Maïlys Charlier - Maximiza tu potencial intelectual

Maïlys Charlier, 2017

Traducción: Laura Soler Pinson

Editor digital: Titivillus

ePub base r2.1

• ¿Problemática? ¿Cuáles son las técnicas que permiten maximizar nuestro potencial intelectual?
• ¿Utilidad? Ser capaz de movilizar todas las capacidades de nuestro cerebro para trabajar con rapidez, con eficacia y cometiendo el mínimo de errores posible.
• ¿Contexto profesional? Desarrollo profesional, obtener un puesto con responsabilidades, gestionar un equipo o un proyecto, tormenta de ideas, desarrollo personal, creatividad profesional.
• ¿Preguntas frecuentes?
  • ¿Qué comportamiento debo adoptar para cuidar de mi cerebro en el día a día?
  • ¿Por qué es más fácil aprender cuando somos jóvenes?
  • ¿Por qué es importante ejercitar mi cerebro?
  • ¿Son realmente eficaces los juegos de entrenamiento cerebral?
  • ¿Es peligroso recurrir a medicamentos para mejorar mis capacidades mentales si no padezco ninguna enfermedad?
  • ¿En cuánto tiempo puedo constatar una mejora de mis competencias intelectuales?
  • ¿Mi manera de pensar depende de mi utilización preferente del hemisferio derecho o izquierdo?

El ser humano, como todos sabemos, solo utiliza un 10 % de su capacidad cerebral. ¿Pero qué hay de cierto en todo esto? Esta observación, que se atribuye a Albert Einstein (físico alemán, 1879-1955), se basa en el hecho de que, aunque usamos todas nuestras neuronas a lo largo del día, no las activamos al mismo tiempo. Además, existen miles de conexiones posibles entre ellas.

Por consiguiente, ¿podemos incrementar este porcentaje y desarrollar nuestras capacidades mentales? ¿Podemos reprogramar nuestro cerebro? Dicho de otra manera, ¿podemos neutralizar nuestros mecanismos y cambiar nuestra manera de ponerlo en funcionamiento? Este órgano, que se asemeja a una herramienta informática, funciona de una manera muy compleja; de hecho, los científicos (todavía) desconocen sus límites. Es fundamental en el día a día, ya que nos permite memorizar, aprender, actuar, interpretar, comer, respirar… en definitiva, vivir. Nuestro cerebro se adapta constantemente; de hecho, puede modificarse y remodelarse a cualquier edad creando nuevas neuronas y evoluciona sin cesar en función de nuestras experiencias personales.

En su obra Psycho-Cybernetics, Maxwell Maltz (médico y autor estadounidense, 1899-1975) afirma que el cerebro estaría conformado por un mecanismo de éxito que bastaría con activar como un botón para sacar provecho de nuestras capacidades y alcanzar nuestros objetivos. Al funcionar como un músculo, solo habría que ejercitar este órgano y cuidarlo para permitir que nuestra inteligencia evolucione. El estadounidense William James (fundador de la psicología moderna, 1842-1910) explica que «el ser humano es capaz de controlar su vida guiando sus pensamientos». Partiendo de esa base, ¿cómo podemos desarrollar esa inteligencia suplementaria? ¿Qué ejercicios y qué mantenimiento necesita nuestro cerebro para funcionar de manera óptima? ¿Cómo activar este mecanismo de éxito? En 50 minutos, este libro te orientará a través de las distintas etapas que te permitirán maximizar tu potencial intelectual y explotar mejor tu mente.

¿De qué está hecho nuestro cerebro?

