Pregúntale a Alicia se basa en el auténtico diario de una muchacha de quince años adicta a las drogas.
No es una declaración definitiva sobre el mundo de la droga de los adolescentes de la clase media. Tampoco ofrece ninguna solución.
Sin embargo, es una crónica específica y sumamente personal. Como tal, esperamos que conduzca a los entresijos del mundo en que vivimos, cada vez más complicado…
Han sido modificados nombres, fechas, lugares y ciertos acontecimientos a petición expresa de los afectados.
LOS EDITORES
Alicia es una adolescente sin más problemas que los habituales en su edad: está descontenta con su físico y obsesionada por la falta de popularidad entre sus compañeros. Pero ella lo vive con su sufrimiento intenso. Tan sólo encuentra consuelo en la escritura de su diario íntimo.
Cuando por fin alguien la invita a una fiesta descubre que las drogas le permiten desinhibirse y superar, aparentemente, sus dificultades para relacionarse.
Inicia así un viaje al infierno de la adicción, presidido por una doble angustia: la que le producen los fracasos de sus intentos por desengancharse y la que se origina en la incomprensión flagrante de su familia, que nunca llega a entender el alcance de la tragedia que Alicia está viviendo.
Un reflejo estremecedor del abismo de las drogas y de las raíces sociales y familiares de toda adicción.
Anónimo
Pregúntale a Alicia
Diario íntimo de una joven drogadicta
ePub r1.0
XcUiDi19.02.14
Título original: Go Ask Alice
Anónimo, 1971
Edición: Beatrice Sparks
Traducción: Teresa Pàmies
Editor digital: XcUiDi
ePub base r1.0
Primer diario
16 de Septiembre.
Apenas hasta ayer me consideraba la persona más dichosa de la tierra, de la galaxia, de todo lo creado por Dios. ¿Fue hasta ayer, solamente, o lo sentí hace muchos, muchos años? Se me antojaba que el pasto nunca había olido tanto a pasto; que el cielo nunca fue tan amplio. Ahora, todo se me viene encima, quisiera diluirme en la atmósfera del universo y dejar de existir. ¡Oh! ¿Por qué, por qué no me evaporo? ¿Cómo podré enfrentar a Sharon, a Debbie y a los demás muchachos y muchachas? ¿Cómo? A estas horas la noticia debe haber corrido por todo el liceo. Estoy segura. Ayer compré este Diario porque creí, por fin, tener algo digno de ser contado, algo grande y maravilloso; algo tan íntimo que no podría compartirlo con ningún otro ser humano. Sólo conmigo. Y ahora, como todo lo demás en mi existencia, resulta que no significa nada, absolutamente nada.
No puedo entender cómo Roger pudo hacerme esto, a mi, precisamente a mí que lo he amado desde que tengo uso de razón; que esperé toda mi vida a que se dignara mirarme. Ayer, cuando me pidió que saliéramos juntos, pensé que iba a morirme de felicidad. Y así fue. Ahora el mundo es inhóspito, gris e insensible. Mi madre anda reclamando para que limpie mi cuarto. ¿Cómo puede regañarme así, exigirme que arregle mi pieza cuando siento que me muero? ¿No podré estar nunca a solas con mi atormentada alma?
Diario: debes esperar hasta mañana o tendré que soportar otra vez el sermón sobre mi actitud, mi inmadurez, etc. ¡Hasta pronto!
17 de Septiembre.
Hoy el liceo ha sido una pesadilla. Temía encontrarme con Roger en cada rincón y, sin embargo, tenía miedo, desesperadamente, de no verlo. Me decía: «Algo debe haber pasado y él tendrá una explicación». A la hora de comer tuve que decir a las muchachas por qué no aparecía. Fingí que no me importaba pero ¡oh, Diario!, por supuesto que me importa. Tanto me afecta que siento como si dentro de mí todo se hubiera hecho pedazos. ¿Cómo puedo sentirme tan miserable, turbada, humillada, apaleada, y hablar todavía, funcionar, sonreír y, concentrarme? ¿Cómo pudo hacerme esto Roger? Yo no le haría daño ni a una mosca. No podría lastimar a nadie ni física ni emocionalmente. ¿Cómo, entonces, puede lastimarse la gente con tanta saña? Incluso mis padres me tratan como si fuera una estúpida, un ser inferior y sin remedio. Me imagino que siempre defraudare. Seguramente no estoy a la altura de lo que quisiera ser.
