• Quejarse

Karlheinz Deschner - Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II)

Aquí puedes leer online Karlheinz Deschner - Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II) texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Karlheinz Deschner Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II)
  • Libro:
    Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II)
  • Autor:
  • Genre:
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II): resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II)" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Karlheinz Deschner: otros libros del autor


¿Quién escribió Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II)? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II) — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II) " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Karlheinz Deschner prosigue en este tercer volumen de Historia criminal del - photo 1

Karlheinz Deschner prosigue, en este tercer volumen de Historia criminal del cristianismo, su vasto estudio de las atrocidades perpetradas en nombre de la religión cristiana por cuantos contribuyeron a convertirla en el poder táctico más decisivo del mundo occidental. Bajo el título Desde la querella de Oriente hasta el final del periodo justiniano, el autor pormenoriza, en esta nueva entrega, las innumerables luchas que provocó en el siglo V el control de las sedes obispales de Oriente, desvela la figura sanguinaria del papa León I, y analiza las guerras santas emprendidas por el emperador Justiniano.

Karlheinz Deschner Historia criminal del cristianismo La Antigüedad tardía - photo 2

Karlheinz Deschner

Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II)

Desde la querella de Oriente hasta el final del periodo justiniano

Historia criminal del cristianismo - 3

ePub r1.1

Rusli 21.08.14

Título original: Kriminalgeschichte des Christentums. Die Spätantike (II)

Karlheinz Deschner, 1989

Traducción: Anselmo Sanjuán

Ilustración de cubierta: San Jerónimo de Estridón, de Francisco de Zurbarán (Museo de Bellas Artes, Sevilla)

Editor digital: Rusli

Retoque de cubierta: BingBang951

Diseño de la serie: BigBang951, Rusli, sharadore

Colaborador: Dr.Doa

ePub base r1.1

Dedico esta obra especialmente a mi amigo Alfred Schwarz Asimismo deseo - photo 3

Dedico esta obra, especialmente, a mi amigo Alfred Schwarz. Asimismo deseo expresar mi gratitud a mis padres, que tanto me ayudaron en todo momento, y a todos cuantos me prestaron su colaboración desinteresada:

Wilheim AdlerRobert Mächler
Prof. Dr. Hans AlbertJürgen Mack
Lore AlbertVolker Mack
Klaus AntesDr. Jörg Mager
Else ArnoldProf. Dr. H. M.
Josef BeckerNelly Moia
Karl BeerschtFritz Moser
Dr. Wolfgang BeutinRegine Paulus
Dr. Otto BickelHildegunde Rehle
Dr. Dieter BirnbacherM. Renard
Dr. Eleonore Kottje-BimbacherGerman Rüdel
Kurt BirrDr. K. Rügheimer u. Frau Johanna
Dr. Otmar EinwagHeiz Ruppel und Frau Renate
Dr. Kari FinkeMartha Sachse
Franz FischerHedwig y Willy Schaaf
Kláre Fischer-VogelFriedrich Scheibe
Henry GelhausenElse und Sepp Schmidt
Dr. Helmut HäußlerDr. Werner Schmitz
Prof. Dr. Norbert HoersterNorbert Schneider
Prof. Dr. Walter HofmannDr. Gustav Seehuber
Dr. Stefan Kager y Frau LenaDr. Michael Stahl-Baumeister
Hans KalveramProf. Dr. Wolfgang Stegmüller
Kari Kaminski y FrauAlmut und Walter Stumpf
Dr. Hedwig KatzenbergerArtur Uecker
Dr. Klaus KatzenbergerDr. Bernd Umlauf
Hilde y Lothar KayserHelmut Weiland>
Prof. Dr. Christof KellmannKlaus Wessely
Prof. Dr. Hartmut KliemtRichard Wild
Dr. Fritz KöbleLothar Willius
Hans KochDr. Elsbeth Wolffheim
Hans KreilProf. Dr. Hans Wolffheim
Ine y Ernst KreuderFranz Zitzlsperger
Eduard KüstersDr. Ludwig Zollitsch

