Desde su descubrimiento y primeros estudios provocó una polémica entre estudiosos, expertos e investigadores que aún prosigue. Y es que, como todo lo que concierne a la figura del rabí de Galilea, se trata de material sensible que de inmediato divide los frentes y motiva posiciones contrapuestas y recalcitrantes entre las diversas corrientes.

Con ello, como siempre, el que acaba perdiendo es el lector no avezado. El hombre de la calle que tiene todo el derecho del mundo a conocer pero que no dispone de acceso a una información restringida en cenáculos de élites siempre eruditas y distantes.

Debido a la escasez de textos publicados en su día en torno al hallazgo de un material previo a todo lo narrado por los «reporteros oficiales» encarnados en las figuras de los evangelistas, se dispararon las imaginaciones de muchos, los sonoros titulares y el recelo de no pocas instituciones. Esto continuó manteniendo al enigmático Documento Q, al compendio de elementos que encerraba, alejado del público.

¿Se había descubierto un texto que contaba toda la verdad? ¿Era esa verdad algo diferente de lo que nos habían narrado las Sagradas Escrituras?

César Vidal, doctor en Historia Antigua, licenciado en Derecho y Teología, recompuso y tradujo por vez primera ese caudal informativo sorprendente y revelador. Y lo hizo desde su acostumbrado rigor acompañado de una sencillez al alcance de cualquier interesado en la materia. Las enseñanzas de Jesús según el Documento Q, la vida del Nazareno en los años menos conocidos, el transcurrir del día a día, las sectas o los movimientos religiosos serán ahora conocidos y valorados sin cortapisas. Y como siempre, cumpliendo con el espíritu de esta colección, con el material primigenio entre las manos, para que cada uno juzgue y valore.

El trabajo que ahora se dispone a leer tiene por lo tanto un valor excepcional. Sobre todo si queremos profundizar en una época, en un personaje y en una serie de hechos fundamentales para el desarrollo de nuestra propia historia y creencias.

Da la impresión, compartida cada vez por más estudiosos, de que aquel tiempo clave en la historia encierra demasiada oscuridad. Oscuridad que no se despeja sólo con lo que reflejan las Sagradas Escrituras. Deberían, por naturaleza, existir otras crónicas, otras descripciones, otras perspectivas que enriquecieran la visión global de unos acontecimientos asombrosos producidos en Oriente Medio en el siglo I.

Ahora, con esta guía entre las manos, al ponernos en la piel del arqueólogo o historiador que descubre un tesoro informativo de primera magnitud, podremos ir deslizándonos por los mismos textos y enigmas que han cautivado a los sabios en el último siglo.

Estoy seguro de que disfrutarán encontrándose las numerosas sorpresas que guarda el recorrido.

ÍKER JIMÉNEZ

EL DOCUMENTO Q Y LA FECHA DE REDACCIÓN DE LOS EVANGELIOS

La datación de los Evangelios ha experimentado en las últimas décadas un progresivo retroceso en lo que a su localización en el tiempo se refiere. Si durante el siglo XIX era común situar la misma en el siglo II (en el caso de Juan incluso en la segunda mitad del siglo II), hoy en día existe una práctica unanimidad en colocarla durante el siglo I. Las fechas habituales serían el año 60-65 d. C. para Marcos (en cualquier caso antes del 70 d. C.); entre el 70 y el 90 para Mateo y Lucas, y entre el 90 y el 100 para Juan. Aunque esta postura es, hoy por hoy, mayoritaria, ha comenzado a ser desafiada muy consistentemente desde hace poco más de una década y, a nuestro juicio, debería ser revisada. En este apéndice expondremos, de manera forzosamente somera, la que, a nuestro juicio, sería una datación de los cuatro Evangelios más acorde con la evidencia histórica.

Puesto que el Evangelio de Marcos es comúnmente aceptado como redactado antes del 70 d. C., dejaremos su discusión para el final. Empezaremos por el Evangelio de Lucas.

Lucas forma parte de un interesantísimo díptico compuesto por este Evangelio y los Hechos de los Apóstoles. Existe una unanimidad prácticamente total en aceptar que ambas obras pertenecen al mismo autor y que, por supuesto, Lucas fue escrito con anterioridad, como se indica en los primeros versículos del libro de los Hechos. Partiendo de la datación de éste, sin embargo, debemos situar la redacción de Lucas antes del año 70 d. C.