19 de Septiembre.
Cumpleaños de papá. Nada especial.
20 de Septiembre.
Hoy es mi cumpleaños. Tengo quince años. Eso sería todo.
25 de Septiembre.
Querido Diario:
Hace ya casi una semana que no escribo porque no me ha ocurrido nada interesante. Los viejos y estúpidos profesores de siempre, enseñando las mismas estupideces de siempre en la vieja y estúpida escuela de siempre.
Tengo la impresión de estar perdiendo interés por todo. Al principio creí que el liceo sería divertido, pero es un total aburrimiento. Todo es una lata. Tal vez se deba a que estoy creciendo, a que la vida se va volviendo más asquerosa. Julie Brown organizó una fiesta, pero no fui. He engordado más de tres kilos: tres feos, grasientos, torpes, babosos kilos, y ya nada me queda bien. Empiezo a tener un aspecto tan fofo como mi estado de ánimo.
30 de Septiembre.
¡Estupendas noticias, Diario! Nos cambiaremos de casa.
Papá a sido solicitado como decano de la facultad de Ciencias Políticas en… ¿No es excitante? Tal vez ahora las cosas sean como antes, como cuando yo era más niña. Quizás mi padre vuelva a dar clases en Europa cada verano, y entonces, como acostumbrábamos, iremos con él. ¡Oh, qué tiempos aquellos! Voy a ponerme a dieta. Cuando nos cambiemos de casa seré otra persona. Ni un mordisco más al chocolate, ni una papa frita volverá a cruzar mis labios hasta que no haya perdido cinco kilos de redondeces y de bultos de grasa. Voy a renovar completamente mi vestuario. ¿Qué me importa el ridículo Roger? Confidencialmente te diré, Diario, que todavía me importa. Supongo que siempre le amaré, pero antes de que nos vayamos, cuando yo esté más delgada, y mi piel, ahora fofa, sea tersa como el raso y los pétalos de rosa, cuando tenga vestidos como de modelo, entonces me pedirá que salga otra vez con él. ¿Voy a darle un plantón, a dejarlo colgado, o —me temo que sí— seré débil y volveré con él?
¡Oh, por favor, Diario, ayúdame a ser fuerte y firme! Ayúdame a hacer gimnasia cada mañana y noche, a limpiar mi cutis, a comer debidamente, a ser optimista y agradable, y positiva y risueña. ¡Quisiera tanto ser alguien importante, o, sencillamente, que de vez en cuando me invitase algún muchacho! Tal vez la nueva «yo» sea diferente.
10 de Octubre.
Ya he adelgazado kilo y medio y estamos tratando de organizar el traslado. Nuestra casa ha sido puesta en venta y papá y mamá han ido a buscar vivienda en… Yo estoy aquí con Tim y Alejandria y, aunque no lo creas, no me molestan en absoluto. Todos estamos excitados con la mudanza y hacen lo que les ordeno, me ayudan en la casa, las comidas y lo demás…, o casi. Supongo que papá va a tomar posesión de su nuevo cargo antes de que acabe el curso. Está ilusionado como un muchacho con zapatos nuevos, y todo se parece a los viejos tiempos. Nos sentamos todos alrededor de la mesa, reímos, bromeamos y, juntos, hacemos proyectos. ¡Es formidable! Tim y Alex insisten en que quieren llevarse todos sus juguetes y cachivaches. Personalmente, me gustaría tenerlo todo nuevo, excepto mis libros, claro: son parte de mi vida. La vez que me atropelló un coche y permanecí tanto tiempo enyesada, me habría muerto sin ellos. Incluso ahora no sé, exactamente, lo que en mí es mío y qué parte he sacado de los libros. Pero, de todos modos, ¡es formidable! La vida es realmente fantástica, magnífica, estimulante; estoy impaciente por ver qué hay a la vuelta de la esquina y de todas las esquinas futuras.