«No siento compasión por ellos. Soy como una maquina fría y sin corazón, me hago con el escalpelo, taladro y sierro. La emoción va muy mal para el negocio». Esta frase, propia de un escalofriante asesino en serie, la pronuncia James Geraghty, uno de los neurocirujanos más reputados del Reino Unido. Y es que cuando hablamos de psicópatas nos vienen a la cabeza personajes, reales o ficticios, como Hannibal Lecter, el carnicero de Milwaukee o Dexter. Y, sin embargo, en este libro no sólo se habla de ellos. En él salen otros nombres como los de Neil Armstrong, Bill Clinton, Vincent Van Gogh, John Stuart Mill o J. F. Kennedy.
Porque según Kevin Dutton, psicópatas hay muchos y en absoluto tienen por qué ser criminales o asesinos. La psicopatía es solo un índice de esa «escala de locura» en la que estamos todos nosotros, y existe una línea de separación muy fina entre el perfil de un neurocirujano y el de un asesino en serie. Se puede decir, por tanto, que los psicópatas gozan de rasgos tremendamente positivos e imprescindibles para triunfar en el siglo XXI: son atrevidos, carismáticos, implacables, centrados, fríos y seguros de sí mismos.
Este libro es un recorrido intelectual que combina el conocimiento científico sobre el cerebro humano con una crónica que recorre desde monasterios secretos a prisiones de máxima seguridad, pasando por campos de entrenamiento de las Fuerzas especiales. Provocador y sorprendente al mismo tiempo, La sabiduría de los psicópatas revela una verdad chocante; tras su oscura fachada, los psicópatas tienen mucho que enseñarnos.
Kevin Dutton
La sabiduría de los psicópatas
Todo lo que los asesinos en serie pueden enseñarnos sobre la vida
ePub r1.0
Titivillus 23.09.16
Título original: The Wisdom of Psychopaths
Kevin Dutton, 2012
Traducción: Ana Herrera Ferrer
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
KEVIN DUTTON nació en Londres en 1967. Tiene un doctorado en psicología, y es un experto en la ciencia de la influencia social. Es psicólogo investigador y miembro afiliado de honor del Centro de Investigación para la Evolución Calleva y Ciencias Humanas, Magdalen College, Universidad de Oxford.
El primer libro de Kevin, Flipnosis: El arte de Split Second Persuasion, publicado por primera vez en 2010 y desde entonces traducido a 18 idiomas, documenta su búsqueda —desde el genio político de Winston Churchill a la maligna influencia de algunos de los mejores artistas de la estafa del mundo— para el psicológica, del «ADN» de la persuasión
Notas
[1] Serie televisiva británica que se emitió en la BBC entre 1981 y 1991, cuyo protagonista, Del Boy, es un vendedor callejero que quiere hacerse rico. El título es una abreviatura de «Only fools and horses work» (solo trabajan los tontos y los caballos). (N. de la T.)
[1a] Véase Arne Öhman y Susan Mineka, «The Malicious Serpent: Snakes as a Prototypical Stimulus for an Evolved Module of Fear», Current Directions in Psychological Science 12, n.º 1 (2003): 5-9. Para una introducción fácil de leer a la base evolutiva de la emoción, véase Joseph E. LeDoux, The Emotional Brain: The Mysterious Under pinnings of Emotional Life, Nueva York, Simon & Schuster, 1996. [El cerebro emocional, Barcelona, Planeta, 2000. Traducción de Marisa Abdala].
[2] Véase Heinrich Klüver y Paul C. Bucy, «Psychic Blindness and Other Symptoms Following Bilateral Temporal Lobectomy in Rhesus Monkeys», American Journal of Physiology 119 (1937): 352-3; Heinrich Klüver y Paul C. Bucy, «Preliminary Analysis of Functions of the Temporal Lobes in Monkeys», Archives of Neurology and Psychiatry 42, n.º 6 (1939): 979-1000.
