Eve Babitz - El otro Hollywood
Aquí puedes leer online Eve Babitz - El otro Hollywood texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1974, Editor: ePubLibre, Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:El otro Hollywood
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:1974
- Índice:5 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
El otro Hollywood: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "El otro Hollywood" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
El otro Hollywood — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" El otro Hollywood " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Quiero hablarte un poco de mí. En realidad soy artista, no escritora. Por tanto, me gusta el aspecto de los números arábigos en una página. Cuando digo que alguien tiene 15 años, me gusta el aspecto de 15. Me gusta cómo queda 9 millones y odio cómo queda nueve millones. 9 me parece más un número.
Además, creo que los lugares deberían escribirse en mayúscula. Por lo que a mí respecta, Norte, Sur, Este y Oeste son lugares, me da igual lo que piensen los demás. Cuando pienso en el Norte, va con mayúsculas. El Oeste, especialmente, es un lugar serio que debería llevar SIEMPRE mayúscula. Además, suena más aventurero ir al Oeste que ir al oeste.
Puesto que el libro es mío y James Joyce ya existió, ¿por qué no hacerlo a mi manera? Es una nadería y, piénsalo, podría ser James Joyce y llenarlo todo de latinajos.
EVE BABITZ (Los Ángeles, 1943) es autora de cinco novelas y dos obras de no ficción. Ha colaborado con Vogue, Rolling Stone o Esquire, y diseñó las cubiertas de bandas como The Byrds, Buffalo Springfield o Linda Rondstadt. Desde pequeña estuvo rodeada de las estrellas de la época. Su padre, músico de la 20th Century Fox, tocaba con músicos de la talla de Nat King Cole, y su madre era una artista de origen francés. Su padrino, el compositor Igor Stravinsky, le pasaba copas de whisky a escondidas bajo la mesa después de haber cumplido los trece años, mientras su madrina le enseñaba cómo comer correctamente el caviar. Charles Chaplin, Greta Garbo o Pablo Picasso eran también amigos de la familia. A pesar de esas influencias, Babitz descartó una carrera en el cine o en la música porque su pasión eran los libros.
Brillante en los estudios, optó por formarse lejos de la perfección de los jóvenes de Hollywood High. En 1963 pasó un año en Nueva York, donde el agente de Los Beatles la presentó como «la mejor chica de Estados Unidos». Se dedicó a ir de fiesta con Andy Warhol, Yoko Ono o el matrimonio formado por Joan Didion y John Gregory Dunne, referencia clave para ella. Babitz desapareció repentinamente de la vida pública en 1997, tras sufrir quemaduras severas a causa de un cigarrillo que prendió en su falda mientras conducía. La reedición de sus libros ha vuelto a poner en valor la importancia de su obra.
Título original: Eve’s Hollywood
Eve Babitz, 1974
Traducción: Cruz Rodríguez Juiz
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.0
[1] Juego de palabras entre Hollywood y holly, «acebo». (N. de la T.)
[2]Landmark significa «hito», «monumento», «lugar de interés». (N. de la T.)
Fotógrafa y escritora, Babitz encarnó en su juventud una mezcla única entre la California más liberada y la élite cultural del momento. Jim Morrison le dedicó una canción, se dejó fotografiar jugando al ajedrez desnuda con Marcel Duchamp, presentó a Dalí y Frank Zappa, y contó entre sus amantes a Harrison Ford, Ed Ruscha o Steve Martin.
Babitz define sus memorias como «novela confesional», pero lo que aquí nos regala es más parecido a pasear con ella mientras la ciudad se rinde a su pedigrí provocador. Con un humor afilado, nos cuenta su vida como una amiga que ha tomado unas copas de más. Vemos a los jóvenes de L.A. a través de los ojos de una Eve adolescente tumbada en Venice Beach, compartimos viajes de LSD regados con champán en el Chateau Marmont en compañía de futuras estrellas del rock y nos enamoramos de esta bonne vivante capaz de dedicar un capítulo a los mejores tacos de la ciudad.