El cerebro es el órgano central del sistema nervioso. Su función es controlar la motricidad de nuestro cuerpo y garantizar nuestras funciones cognitivas. Se compone de dos hemisferios:

• el hemisferio izquierdo rige el lenguaje tal y como descubre Paul Broca (neurólogo francés, 1824-1880) en 1861. Es también la sede de la lógica, del razonamiento, del cálculo y de la inteligencia;
• el hemisferio derecho, tal y como lo demuestra Roger Wolcott Sperry (neurofisiólogo estadounidense, 1913-1994) en los años sesenta, gestiona el espacio, la inteligencia global, la intuición y el sentido artístico. Este especialista pone de relieve sobre todo el hecho de que cada información nueva pasa por este lado. Por lo tanto, efectuamos nuestro aprendizaje con este hemisferio, mientras que el izquierdo asimila y almacena los datos.

Algunas observaciones sobre el cerebro

• Es el órgano mejor protegido del cuerpo gracias al cráneo.
• Pesa más de un kilogramo en el adulto.
• Está formado por entre 86 y 100 mil millones de células nerviosas, llamadas neuronas.
• Se alimenta principalmente de glucosa y de oxígeno.
• Está compuesto por un 60 % de grasa.
• Las neuronas se comunican entre ellas con señales eléctricas gracias a las sinapsis (zonas de conexión entre dos neuronas). Estos impulsos nerviosos producen sustancias químicas, llamadas «neurotransmisores».

La neuroplasticidad

La neuroplasticidad designa la capacidad de nuestras neuronas para adaptarse a todo cambio en su entorno, ya sean modificaciones de nuestro organismo interno o de nuevos parámetros externos que han aparecido en nuestra vida. Esta aptitud pasa por dos procesos: la creación de nuevas neuronas (la neurogénesis) y la supresión de conexiones ineficaces o menos útiles (la poda sináptica) que permite que otras se refuercen.

A lo largo de nuestra existencia, almacenamos creencias e ideas que, al ser repetidas constantemente, producen conexiones neuronales. Estas últimas se van fortaleciendo a medida que se reproduce la información. Así es como se crea nuestra programación mental. Para modificarla, debemos romper con nuestras costumbres y cambiar nuestras creencias. Así, el cerebro es capaz de crear o de reorganizar las neuronas y sus interconexiones en función de nuestras experiencias afectivas, físicas y cognitivas. No obstante, no es tan fácil, puesto que estos pensamientos son complejos y son el resultado de un conjunto de elementos variados (vista, olor, ruido, gusto, emoción, ambiente, etc.). Aunque esta plasticidad cerebral se desarrolla de una manera mucho más natural durante la infancia que durante la adultez, es posible que tenga lugar en adultos si ejercitamos nuestro cerebro con diferentes actividades y adoptamos los comportamientos oportunos.

El cerebro está conformado por distintas partes: el consciente, el preconsciente (que sirve de nexo entre el consciente y el inconsciente), el inconsciente y el subconsciente. Este último graba la información que recibimos y las experiencias que vivimos. Al contrario de lo que le ocurre al consciente, que está ligado a una actividad mental controlada, el subconsciente está relacionado con una actividad mental incontrolada, dentro del inconsciente. Estas cuatro partes están íntimamente vinculadas y tienen efecto las unas sobre las otras. Con la información que el consciente recupera cada día, el subconsciente moldea nuestras costumbres, nuestros reflejos, nuestros miedos y nuestras creencias. Finalmente es él quien programa nuestro cerebro a través de nuestros pensamientos.

Así lo afirma Sylvain Wealth en su artículo Je me suis donné 1 an pour reprogrammer mon cerveau («Me he dado 1 año para reprogramar mi cerebro»): «Los pensamientos llevan a las acciones y las acciones crean las costumbres». A pesar de que estas últimas son extremadamente útiles en nuestra vida diaria, a veces también influyen sobre nuestro cerebro de manera nefasta según nuestras experiencias, y pueden obstaculizar la evolución positiva de nuestro intelecto. Así, un mejor uso de nuestras capacidades mentales pasa en parte por el cambio en nuestra manera de pensar y por la «reprogramación» de nuestro subconsciente enfocándolo hacia la plenitud y, por lo tanto, hacia el éxito.