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David Foster Wallace - Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer

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David Foster Wallace Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer
  • Libro:
    Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    2013
  • Índice:
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A Colin Harrison y Michael Pietsch Escritos durante la década de 1990 los - photo 1

A Colin Harrison y Michael Pietsch

Escritos durante la década de 1990, los ensayos y artículos de Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer constituyen una de las más irreverentes e hilarantes radiografías de la cultura americana de fin de milenio. Las subculturas televisivas, los entresijos del deporte de élite, la vida salvaje y surreal en el Medio Oeste o el turismo de lujo en el Caribe son algunos de los fenómenos que David Foster Wallace describe desde una perspectiva donde se entremezclan la familiaridad, el asombro y una mordacidad descabellada. En estos textos, publicados originalmente en revistas como Harper's o Variety, el autor consigue dar una vuelta de tuerca inédita en la literatura norteamericana: aunar una capacidad analítica deslumbrante con una corrosiva visión satírica, amén de la alucinante imaginación narrativa que conocemos de su ficción. Como si se tratase de una Guía de Fin de Milenio escrita a cuatro manos por Nathanael West y Don DeLillo.

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David Foster Wallace

Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer

Ensayos y opiniones

ePUB r1.1

Yorik04.04.13

Título original: A Supposedly fun thing I'll never do again

David Foster Wallace, 1997

Traducción: Javier Calvo

Editor digital: Yorik

ePub base r1.0

DAVID FOSTER WALLACE 21 de febrero de 1962 - 12 de septiembre de 2008 fue un - photo 3

DAVID FOSTER WALLACE 21 de febrero de 1962 - 12 de septiembre de 2008 fue un - photo 4

DAVID FOSTER WALLACE (21 de febrero de 1962 - 12 de septiembre de 2008) fue un autor estadounidense, que escribió novelas, ensayos, y cuentos, y trabajó como profesor en Pomona College en Claremont. Fue extensamente conocido por su novela Infinite Jest (La broma infinita), que era considerada por la revista Time como una de las 100 mejores novelas en lengua inglesa del período comprendido entre 1923 y 2006.

David Ulin, un editor de libros para The Los Angeles Times, llamó Wallace "uno de los escritores más influyentes e innovadoras de los últimos 20 años".

Una novela inacabada de Wallace, The Pale King (El rey pálido), fue publicada en 2011. Se prevé la publicación de una biografía de Wallace escrita por D. T. Max en 2012.

Notas

[47] La influencia de Lynch se extiende también a las producciones comerciales de Hollywood. La abundancia de maquinaria oscura y densa, de ráfagas repentinas de humo en los respiraderos, de ruidos industriales de ambiente, etcétera, de las primeras películas de Lynch, ha afectado claramente a James Cameron y a Terry Gilliam, y Gilliam ha llevado al límite la preocupación de Lynch por las fantasías descaradamente freudianas (Brazil) y por la interpretación de los mitos antiguos y las psicosis modernas (El rey pescador).

Y a lo largo del espectro, en el mundo del arte cinematográfico del tipo caviar-para-todos, solo hay que prestar atención a los festines de angustia abstrusos, pedantes y lentos de Atom Egoyam o Guy Maddin, o a la película de 1992 La Sentinelle, del francés Arnaud DesPlechin (que él mismo describe como «un obsesivo, intuitivo estudio de la escisión de la consciencia», y que relata, de hecho, la disociada relación entre un estudiante de secundaria y un director muy severo), o a cualquier obra reciente dirigida por un varón francés menor de treinta y cinco años, para ver que la sensibilidad de Lynch ha dejado su sello incluso en el arte cinematográfico de los realizadores más jóvenes y tunantes

[57] (= Balthazar Getty, sobre el cual probablemente sea mejor que diga lo menos posible, salvo quizá que se parece a Tom Hanks, John Cusack y Charlie Sheen, todos mezclados y luego despojados de cierta chispa vital. No es particularmente alto, pero en Carretera perdida parece alto porque tiene la espalda bastante encorvada y por alguna razón David Lynch le ha dado instrucciones para que acentúe esa mala postura. Como joven actor de moda, Balthazar Getty es a Leonardo DiCaprio lo que un Ford Escort es a un Lexus. El papel que lo sacó a la luz fue el de Ralph en la última versión de El señor de las moscas, un papel en el que estuvo anodino e insustancial pero no horroroso. Fue elegido erróneamente y mal dirigido en el papel de un niño sin hogar en Where the Day Takes You (por ejemplo, ¿cómo se las apaña un niño sin casa para llevar el pelo engominado todos los días?) y estuvo realmente bien en un papel hosco y breve en Profesor Holland.