El otro Hollywood es el universo de una chica que adoraba las fiestas tanto como los libros de Henry James, Colette o Virginia Woolf. Es el paraíso de una joven que se entregó a la provocación y el ensueño de una ciudad que fue su razón de ser. Es, por encima de todo, la historia de una mujer que, en esa sociedad hipnótica y volátil, entendió las ventajas que comportaba mantenerse fiel a sí misma.
Eve Babitz
ePub r1.0
Titivillus 13.10.2018
Principalmente, a Mae y Sol Babitz.
Pero también a Mirandi y Laurie, que viven junto al mar.
Y Diane Gardiner, sin la cual se habrían pasado por alto menos rarezas.
Y a Earl McGrath, a quien, lo admito, le debo Todo.
Y al presidente de mi discográfica favorita, Ahmet Ertegun.
Además de a cualquier otro Ejecutivo de Atlantic Records que me haya invitado a cenar, piense hacerlo o me haya dicho alguna vez: «Ten, haz la portada de este disco».
Y a Annie Leibovitz y su compañero fiel, Ciudadano Wenner, que recogen musgo en el Norte. Y a Grover Lewis, que disipa melancolías con sus ojos azules en una ciudad triste de alfombras azules, Texanamente. Y a Sara y Charlie y la chica de la coca.
Y a Brian G. Hutton, siempre el Príncipe, pero nunca, gracias a Dios, Don Perfecto.
Y a Carol Grannison-Killorhan, anfitriona de santuarios y cocinera de ocas.
Y a mi agente de Hollywood favorito, Mike Hamilburg, de ojos verdes. Y a mi editor de Boston favorito, Seymour Lawrence, un cliente exigente.
Y a Ginny Ganahl, si tienes que preguntar, nunca lo sabrás.
Y al hotel Beverly Hills.
Y a Robert L. Marchese, mi compañero de conversaciones sobre Lawrence de Arabia. (Un bellezón.)
Y a Marva, la mejor peluquera del mundo, y además te deja guapa.
Y a la Rainier Ale.
Y a Andy Warhol y Paul Morrisey, para quienes haría cualquier cosa con tal de que pagaran.
Y a los Didion-Dunne, por ser lo que no soy.
Y a Ned Doheney, postales de los espléndidos pavos reales de Hollywood.
Y a todos los bellezones artistas, en especial, a Ron Cooper, el poseído, y a Wudl y a Larry Bell, el maestro del cristal, y a Billy Al Bengston, a quien pido disculpas por apagar un cigarrillo en su suelo blanco hace 10 años. Y a Kenny Price. Y a Ed Ruscha, un hombre de gustos sencillos pero nadie hace alas así, o sea que se ha quedado con un Rolls blanco y sin alas.
Y a Barney.
Y a Derek Taylor. Diles lo grande que soy, Derek. Como cuando me presentaste a un Beatle como «la mejor chica de América».
Y a Robert y Harry Deustch, por su persistencia impresionante. Pero no a Phyllis.
Y a Marie, una amiga.
Y a L. Rust Hills, por el cuento del helado y el de tomar partido y los anagramas. Ese Esquire se cae a pedazos. Babe Vizet es mío.
Y a los huevos Benedict y al Beverly Wilshire.
Y a Ingolf Dahl, a Clark House y a otros del pasado.
Y a Jim Morrison, siguiendo los pasos de Rimbaud.
Y a Stephan Stills, por «Everydays» y por permitirme encargarme del grafismo.
Y al lenguado de Musso’s, a la florentina de berenjena, al tipo que prepara las tortitas y a mi amigo del aparcamiento (no el de planta, al que te aparca el coche, el joven). Y a los buñuelos de cangrejo de Don the Beachcomber.
Y a Joseph Heller, a Speed Vogel y al tipo que se fugó con la niñera. Y a la inspiración de Milo Minderbinder.
Y a Anne Marshall, una bella amiga para todos nosotros.
Y a Michelle Guilliane, por llamar antes de traerme a Kim Fowley a casa.
Y a Kim Fowley, al menos por los 6 dólares.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «El otro Hollywood»
Mira libros similares a El otro Hollywood. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro El otro Hollywood y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.