Así como Alejandría poseía, por lo pronto, el rango más elevado entre las ciudades del Imperio de Oriente, también el metropolitano alejandrino desempeñó por mucho tiempo el papel principal en la Iglesia oriental. Su patriarcado era desde sus inicios el más compacto de Oriente. Tenía gigantescas posesiones en bienes raíces y hasta el Concilio de Constantinopla (381) mantuvo allí un primado indiscutible. Lo mantuvo, al menos de facto, hasta 449, año del «Latrocinio de Éfeso», contando ocasionalmente con el apoyo de Roma. Paulatinamente, sin embargo, se vio desplazado en la jerarquía de los patriarcados orientales por el de Constantinopla, con larga trayectoria ascendente. Los patriarcas de Alejandría deseaban ver colegas débiles e ineptos en la capital, pues ellos mismos aspiraban a un papado oriental. Fueron, tal vez, los primeros obispos de rango superior en adoptar el título de «arzobispos» (archiepiskopos) y como mínimo desde el siglo III, y de forma preferente, también la denominación de «papa» (papas) que mantuvieron de forma continua. El uso de la denominación de patriarca se fue imponiendo muy lentamente a lo largo del siglo IV. Incluso de parte católica se concede que, desde la fundación de Constantino «la sede alejandrina padeció de celos casi ininterrumpidos respecto a la de Constantinopla» (Wetzer/WeIte). Para derribar a sus rivales de la capital, los alejandrinos se valieron, sin embargo, de la controversia teológica en aquella época de «luchas a muerte por la formulación de los dogmas».

Ello lo puso de manifiesto con toda virulencia la lucha por el poder entre los patriarcas Teófilo de Alejandría y Juan Crisóstomo de Constantinopla. Hacía ya un siglo que la sede obispal alejandrina venía siendo ocupada por personas incursas en la mejor tradición del santo Doctor de la Iglesia, Atanasio. O sea, que en su lucha contra el Estado «se servían brillantemente de las bien probadas técnicas: soborno, manipulación de la opinión pública, intervención de la propia guardia personal, o bien de bandas de marineros y monjes armados» (F. G. Maier). Los obispos de Alejandría mantenían una tropa de choque militar, compuesta por centenares de porteadores de enfermos con la que asaltaban templos y sinagogas, expoliaban y expulsaban a los judíos y combatían, en general, por el terror todo cuanto les causaba estorbo, incluidas las autoridades imperiales.

Con todo, el patriarca de Constantinopla, la «segunda Roma», seguía acrecentando paulatinamente su prestigio e influencia. Finalmente, el segundo concilio ecuménico de Constantinopla (año 381) le concedió la preeminencia honorífica entre todos los obispos orientales (Canon 3). Es más, el cuarto concilio ecuménico de Calcedonia le equiparó el año 451 al papa, a despecho de la áspera protesta de este último. Es natural que, en consonancia con ello, aumentasen también las posesiones y los ingresos del patriarcado cuyos inmuebles y empresas (dominios, viñas, molinos) estaban diseminados por todo su territorio y experimentaron continuos incrementos gracias a donaciones y legados.

Los jerarcas alejandrinos no estaban, sin embargo, dispuestos a aceptar voluntariamente su postergación, sino que se aprestaron a la lucha usando todos los medios. Su intento de entronizar en Constantinopla a un alejandrino, ya durante el concilio del año 381, fracasó. Tras la muerte del obispo Nectario (397) —que contó con el favor del emperador Teodosio I, pero con la hostilidad del papa Dámaso— se frustró asimismo el propósito del alejandrino Teófilo de imponer a su candidato en la capital. Era éste el presbítero alejandrino Isidoro, con quien ya nos topamos anteriormente (véase vol. 2) a raíz de su fatal misión política y cuya función no era ahora otra que la de mantener ocupado el puesto para el sobrino del patriarca, Cirilo, demasiado joven aún. Veinte años más tarde, sin embargo, la suerte sonrió a Teófilo (385-412). Este sacerdote tan culto como carente de escrúpulos, auténtico faraón de los territorios nilotas, que aspiraba a convertirse en una especie de primado de todo Oriente, consiguió a la sazón y con la ayuda de la corte derribar a Juan Crisóstomo, soberano de la iglesia constantinopolitana, y enviarlo al desierto y a la muerte.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II)»

Mira libros similares a Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II). Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II)»

Discusión, reseñas del libro Historia criminal del cristianismo. La Antigüedad tardía (II) y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.