Para ser sincero, me resulta casi imposible separar mis predicciones acerca de lo bien que va a estar Balthazar Getty en Carretera perdida de mis impresiones de él como ser humano en el plató, unas impresiones que resultan tan uniformemente negativas que probablemente sea mejor no extenderse sobre el tema. Para empezar, se dedicaba a tocar las narices a todo el mundo entre tomas corriendo de un lado para otro y pidiendo prestados teléfonos móviles para «una emergencia». Confieso que escuché furtivamente algunas de sus conversaciones de emergencia por el teléfono móvil y en una de ellas le preguntó a alguien tres veces seguidas: «Pero ¿qué ha dicho ella de ?». Por otro lado, fumaba sin parar pero no tenía tabaco, o sea, que siempre estaba gorreando pitillos a miembros del equipo que claramente iban a ganar el 1% de lo que él iba a sacar por esta película. Admito que ninguno de estos defectos es crucial, pero se acumularon. Getty también salía mal parado en comparación con su doble para las escenas peligrosas, que por lo visto era amigo suyo y siempre estaba a su lado, vestido con un mono idéntico de taller mecánico con la palabra «Pete» cosida en cursivas en el pecho y un grotesco forúnculo postizo en la frente, y que era un tipo despreocupado, simpático y muy divertido: por ejemplo, cuando manifesté mi sorpresa por la cantidad enorme de tiempo que se pasaba en el plató de pie y esperando sin nada que hacer, fue el doble de Balthazar Getty quien me dijo: «En realidad trabajamos gratis. Nos pagan por el tiempo de espera», lo cual tal vez ahora no parezca gran cosa pero en el contexto del aburrimiento atroz que provoca estar todo el día en los platós me pareció increíblemente gracioso.

Oh, qué coño. Lo más odioso de Balthazar Getty era que siempre que tenía cerca a David Lynch se mostraba empalagoso, complaciente y pelotillero, pero cuando Lynch se iba, Getty empezaba a burlarse de él y a hacer una imitación bastante irrespetuosa de su tono de voz distintivo (véase más abajo), una imitación que no era precisamente buena pero que claramente pretendía ser insolente y grosera)

[58] En realidad son once caravanas, la mayoría de la compañía Foothill Studio Equipment Rentals de Glendale y de la Transcord Mobile Studios de Burbank. Todas las caravanas están desenganchadas y calzadas sobre bloques de hormigón. El cagódromo es la cuarta caravana. Hay caravanas para la iluminación, el atrezzo, los efectos especiales, el vestuario, los accesorios de las grúas y las cámaras, y para las estrellas principales del reparto, aunque las caravanas de las estrellas no tienen sus nombres ni una estrella dorada en la puerta ni nada parecido. La caravana de los efectos especiales tiene una bandera pirata ondeando. De la caravana de iluminación sale música grunge a todo trapo, y delante de otras dos caravanas hay miembros del equipo, de aspecto rudo, sentados leyendo revistas de coches y armas. Una parte del equipo de rodaje pasa todo el tiempo en el campamento base haciendo cosas en las caravanas, aunque es difícil adivinar lo que hacen porque tienen ese aire vagamente circense de gente que pasa mucho tiempo en sus caravanas y ven sus caravanas como su territorio especial y no les gusta particularmente que uno se suba en ellas y mire lo que están haciendo. Pero gran parte de lo que hacen son cosas muy técnicas. La zona iluminada por el sol al fondo de la caravana dedicada a la iluminación y/o las cámaras, por ejemplo, está llena de trípodes, lámparas de pie y accesorios de todas las longitudes y tamaños ordenados minuciosamente, como un almacén de artillería. Los estantes que hay junto a los trípodes tienen etiquetas que dicen algo así como «2 x EXTRAGRANDE» , «2 × 8 JUNIOR» , «2 x NICHOS micro», «2 x MINI-BJ » y cosas por el estilo. También hay hileras de cajas de lentes con etiquetas como:

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