© 2016 por Sharon M. Koenig
Publicado por HarperCollins Español® en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.
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A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la Biblia Dios Habla Hoy, Tercera edición © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996. Usada con permiso.
Las citas bíblicas marcadas « NBLH » son de la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy® © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California 90631, sociedad no comercial. Derechos reservados. http://www.NBLH.org. Texto derivado de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation.
Las citas bíblicas marcadas « RVR 1960» son de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960 © 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina, © renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas. Usada con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de la American Bible Society y puede ser usada solamente bajo licencia.
El texto bíblico parafraseado por la autora se indica en las citas.
Editora en Jefe: Graciela Lelli
Edición: Marta Liana García
Diseño: Grupo Nivel Uno, Inc.
ISBN: 978-0-71807-951-2
ISBN: 978-0-71807-950-5 (eBook)
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A Jesús, mi faro y destino.
A mi hija Gabbie, la más grande de mis bendiciones.
A mi abuelita Amparo, la primera persona devota que conocí; aunque hoy estás en el cielo, tu ejemplo al final no quedó perdido.
Contenido
L a escritura de un libro nace del gran deseo de comunicar vivencias. Las letras surgen de experiencias personales que ya no podemos mantener en el anonimato de nuestro propio ser interior. En algunos momentos, escribir es un viaje exhilarante, pero, en otros, se vuelve un camino contaminado de dudas. A pesar de que gran parte de su trayectoria ocurre en la soledad, sin el aporte de muchas personas es imposible que nazca un libro. Por eso, agradezco a todos.
Doy gracias a Dios, sobre todas las cosas. A mi editor, Larry Downs, de HaperCollins, y su equipo; no tengo palabras suficientes para agradecer su conocimiento, apoyo y confianza. Gracias a Graciela Lelli por su dirección y edición. A Jayleen Gorritz por convencerme de que podía escribir un libro. A Giovanna Cuccia, mi hermana italiana, por creer en mí. Gracias a ti, Martha Daza; tus pinceladas de edición bendicen, eres incondicional, una gran maestra en el caminar de mi escritura. A Juli Peradejordi por mi primera oportunidad como autora. A Daisy Curry por cuidarnos. A Juan Peña y Carlos Hernández por responder a un llamado. A Josué Rivas y a Emmanuel Cavazos por el camino recorrido. Y gracias a mi agente, Diane Stockwell, por lo que vendrá.
En especial, gracias al padre Damon Geiger, de la Iglesia grecocatólica melquita, San Judas, por sus clases, debates y homilías, por esos momentos de entendimiento profundo mostrándome la tradición bizantina. Humilde, paciente e incapaz de juzgar; sin su conocimiento no hubiera podido comprender mi propia fe. Gracias, por ser el testigo silente de mi encuentro con Jesús, sus lecciones son agua bendita en este libro. Dios lo cuide siempre.
E scribí mi primer libro, Los ciclos del alma, como respuesta a la búsqueda de un mensaje que no lograba encontrar; su éxito fue una sorpresa. Varios años después de publicarlo y de practicar sus lecciones, innumerables cartas testimoniales de lectores dieron fe de lo que sucede cuando realizamos algo tan sencillo como la entrega de nuestros sueños a Dios.
Durante mucho tiempo busqué el secreto de la felicidad que tanto me eludía. Erróneamente pensaba que a través de un nuevo curso de iluminación podía sanar toda una vida llena de caídas, desde el dolor del maltrato en mi niñez hasta el vacío existencial en mi edad adulta. Estudié la mayor parte de mi juventud en un colegio católico, pero desde ese tiempo me había alejado de la fe de mi cuna. En su lugar me había dejado llevar por la curiosidad y la aventura de encontrar los secretos del misticismo. Esa búsqueda me llevó a ser aprendiz de muchos maestros y seguidora de varias filosofías y diversas religiones. No hay duda de que adquirí algunos conocimientos; hasta promoví algunas de sus enseñanzas, pero al final siempre sentía que me faltaba algo más. Creía equivocadamente que la alegría era el resultado de «hacer» lo que se «siente», «retener» lo que se «tiene» y «perseguir» lo que se «quiere». Sin embargo, comencé a tener un vestigio de la respuesta verdadera al hacer todo lo contrario: entregar mis más grandes deseos a Dios a cambio de obtener algo más preciado, la paz. La estrella de mi norte no fue un nuevo y sofisticado método de espiritualidad, sino una oración muy común, una invitación a Dios por medio de la oración del Padre Nuestro. Fue a través de sus palabras que aprendí que la clave de mi paz era tan simple como entregarse a Dios para luego descansar en su voluntad, aunque todos sabemos que no es tan sencillo como aparenta ser. Mientras evolucionaba con la práctica de la entrega, poco a poco mis ojos comenzaron a abrirse, porque caminar con Dios es un proceso diario de despertar. Aprendí que para Dios lo más importante no es la perfección, sino la acción de invocarle y luego el estar dispuesto a entregarle.
Había invertido la mitad de mi vida aprendiendo de diferentes culturas junto a muchas de sus prácticas y ritos, pero la experiencia más profunda la tuve frente a mi propia casa y en el lugar menos esperado, en una iglesia bizantina. Ocurrió en medio de la investigación de una de las promesas que presento en este libro, porque no solo escribo sobre ellas, las pongo a prueba, o mejor dicho, Dios me pone a prueba con ellas, pero ya les contaré sobre esa y otras vivencias más adelante.
Este nuevo libro es el resultado de una investigación más profunda, una excavación personal que reveló un gran tesoro lleno de gemas de sabiduría olvidadas. Las 12 promesas del alma es, como bien describe su título, un camino hacia la sanación espiritual, un compendio de las lecciones aprendidas en ese camino, muchas compartidas en cientos de correos y conversaciones con una gran variedad de buscadores de la fe, desde personas que no tenían una relación con Dios, hasta otras que ya habían logrado un encuentro con él, incluyendo a cristianos de diferentes denominaciones, que deseaban reafirmar su fe. Esas comunicaciones me mostraron que la buena intención de caminar en su voluntad no es suficiente, porque, aunque no queramos admitirlo, llegarán desafíos y ¿qué sucede cuando la voluntad de Dios y tu más querido deseo no son compatibles? Las promesas nos muestran qué hacer para mantener la paz cuando los vientos soplan demasiado fuertes y la fe comienza a tambalear.
Aquí no encontrarás complicadas lecciones esotéricas, de iluminación o alquimia, sino un resumen de historia, experiencia, lágrimas y risas que igualmente están fundamentadas en un poco de teología. Tras un largo proceso de depuración de pensamientos y creencias, se reveló lo más importante, unos puntos de referencia para saber cómo protegernos y no perder la paz cuando lleguen los retos, para mantenernos en el camino de la entrega a Dios y en un estado permanente de paz. Este libro trata, no solo de aprender a reconocer al Dios verdadero, sino de liberarnos, de sanar y tener paz al tiempo que nos mantenemos caminando a su lado.