[3] Cita extraída de Jane Spencer, «Lessons from the Brain Damaged Investor», Wall Street Journal, 21 de julio de 2005. http://online.wsj.com/article/0,SB112190164023291519,00. html (consultado el 19 de octubre de 2008).
[4] Véase Elaine M. Fox, Riccardo Russo y George A. Georgiou, «Anxiety Modulates the Degree of Attentive Resources Required to Process Emotional Faces», Cognitive, Affective, and Behavioral Neuroscience 5, n.º 4 (2005), 396-404.
[5]The Man Who Mistook His Wife for a Hat, Oliver Sacks, Londres, Picador, 1985. [El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, Barcelona, Anagrama, 2013. Traducción de José Manuel Álvarez Flórez].
[6] Véase Szabolcs Kéri, «Genes for Psychosis and Creativity: A Promoter Polymorphism of the Neuregulin 1 Gene Is Related to Creativity in People with High Intellectual Achievement», Psychological Science 20, n.º 9 (2009): 1070-73.
[7] Joseph P. Forgas, Liz Goldenberg y Christian Unkelbach, «Can Bad Weather Improve Your Memory? A Field Study of Mood Effects on Memory in a Real-Life Setting», Journal of Experimental Social Psychology 45 (2009): 254-7.
[8] Las otras tres emociones básicas son la ira, la felicidad y el desagrado. Existe cierta controversia sobre la conveniencia de incluir una sexta, la sorpresa, en la lista.
[9] La psicopatía tiene mucha más prevalencia en hombres que en mujeres. Se han aventurado un gran número de razones del porqué de este hecho. Los teóricos del desarrollo insisten en que las diferencias en la agresión pueden surgir de las prácticas dicotómicas de socialización parental en la educación de niños y niñas, señalando también el hecho de que las niñas muestran un desarrollo más precoz de las habilidades lingüísticas y socioemocionales que los niños, cosa que a su vez predispone al surgimiento de unas estrategias de inhibición de la conducta más efectivas. Las teorías evolucionistas, por otra parte, ponen el énfasis de las diferencias de género integradas en la activación y retirada conductual como posible fuente de la discrepancia: las mujeres, por ejemplo, tienden a informar de más emociones de «retirada negativa» (como el miedo) en presencia de estímulos de aversión, mientras que los hombres informan de más emociones de «activación negativa» como la ira. Una tercera escuela de pensamiento subraya el posible papel de factores sociológicos en la «presencia» del trastorno: un sutil sesgo de género en la diagnosis por parte de los clínicos, por ejemplo, unida al tradicional estigma social unido a las mujeres que presentan psicopatologías antisociales, e incluso que informan de sentimientos y actitudes antisociales. Sea cual sea el motivo, y es probable que lo demográfico oculte una confluencia de los tres factores, las estimaciones de la incidencia de la psicopatía tienden a variar de un 1-3 por ciento en hombres a un 0,5-1 por ciento en mujeres.
[10] El trabajo en cuestión, que Hare acabó publicando, era el siguiente: Sherrie Williamson, Timothy J. Harpur, and Robert D. Hare, «Abnormal Processing of Affective Words by Psychopaths», Psychophysiology 28, n.o 3 (1991): 260-73.
[11] Véase Sarah Wheeler, Angela Book y Kimberley Costello, (2009). «Psychopathic Traits and the Perception of Victim Vulnerability», Criminal Justice and Behavior 36, n.o 6 (2009): 635-48. También habría que observar que, mientras los psicópatas pueden poseer un radar a la vulnerabilidad, hay pruebas que indican que los elementos de su propio lenguaje corporal «se filtran» y les apartan de los miembros normales de la población. Un estudio, por ejemplo, usando grabaciones en vídeo, ha demostrado que los psicópatas pueden ser diferenciados de una forma fiable de los no psicópatas con una base tan pequeña como secuencias de exposición de cinco a diez segundos. Véase Katherine A. Fowler, Scott O. Lilienfeld y Christopher J. Patrick, «Detecting Psychopathy from Thin Slices of Behavior»,