El Resumen que el lector tiene en sus manos es el primero en español, y quizá en cualquier lengua, que abarca los tres libros completos de El capital de Marx. A diferencia de otros libros que se inspiran en esta obra, pero que no siguen su estructura o bien se limitan al volumen I, el presente resumen es completo y ofrece, capítulo a capítulo, una síntesis precisa y rigurosa del contenido que Marx trata en cada uno de ellos.
La utilidad principal del libro es facilitar la lectura completa de la obra original de Marx. Para una mejor comprensión de la misma, se recomienda al lector que lea cada capítulo de El capital seguido del correspondiente capítulo del Resumen (o a la inversa). La posibilidad de contrastar ambas versiones es un buen recurso para avanzar en la comprensión de Marx y el marxismo. El resumen puede también leerse de un tirón, sin necesidad de enfrentarse de entrada con la intensidad y complejidad de los varios miles de páginas de la obra original.
El libro incluye una Introducción con una sugerente interpretación de El capital y de Marx, así como cuatro utilísimos apéndices: “El recorrido de Marx hasta El (inacabado) capital”, “Resúmenes previos de El capital”, “Bibliografía sobre Marx y marxismo” y “Revistas marxistas y otros recursos en internet”.
I. Mi lectura de El capital
Decía su amigo Engels que Marx (1818-1883) fue ante todo un revolucionario . Y es cierto. Pero hay que añadir: un revolucionario muy especial . Por una parte, el socialismo y el comunismo son hoy y para siempre ideas inseparables del pensamiento de Marx, para quien “la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los propios trabajadores”. Pero, por otra, Marx es un revolucionario muy especial porque, aunque su figura es inseparable de su actividad política práctica en el movimiento obrero y la I Internacional, además filosofó y analizó teóricamente las condiciones sociales de la revolución presente y, a nuestro juicio, lo hizo con más profundidad y visión que ningún otro pensador, obrero o no. Desde Marx sabemos por qué el capitalismo no puede ser eterno, por qué es el propio desarrollo de este sistema social lo que engendra el comunismo y por qué este cambiante estado de cosas no altera una verdad esencial: que mientras haya capitalismo surgirán, surgiremos, continuamente nuevos comunistas.
Como filósofo y estudioso de la sociedad Marx llegó pronto a construir un sistema teórico revolucionario , al mismo tiempo que en su vida práctica tomaba el camino de la revolución. Es sabido que tuvo vocación de carrera universitaria, pero, dado el ambiente ideológico reinante, no pudo ingresar en ella y tuvo que ganarse la vida como periodista y escritor en las difíciles condiciones sociales de lo que siempre fue: un exiliado apátrida que fue expulsado sucesivamente de varios países por la actividad política anticapitalista que combinó durante toda su vida con su trabajo de estudioso de la sociedad. El enfoque materialista que dio a su filosofía ya desde la juventud —es decir, la idea de que es la realidad social la que engendra y explica la conciencia social, y no a la inversa— lo llevó a preocuparse por la “base real” del mundo de las ideas, y ese principio analítico que siempre llevó a la práctica terminó convirtiéndolo, casi a su pesar, en un “economista”. Pero economista, no en el sentido de esos estrechos “sicofantes del capital” que él mismo denunciara largamente en su obra —esos científicos chatamente positivistas que desprecian la metafísica, esa metafísica que ignoran—, sino en el sentido de un buen metafísico necesitado y capaz de una radical concreción de las ideas especulativas y su conversión en un sistema coherente y unitario de categorías destinadas a revelar lo más profundo de la realidad social contemporánea (contemporánea suya pero también contemporánea nuestra , como veremos), mediante la crítica [1] del pensamiento existente. Y ello, mediante los métodos de la mejor elaboración científica , expuesta siempre por tanto a las mejores y habituales formas de contrastación teórica, crítica y empírica.
Aunque pensó al principio que el dominio de las cuestiones económicas apenas le llevaría un corto espacio de tiempo, la verdad fue que la lectura de tantos hechos y autores en este campo (que siempre remitían a nuevos autores y hechos) y la creciente conciencia de la necesidad de lidiar con la base material de la vida social para entender esta realmente, terminaron haciéndolo bregar la mayor parte de su vida con la economía ( su “economía”) y los economistas. Esto no le hizo olvidar nunca las otras esferas que estudió, pues siempre fue consciente de que el económico no es ningún ámbito aislado sino una parte de la realidad social y a la vez de la ciencia y el pensamiento en general. Las discusiones sobre si Marx fue más economista que historiador o filósofo…, y otras contraposiciones por el estilo (como la omnipresente cuestión de si fue más un revolucionario que un científico, o la inversa), pierden tanto más sentido cuanto más se profundiza en su obra. Si uno la estudia a fondo, comprende finalmente que todo lo unificó en el terreno de las ideas, a todo le dio coherencia con su pensamiento y, también, que todos los hechos importantes de su vida sólo pueden entenderse una vez puestos en íntima conexión con su pensamiento, del que nacían y al que daban vida ellos mismos.
Como otros autores, Marx escribió muchísimo pero sólo publicó una parte de lo escrito. Su obra fundamental es sin ninguna duda la que aquí nos ocupa, El capital: Crítica de la Economía política , de la que sólo vio publicada en vida el primero de los 3 o 4 volúmenes de que constaba. El primero (1867) se publicó antes de su muerte, mientras que el II y III los editó y publicó Engels en 1885 y 1894, respectivamente, y el IV (conocido como Teorías sobre la plusvalía ) Kautsky en 1905-10, todos a partir de manuscritos inacabados. Y esto es un motivo más que suficiente para prestar una especial atención al volumen I [2] , que él mismo pudo revisar, corregir y pulir para la imprenta (sobre todo su 2ª ed. alemana, de 1873, que fue la última que nos dejó), y del que pudo ver varias ediciones publicadas (la francesa de 1872-75 tenía un valor científico “independiente”, según su propia opinión). Pero también es cierto que el lector tendrá una idea más completa del significado de la obra de Marx si profundiza en la multitud de borradores inacabados que se publicaron posteriormente en los siglos XIX y XX (¡y hasta XXI!: véase el Anexo I), empezando por los libros II y III de El capital . Ésta es la razón de que presentemos aquí un resumen completo de esta obra, lo cual es, que nosotros conozcamos, una novedad absoluta en lengua española (y probablemente en cualquier lengua). [3]
Pero, antes de dar paso al “puro” resumen de lo que Marx dejó escrito, haremos en esta Introducción un “resumen interesado” de nuestro propio resumen, en el que expondremos libremente la particular lectura que proponemos de esta obra. Como dice Marzoa, hay muchas lecturas posibles de cualquier obra de pensamiento, como también ocurre con El capital de Marx, interpretaciones potencialmente infinitas…; pero debe quedar claro que también hay lecturas que son sencillamente imposibles . Esperamos que el lector, tras leer la nuestra, piense que no sólo es una lectura posible sino además útil y sugerente.
II. Marx filósofo, revolucionario, economista-sociólogo