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John Kenneth Galbraith - El crash de 1929

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John Kenneth Galbraith El crash de 1929

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La crisis económica y financiera de 1929 dio origen a la gran depresión de los - photo 1

La crisis económica y financiera de 1929 dio origen a la gran depresión de los años treinta. John Kenneth Galbraith nos presenta aquí una historia y un análisis de esos hechos, y desentraña los procesos y mecanismos que, desde los años del boom inmobiliario de Florida hasta el desastroso otoño de 1929, alimentaron la fiebre especulativa y la ilusión del dinero fácil.

John Kenneth Galbraith El crash de 1929 ePub r10 Titivillus 260817 Título - photo 2

John Kenneth Galbraith

El crash de 1929

ePub r1.0

Titivillus 26.08.17

Título original: The Greath Crash 1929

John Kenneth Galbraith, 1954

Traducción: Ángel Abad

Editor digital: Titivillus

ePub base r1.2

A Catherine Atwater Galbraith Notas Recuérdese que el nombre de Baring - photo 3

A Catherine Atwater Galbraith

Notas

[*] Recuérdese que el nombre de Baring, alzado a la categoría de conde de Cromer en el año 1901, estuvo asociado con el gran período imperialista británico y, muy en especial, con el embargo aplicado a Egipto. Evelyn Baring, primer conde de Cromer (1841-1917) sirvió entre 1872 y 1876 en la administración británica de la India y fue comisario británico de la Caja de la Deuda en Egipto en 1877, momento a partir del cual su actividad se confundió con la labor de hacer de las tierras del Nilo un protectorado británico. (N. del t.).

[1] Departamento de Comercio de Estados Unidos, Oficina de Censo, Statistical Abstract of the United States, 1944-1945.

[2]Federal Reserve Bulletin (diciembre 1929).

[3] Thomas Wilson, Fluctuations in Income and Employment, Pitman, Nueva York, 1948 3, p. 141.

[4] Pormenores recogidos principalmente de dos artículos sobre el auge de Florida, publicados por Homer B. Vanderblue en The Journal of Latid and Public Utility Economics (mayo y agosto 1927).

[5]Only Yesterday, Harper, Nueva York, 1931, p. 280. Los demás detalles de los daños causados por el huracán son también de este libro, todavía fresco y vivo.

[6] Vanderblue, ibid., p. 114.

[7] Allen, op. cit., p. 282.

[8] Utilizo en toda la obra los índices del New York Times como nivel de precios de los valores. Estas cifras son los índices aritméticos no ponderados de veinticinco títulos que el Times llama «valores buenos y firmes con regulares cambios de precio y mercado generalmente dinámico». La razón de escoger estos índices y no los de Dow-Jones u otros es puramente arbitraria. Los del Times los vengo examinando desde hace años y son algo más asequibles al lector no profesional que los de Dow-Jones. Por lo demás, estos últimos, a pesar de ser mejor conocidos, van acompañados de un erudito cortejo de análisis sobre teoría del mercado, innecesario para nuestro objetivo. Cito índices de valores industriales y no de ferrocarriles o los generales porque los primeros fueron el principal foco de especulación y los que contribuyeron a extender tan extraordinariamente el movimiento. A menos que se indique lo contrario, los valores ofrecidos son los establecidos al cierre del mercado en el día de la fecha indicada.

[9] Declaración ante la Comisión del Senado, citada por Lionel Robbins, The Great Depression, Macmillan, Nueva York, 1934, p. 53.

[10]Ibid., p. 53.

[11] Allen, op. cit., p. 297.

[12]Understanding the New York Stock Exchange, Stock Exchange, Nueva York, abril 1954 3, p, 2.

[13]New Levels in the Stock Market, McGraw-Hill, Nueva York, 1929, p. 9.

[14]Ibíd., pp. 6-7.

[*] Indicador telegráfico de valores. (N. del t.).

[15]The Memoirs of Herbert Hoover: The Great Depression, 1929-1941, Macmillan, Nueva York, 1952, p. 5.

[16]Ibid., p. 14.

