Peter Phillips - Megacapitalistas

M egacapitalistas. La élite que domina el dinero y el mundo sigue la senda iniciada en 1956 por C. Wright Mills, con su obra La élite del poder. Al igual que Mills, queremos concienciar sobre las redes de poder que condicionan nuestras vidas y nuestra sociedad. Mills definía a la élite del poder como aquellos «que deciden todo lo que tiene importantes consecuencias.» Sesenta y dos años después, las élites del poder se han globalizado y han creado instituciones para facilitar la preservación y la protección de la inversión de capital en todo el mundo.

Un concepto fundamental para entender la idea de una élite del poder globalizada es el de la «clase capitalista transnacional», teorizado en la literatura académica desde hace veinte años. El capítulo 1 de este libro revisa la transición de las élites del poder de Estados-nación descritos por Mills a una élite del poder transnacional centralizada sobre el control del capital global del mundo. La «élite del poder global» funciona como una red mundial no-gubernamental formada por personas adineradas, educadas de forma similar, con intereses comunes acerca de cómo gestionar, facilitar y proteger una riqueza global concentrada, y garantizar el crecimiento continuado del capital. La élite del poder global influye y utiliza las instituciones internacionales controladas por autoridades gubernamentales —concretamente, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la OTAN, la Organización Mundial del Turismo (OMT), el G7 y el G20, entre muchas otras—. Estas instituciones mundiales reciben instrucciones y recomendaciones para determinar políticas desde las redes de organizaciones y asociaciones no-gubernamentales de la élite del poder global.

Nuestro propósito es identificar las redes más importantes de esta élite y a los individuos que las conforman. A lo largo del libro, mencionamos a trescientas ochenta y nueve personas que constituyen el centro de control de las redes no-gubernamentales de formulación de políticas que gestionan, facilitan y protegen la concentración continua del capital mundial. Estos miembros de la élite son el corazón del activismo de la clase capitalista transnacional —el uno por ciento de la gente más rica del mundo— y, unidos, cumplen la función de ofrecer justificaciones ideológicas a sus intereses compartidos y de establecer los parámetros de acciones que necesitan poner en práctica a través de las organizaciones gubernamentales transnacionales.

Esta concentración de riqueza protegida está conduciendo a una crisis humana, en la que la pobreza, la guerra, el hambre, la alienación masiva, la propaganda mediática y la destrucción del medio ambiente están alcanzando niveles que amenazan la supervivencia de la especie humana. Entendemos que el ser humano puede estar en peligro de extinción y reconocemos que las élites globales del poder son probablemente las únicas capaces de corregir esta condición sin que haya una grave agitación social, guerras y caos. Este libro es un intento de concienciar sobre la importancia de un cambio sistémico y de una redistribución de la riqueza, tanto a los lectores como a las propias élites del poder global, con la esperanza de que inicien el proceso de salvación del género humano.

También creemos que si los movimientos sociales democráticos no-violentos de resistencia y no-cooperación adoptaran la Declaración Universal de Derechos Humanos como código ético, podrían acelerar el proceso de redistribución de la riqueza, y presionarían a la élite del poder global con medidas que todavía le resultarían aceptables.

En el capítulo 2, identificamos a los diecisiete «gigantes» financieros globales, aquellas empresas de gestión de dinero que controlan cada una de ellas cantidades superiores al billón de dólares. Estos gigantes manejan colectivamente más de 41,1 billones de dólares en una red global en la que ellos mismos invierten capitales entrelazados en todo el planeta. A su vez, los gigantes invierten no solo en uno, sino en muchos centenares de empresas de gestión de inversiones, muchas de las cuales son gigantes en ciernes, con las resultantes decenas de billones de dólares entrelazadas en una única y extensa red de capital global controlada por un número muy reducido de personas. Su principal objetivo es encontrar suficientes oportunidades de inversiones seguras para obtener un rendimiento del capital que permita su crecimiento continuo. Las oportunidades inadecuadas de colocación de capital derivan en inversiones especulativas peligrosas, en la compra de activos públicos y en un gasto permanente de guerra.

Estos ciento noventa y nueve gestores de capital global están estrechamente conectados a través de numerosas redes de asociación, que incluyen el Foro Económico Mundial, la Conferencia Monetaria Internacional, agrupaciones universitarias, varios consejos políticos, clubes sociales y empresas culturales. Sin duda, cabe concluir que todos se conocen personalmente o saben de los demás en el marco compartido de sus posiciones de poder.

En el capítulo 4, examinamos el conjunto de miembros de dos organizaciones no-gubernamentales de la élite global que formulan políticas. Ambas son sociedades no-lucrativas, con personal de apoyo en investigación, que fijan las instrucciones y políticas para ser implementadas por instituciones gubernamentales transnacionales como el G7, el G20, el FMI, la OMT y el Banco Mundial. Los treinta y dos miembros del Grupo de los Treinta y las cincuenta y cinco personas del Comité Ejecutivo Ampliado de la Comisión Trilateral comprenden un equipo central de ochenta y cinco facilitadores del capitalismo global (dos de ellos solapados). Su trabajo consiste en garantizar que el capital global siga fuerte, seguro y continúe creciendo.