Sharon Bertsch McGrayne - La teoría que nunca murió
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- Libro:La teoría que nunca murió
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2011
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La teoría que nunca murió: resumen, descripción y anotación
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Hacia 1740 un clérigo británico, Thomas Bayes, enunció una regla que puede resumirse en pocas palabras:«si completamos nuestras suposiciones iniciales con nueva información objetiva, obtenemos una nueva y mejor suposición». Ferozmente discutida desde entonces, la teoría de Bayes tuvo un papel decisivo en objetivos tan distintos como descifrar los códigos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, combatir el cáncer o contribuir al desarrollo de los ordenadores. Gracias a ella, nos dice el profesor Lindley, «sabemos hoy cómo pensar racionalmente acerca de un mundo inseguro».
Lo que Sharon B. McGrayne ha conseguido en este libro, que James Berger, de la Duke University, ha definido como «una revelación y una lectura apasionante», es transformar un complejo tema matemático en una exposición comprensible para el lector medio, y en la sorprendente historia de dos siglos de acontecimientos tan diversos como la liberación del capitán Alfred Dreyfus o la búsqueda de las bombas de Palomares.
Sharon Bertsch McGrayne
ePub r1.2
koothrapali 04.09.14
Título original: The Theory That Would Not Die
Sharon Bertsch McGrayne, 2011
Traducción: Tomás Fernández Aúz & Beatriz Eguibar Barrena
Editor digital: koothrapali
Corrección de erratas:dekisi
ePub base r1.1
SHARON BERTSCH McGRAYNE. Periodista americana, conocida por su labor dentro de la información y la divulgación científica. A lo largo de su carrera ha publicado numerosos libros y ensayos, además de colaborar en numerosos medios de comunicación e instituciones científicas. También es una colaboradora habitual en la redacción de artículos científicos en la Enciclopedia Británica. Sus libros exploran la relación entre los avances científicos y los desarrollos sociales.
[P_i] [Nota de los traductores] Aunque en español la sinonimia entre estas tres voces no se dé realmente en la práctica corriente, se han traducido de este modo las equivalencias terminológicas en función del vocabulario que hoy se acepta en castellano en la esfera de las ciencias estadísticas y matemáticas.
[1.1] La muerte de Bayes y el perfil de su persona se hallan lastrados por dos errores muy difundidos. En primer lugar, Bayes falleció el día 7 de abril del año 1761, según las actas de defunción que constan en el cementerio en el que fue enterrado así como en otros de los documentos que han logrado reunir Andrew Dale y David Bellhouse, los biógrafos de Bayes. Thomas Bayes recibiría sepultura el 15 de abril, y con mucha frecuencia se ha confundido esta fecha con la de su muerte. Es posible que el deteriorado estado en que se encuentra su panteón haya contribuido a crear ese malentendido.
En segundo lugar, sabemos con una seguridad prácticamente total que el retrato de Bayes que con tanta frecuencia suele reproducirse es el de otra persona llamada «T. Bayes». El grabado con su imagen se publicó por primera vez en el año 1936, en la History of Life Insurance in its Formative Years de Terence O’Donnell. No obstante, el pie de foto que aparece junto a la lámina de la página 335, donde figura su efigie, señala que el busto dibujado pertenece al «Reverendo T. Bayes, autor del perfeccionamiento del Método Columnar desarrollado por Barrett», y lo cierto es que Barrett no vendría a poner a punto el susodicho método sino en el año 1810, esto es, medio siglo después del fallecimiento de «nuestro» Reverendo Thomas Bayes.
David Bellhouse sería el primero en percatarse, en su obra del año 2004, de que el corte de pelo de la persona que aparece en el retrato resulta anacrónico. Sharon North, conservadora de la sección de Vestimenta y Moda del londinense Museo de Victoria y Alberto, concuerda con este parecer: «El peinado que puede observarse en esta representación tiene un aspecto muy parecido a los del siglo XX […]. Las vestimentas clericales siempre plantean dificultades [de datación], dado que las sotanas y los rabats (o golillas del cuello) cambian muy poco con el paso de los años. No obstante, yo diría que el peinado del hombre dibujado en la imagen […] no se corresponde en modo alguno con la moda que imperaba en la década de 1750». Teniendo en cuenta que se trata de un retrato, lo lógico es que llevara puesta una peluca. Los clérigos solían emplear una variante de la peluca de pelo corto (a la que terminaría conociéndose justamente con el nombre de «peluca clerical»), caracterizada por estar hecha con cabello equino muy cardado y empolvado de blanco.
[1.2] Dale (1999), p. 15.
[1.3] Todas las citas de Bayle y Price proceden de su ensayo.
[2.1] Para los detalles relacionados con la peripecia personal de Laplace me he basado en Hahn (2004, 2005). En el año 1925, al quedar destruido por un incendio el domicilio de uno de los descendientes del eminente matemático francés, se pensó que se habían perdido todos los documentos asociados con la vida de Laplace. No obstante, Hahn lograría localizar con gran esfuerzo un gran número de documentos originales que no sólo vendrían a revelar nuevos hechos sino que también contribuirían a corregir los anteriores supuestos relacionados con la biografía y la obra de Laplace.
[2.2] «…la curiosidad casi vertiginosa [de la época]» es precisamente la frase que emplea originalmente Daniel Roche en su ya clásica obra titulada France in the Enlightenment.
[2.3] Voltaire, op. cit., pág. 24.
[2.4] Koda y Bolton, op. cit., pág. 21.
[2.5] Stigler (1978), op. cit., págs. 234-235.
[2.6] Véase Laplace (1774), Œuvres Complètes de Laplace, volumen 8, pág. 27; junto con Laplace (1783/1786), Œuvres Complètes, volumen 11, pág. 37, y Stigler (1986), op. cit., pág. 359.
[2.7] Laplace (1776), pág. 113. La traducción inglesa pertenece a Hahn y se encuentra en la obra de Lindberg, D. C. y Numbers R. L. (comps.), titulada God and Nature: Historical Essays on the Encounter between Christianity and Science, 1986, págs. 268-270.
[2.8] Laplace (1783), Œuvres Complètes, volumen 10, pág. 301.
[2.9] La cita es de Laplace y se encuentra en la traducción de Dale (1994), op. cit., pág. 120, en la sección titulada «Historical note on the probability calculus».
[2.10] Gillispie (1997), op. cit., pág. 23.
[2.11] Laplace (1782-1785), Œuvres Complètes, volumen 10, págs. 209340.
[2.12] Véase Laplace (1778-1781), Œuvres Complètes, volumen 9, pág. 429 y (1783/1786), Œuvres Complètes, volumen 10, pág. 319.
[2.13] Laplace (1778-1781), Œuvres Complètes, volumen 9, pág. 429.
[2.14] «…resulta fácil de comprender, fácil de ampliar y fácil de aplicar, luego es obvio que…»: la cita pertenece a Laplace (1778/1781), Œuvres Complètes, volumen 9, págs. 383-485. El estudiante en cuestión era Jean-Baptiste Biot.
[2.15] Stigler (1986), op. cit., pág. 135.
[2.16] Gillispie (1997), op. cit., pág. 81.
[2.17] Laplace (1783/1786), Œuvres Complètes, volumen 10, págs. 295-338.
[2.18] Véase Hald (1998), op. cit., pág. 236; y para un examen más detallado relacionado con los estudios demográficos de Laplace, véanse también las páginas 230 a 245.
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