[17] Dice, op. cit., p. 11.

[18]Year Book, 1929-1930, Stock Exchange, Nueva York.

[19] La cifra de fin de año fue de 5.722.258.724 dólares. Ésta y las anteriores proceden del Year Book, 1928-1929, Stock Exchange, Nueva York, y no incluyen los préstamos a la vista de los agentes de cambio.

[20]Lombard Street, John Murray, Londres, 1922, p. 151.

[1]The Memoirs of Herbert Hoover, p. 16.

[2]Ibid., p. 11.

[3]Ibid., p. 9.

[4]Ibid., pp. 9 y 10.

[5] O la venta o reducción del volumen total del papel comercial.

[6]Stock Exchange Practices, Informe del Comité de Moneda y Banca de conformidad con la Resolución n.º 84 del Senado Washington (1934), p. 16.

[7]Ibid., pp. 1-14.

[8] Thomas Wilson, Fluctuations in Income and Employment, p. 147.

[9]Ibid., pp. 147-148.

[10] Citado por Mitchell en Stock Exchange Practices, Audiencias, Subcomité, Comisión Senatoria] de Moneda y Banca, Comisión Pécora (febrero-marzo 1933), parte 6, p. 1.817.

[11]Barron’s (6 mayo 1929).

[12]Wall Street and Washington, Princeton University Press, Princeton, 1929, p. 3.

[13]Ibid., p. V.

[14] Earl Sparling describió la visita a la Casa Blanca en Mystery Men of Wall Street, Greenberg, Nueva York, 1930, pp. 3-8. La autoridad es dudosa, aunque los datos facilitados por el autor, tan distintos de su interpretación, son a menudo muy precisos.

[15]Barron’s (10 junio 1929).

[16] Seymour E. Harris, Twenty Years of Federal Reserve Policy, Harvard University Press, Cambridge, 1933, p. 547. He utilizado con mucha frecuencia esta referencia —ultraconservadora pero muy cuidadosamente elabora­ da— sobre la política monetaria de la Reserva Federal.

[17]The Memoirs of Herbert Hoover, p. 17.

[18]Ibíd. El señor Hoover, tan despreocupado por semejantes detalles —incluidas las fechas— cita a Whitney como presidente de la Bolsa, cargo que en realidad ocupó más tarde.

[*] Parodia del lema In God We Trust [Confiamos en Dios], que se encuentra en las monedas acuñadas de los Estados Unidos. (N. del t.).

[1] Walter Bagehot, Lombard Street, pp. 130 y 131.

[2] Según una estimación posterior, el número era de 40 aproximada mente. Cf. Investment Trusts and Investment Companies, parte I: Informe de la Comisión de Valores y Bolsa, Washington, 1939, p. 36.

[3]Ibid., p. 36.

[4] Sería más exacto calificarlo de compañía o sociedad anónima de inversión. No obstante, he conservado el término «trust», menos preciso, pero más usado.

[*] También de Nueva York. (N. del t.).

[5] Todas las estimaciones de este párrafo proceden de Investment Trusts and Investment Companies, parte III, cap. 1, pp. 3 y 4.

[6]Ibid., parte III, cap. 2, pp. 37 ss.

[7]Ibid., p. 39.

[8]Stock Exchange Practices, Informe, Washington (1934), pp. 103-104.

[9]The Literary Digest (1 junio 1929).

[10]Ibid.

[11]Wall Street and Washington, p. 163.

[12] Bernard J. Reis, Valse Security, Equinox, Nueva York, 1937, pp. 117 ss. y p. 296.

[13] Investment Trusts and Investment Companies, parte I, p. 111.

[14]Ibid., parte I, pp. 61 y 62.

[15]Ibid., parte III, cap. 1, p. 53.

[*] Literalmente, «chasquear el látigo». (N. del t.).

[16] Al hacer esto, su comportamiento era razonablemente ortodoxo. En aquellos días, las obligaciones y las acciones preferentes eran documentos emitidos con unas posibilidades de conversión y derechos de participación casi infinitos.

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