Maïlys Charlier - Saca partido de la inteligencia emocional

Maïlys Charlier, 2017

Traducción: Laura Bernal Martín

Editor digital: Titivillus

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• ¿Problemática? ¿Cómo aprender a gestionar lo mejor posible tus emociones para poder maximizar tu potencial y tus posibilidades de éxito?
• ¿Utilidad? Una alta inteligencia emocional te conducirá al éxito con mayor seguridad que una capacidad intelectual fuera de lo normal.
• ¿Contexto profesional? Trabajo en equipo, gestión de un equipo, entrevista de trabajo.
• ¿Preguntas frecuentes?
  • ¿Qué impacto puede tener el estrés en mis emociones y cómo gestionarlo?
  • ¿Por qué la empatía es uno de los elementos esenciales en el desarrollo del CE?
  • ¿Qué competencias me permitirán evolucionar en una empresa?
  • ¿Cómo sacarle partido a una emoción fuerte como la ira?
  • ¿Cómo expresar una crítica constructiva sobre el trabajo de un empleado?
  • ¿Cómo utilizar mis emociones para automotivarme?

    «En mi trabajo anterior, no me sentía respetada y dejé que la situación empeorara. No dije nada hasta el día en que mi superior jerárquica fue demasiado lejos cuando yo me encargaba del stand en un evento, y exploté. Me mostré desagradable y le grité a mi superior delante de los clientes. Me había presionado mucho durante las últimas semanas y en ese momento no pude contenerme más y le dije todo lo que pensaba. Dos días más tarde, recibí mi carta de despido».
    Rachel, asistente administrativa en una asociación sin ánimo de lucro

En 1996, la noción de «inteligencia emocional» (IE) fue popularizada por la obra epónima del psicólogo estadounidense Daniel Goleman (nacido en 1946). Distingue dos tipos de inteligencia: la racional y la emocional, cuantificadas respectivamente como coeficiente intelectual (CI) y coeficiente emocional (CE).

Según Goleman, la inteligencia emocional es «la capacidad […] de identificar, acceder y controlar tus emociones, las de los demás y las de un grupo». Por tanto, el CE mide la capacidad que tiene un individuo para explotar sus aptitudes personales (empatía, confianza, motivación, etc.) y sus competencias sociales (comunicativa, relacional, etc.).

Para el psicólogo estadounidense, el coeficiente emocional y el coeficiente intelectual no son incompatibles: son, simplemente, dos maneras diferentes de medir la inteligencia global de un individuo. Como ocurre con el coeficiente intelectual, su teoría parte del principio de que nacemos con un coeficiente emocional dado, con ciertas cualidades y tendencias emocionales inscritas en nuestro patrimonio genético. Por tanto, no somos todos iguales en lo que a inteligencia emocional se refiere. Pero, si bien es difícil aumentar el CI, existen varios métodos para aumentar el CE. Estos métodos ayudan no solo a ser conscientes de nuestras emociones y a dominarlas, sino también a descifrar las de los demás y a actuar en consecuencia. De esta forma, ser emocionalmente inteligente está al alcance de todos.

Hoy en día, muchas personas consideran que el CE es tan importante como el CI, sobre todo en el marco profesional. De hecho, Goleman añade que la inteligencia emocional consiste en «gestionar los sentimientos para lograr expresarlos de forma apropiada y eficaz y así permitirle a los demás colaborar con harmonía en objetivos comunes». Desde este momento, cuanto más capaces seamos de gestionar nuestras emociones (estrés, tristeza, ira, intuición, etc.), mejor podremos interaccionar con los demás. Un jefe de equipo que demuestre una gran empatía será probablemente capaz de reducir el estrés de sus trabajadores insuflándoles energía: empleando bien sus emociones, optimiza su potencial como líder. De la misma forma, a una persona que tenga un coeficiente emocional alto le costará menos trabajar en equipo. De nuevo, según Goleman, «la inteligencia emocional no se suma a la capacidad intelectual, sino que la multiplica: constituye un factor invisible, pero determinante, de un rendimiento óptimo».

Entonces, ¿cómo aprender a controlar mejor tus emociones para poder maximizar tu potencial y tus posibilidades de éxito? ¿Cómo se mide el coeficiente emocional?

Origen y definiciones

En 1983, Howard Gardner propone su teoría de las inteligencias múltiples. Entre ellas, el psicólogo estadounidense distingue un tipo de inteligencia «vinculada a las relaciones con los otros». Esta inteligencia interpersonal —o social— «le permite al individuo actuar y reaccionar a los demás de forma adecuada. […] Permite que haya empatía, cooperación, tolerancia. […] Este tipo de inteligencia permite resolver problemas vinculados a las relaciones con los demás; […] Es característica en líderes y organizadores».

Sin embargo, la inteligencia emocional se define realmente por primera vez tras los estudios de Peter Salovey (nacido en 1958) y John D. Mayer (nacido en 1953) a principios de los años noventa. En sus obras, ambos psicólogos estadounidenses definen la IE como «un tipo de inteligencia que implica ser capaz de regular las emociones propias y las de los demás, de comprenderlas y de utilizar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento».

Inspirándose en las investigaciones de estos últimos, Daniel Goleman, doctor en psicología clínica y desarrollo personal, presenta este concepto al gran público en su libro La inteligencia emocional (1996). En esta obra, el psicólogo define la IE como «la capacidad […] para identificar, acceder y controlar nuestras emociones, las de los demás y las de un grupo». Esta definición la completan un año después Salovey y Mayer, que describen la IE como «la habilidad para percibir y expresar las emociones, para integrarlas de forma que faciliten nuestro pensamiento, para comprender y razonar con las emociones, así como para regular las emociones propias y las de los demás». La expresión «coeficiente emocional» surge a finales de los años noventa, con las obras de Reuven Bar-On (nacido en 1944), que fue el primero en medir este tipo de inteligencia. Este autor centra su reflexión en la noción del potencial de rendimiento y de éxito, enfocándose en las distintas capacidades emocionales y sociales: la autoconciencia, la buena comprensión y expresión, la conciencia de los demás, la gestión de emociones fuertes, la buena resolución de conflictos y la capacidad de adaptación. Así, define la inteligencia emocional de la siguiente forma: «La inteligencia describe el conjunto de habilidades, capacidades y competencias […]. El adjetivo emocional es empleado para hacer resaltar que este tipo de inteligencia es diferente a la inteligencia cognitiva». Para Bar-On, la inteligencia emocional es susceptible de ser mejorada gracias a formaciones y a la terapia.

El BarOn ICE

En 1997, BarOn crea el primer test de CE, el Bar-On EQ-i . Este consiste en responder a 133 afirmaciones («En la vida cotidiana, mis emociones me avergüenzan a menudo», «Si me están mintiendo, me doy cuenta fácilmente», «Si tengo un problema con alguien, puedo hablarle de él fácilmente», etc.) relacionadas con situaciones de la vida cotidiana. El candidato tiene que responder mediante una escala del 1 al 5. Cuando se termine el cuestionario, el ordenador calcula el CE del candidato basándose en cinco puntos:

• intrapersonal;
• interpersonal;
• adaptabilidad;
• gestión del estrés;
• y humor en general.

Cada uno de estos puntos está formado por quince componentes, como la autoafirmación, la tolerancia al estrés o el control de los impulsos.