Margaret A. Murray - El dios de los brujos

Interesada en las creencias y prácticas paganas de la brujería, Margaret A. Murray inició su investigación en documentos de su época; éstos la llevaron a los expedientes medievales y renacentistas, incluyendo los de Juana de Arco y de su compañero de batallas, Gilles de Rais, así como del resto de Europa.

En El dios de los brujos, la doctora Murray revela el origen paleolítico de la deidad más antigua conocida hasta hoy: un dios astado, relacionado con la fertilidad masculina, cuyo culto se difundió prácticamente en todo el mundo antiguo, atravesó la Edad Media, el Renacimiento y subsiste en la actualidad a través de variadas prácticas religiosas, muy en especial cuando los antiguos ritos se empalman con las festividades cristianas. Cuestionada en su tiempo, actualmente su obra se considera fundamental en materia de antropología de las religiones.

Sin duda una de las mujeres más notables de su generación, Murray fue antropóloga, arqueóloga y egiptóloga destacada, además de sufragista. En los años veinte empezó a elaborar sus teorías sobre los orígenes y el desarrollo de la demonización de las creencias paganas, fenómeno que culminó en las cacerías de brujas.

Margaret A. Murray

ePub r1.1

Titivillus 25.08.16

Título original: The God of the Witches

Margaret A. Murray, 1931

Traducción: José Utrilla

Retoque de cubierta: RLull

Editor digital: Titivillus

ePub base r1.2

Guillermo el Rojo · Tomás Becket
Juana de Arco · Gilles de Rais

MARGARET ALICE MURRAY (1863-1963) fue una prominente antropóloga y egiptóloga británica, conocida en los círculos académicos por sus expertas aportaciones a la Egiptología y al estudio del folclore. Aunque su reputación como historiadora de la brujería es escasa y ha sido duramente criticada por historiadores contemporáneos, sus trabajos fueron muy populares y considerados acertados desde la década de los años 40 del siglo XX. Su tesis de la existencia de un culto pagano universal altamente organizado en la Europa cristiana a lo largo de la época moderna (en particular una religión pagana pan-europea pre-cristiana en torno al Dios Cornudo) sigue siendo mayormente desacreditada y rechazada, si bien influenció significativamente en el surgimiento de Wicca y otras religiones neopaganas durante el siglo XX.

Nacida en Calcuta, India, el 13 de julio de 1863, estudió lenguas y antropología en el University College de Londres. Siendo joven fue pionera en las campañas por los derechos de las mujeres, y sus intereses académicos y el deseo de llevarlos a cabo en contra de las barreras de la época, bastante atípicas para una mujer de la época victoriana, indicaban ya su considerable fortaleza personal. Fue ayudante del renombrado egiptólogo William Flinders Petrie en varias excavaciones arqueológicas en Egipto y Palestina a finales del siglo XIX, siendo nombrada profesora asociada de Egiptología por la Universidad de Londres en 1924, puesto que mantuvo hasta su jubilación en 1935. También formó parte del Instituto Real Antropológico Británico en 1926, y fue votada para ser Presidenta de la Folklore Society en 1953 a la edad de 90 años.

Pero el legado más conocido y controvertido fue su obra El culto de la brujería en Europa occidental, publicada en 1921 durante un período en el que escaseaba el trabajo de campo en Egipto, en el cual expone los elementos esenciales de sus tesis acerca de un modus operandi clandestino de resistencia pagana ante la Iglesia cristiana a lo largo y ancho de Europa; que la «caza de brujas» y procesos asociados en Europa no fueron resultado de creencias supersticiosas y la presión social, sino un intento de la iglesia católica (y posteriormente la protestante) de eliminar a una secta rival. Mantiene además que religiones y creencias paganas que datan desde tiempos del Neolítico y hasta el período medieval practicaron en secreto sacrificios humanos hasta ser expuestos por la «caza de brujas» hacia mediados del siglo XV.

Esta obra bien pudo haber sido influenciada por la obra de Jules Michelet, La Sorcière (La bruja, 1865), que, a pesar de ser bastante inexacta, resulta notable por ser una de las primeras historias solidarizadas con la brujería. Según Michelet, la brujería medieval fue un acto de rebelión popular contra la opresión del feudalismo y la Iglesia Católica Romana, tomando forma de religión secreta inspirada por el paganismo y la creencia en las hadas, y organizada principalmente por mujeres.

El dios de los brujos, de 1931, obra menos académica y escrita para una audiencia más amplia, insiste en sus afirmaciones acerca del culto brujeril a un dios cornudo cuyos orígenes se remontan a la Prehistoria, y que los relatos y denuncias sobre Satán en los procesos de brujas durante la Edad Media no eran más que reuniones paganas donde los sacerdotes con máscaras cornudas representaban al Dios Cornudo.

En The Divine King in England de 1954, va un paso más allá al defender la existencia de una conspiración secreta de paganos entre la nobleza inglesa, la misma que amparaba a miembros eclesiásticos prominentes. No obstante, tales teorías sobre la implicación en conspiraciones secretas de antiguos soberanos y nobles ingleses, o el revisionismo de las muertes de Thomas Becket y Juana de Arco como mártires paganos, nunca han sido tomadas en serio por gran parte de los historiadores, y tampoco por sus partidarios más acérrimos.

Los análisis críticos de sus obras, publicados en su mayor parte en revistas desconocidas y extrañas, fracasaron a menudo en influenciar la aceptación de sus obras, pasando a ser respetada como experta en brujería, y a relacionar sus teorías con la lucha por liberación femenina, la sexualidad libre y la resistencia contra la opresión de la Iglesia. Sus obras influenciaron enormemente a Gerald Gardner y más tarde a los pioneros de Wicca, y el uso de términos, conceptos y frases, como “Antigua Religión”, “conventículo”, “Esbat”, y “Dios Cornudo” derivan directamente de sus teorías.

Hoy se acepta de manera general que, aunque su obra hizo mucho al prestar atención a la historia oculta de la religión europea, las ideas de Murray (fuertemente influenciadas por la obra del antropólogo James Frazer, La rama dorada, también ampliamente desacreditada) conjeturan más que corroboran las limitaciones de sus fuentes. Muchos han cuestionado su metodología por la utilización de escasas fuentes, citas selectivas de testimonios acusatorios sobre brujas, interpretaciones subjetivas o manipulación de evidencias con el fin de conformar sus teorías han sido duramente criticadas, llegando incluso a ser acusada de falsificación deliberada de pruebas.

Murray falleció centenaria en Hertfordshire, Inglaterra, el 13 de noviembre de 1963.

[1] L. M. Sinistrati d’Ameno, Demoniality, pp. 35, 131, ed. de 1879.

[2]Chronicles of Lanercost, p. 109, ed. Stevenson, 1839

[3] T. Rymer, Foedera, I p. 934. cd. de 1704.

[4] Jean Chartier, Chronique de Charles VII, III, pp. 40-45, cd. Vailet de Viriville, 1858.