LA CONDENA
A UNA ADICCIÓN
Producción, narcotráfico y consumo de drogas,
un fenómeno que tiene solución
J ULIÁN MUÑOZ D ELGADO
SEGUNDA EDICIÓN
Popayán, Colombia
Copyright © 2019 Julián Muñoz Delgado
PUBLISHED BY
Julián Muñoz Delgado at Smaswords
LA CONDENA A UNA ADICCIÓN
Copyright © 2019 Julián Muñoz Delgado
Derechos ReservadoS
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Autor:
Julián Muñoz Delgado
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Julián Muñoz Delgado
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SEGUNDA EDICIÓN: Mayo, 2019
Copyright © 2019 Julián Muñoz Delgado
Reservados todos los derechos
Popayán Colombia
juliandelgad@gmail.com
A la memoria de David, de Boris y de Juano, amigos que la infame droga trunco en su juventud, su derecho de vivir.
A mi madre, por ser ángel guardián, ejemplo de vida e inspiración principal de este libro, quien me enseñó, que en el servir desinteresadamente esta la magia de vivir a plenitud.
tabla de CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
La producción, tráfico y consumo de drogas es uno de los nefastos males que somete a la humanidad. La guerra generada que pretende disminuir este problema, ha afectado a países latinoamericanos, especialmente a México y Colombia, que han sufrido sus devastadoras consecuencias: crímenes, intimidación, corrupción, secuestros, destrucción de bosques, descomposición social.
Los arrestos a los capos de la mafia, la incautación de cargamentos, la destrucción de laboratorios y el sacrificio de miles de vidas como producto de una lucha infructuosa, no han sido suficientes para que el fenómeno de las drogas desaparezca. Al contrario, cada vez se ve con impotencia cómo el negocio del tráfico de sustancias psicoactivas crece y se multiplica el número de consumidores en el mundo.
Grupos activistas basados en el argumento general que la guerra contra las drogas está perdida, pretenden apoyar políticas de legalización, despenalización o regulación para la modificación de leyes que prohíben la tenencia, consumo, suministro y producción de psicoactivos. Otros, apoyan esta política basando su posición en que cada individuo tiene derecho a elegir cómo quiere llevar su vida; también la ven como una medida que pretende erradicar las mafias relacionadas con el narcotráfico. Estos y demás argumentos similares de proyectos permisivos, encuentran una fuerte oposición; este debate ha existido desde décadas atrás y no se vislumbra un cercano acuerdo.
Llegar a un consenso en la aceptación de una política de legalización o regulación, se hace poco probable y el argumento que la guerra contra las drogas no funciona, no es el apropiado para aprobar una ley sin restricciones que pueda afectar el bienestar de una sociedad, sino que debe y merece una revisión en la estrategia que la haga eficaz.
Este libro debate los principales argumentos, no solo desde el punto de vista moral, sino estadístico y científico, de quienes promueven una política permisiva o regulada, que lejos de neutralizar los efectos nocivos de la actual situación los incrementa, cuando se aborda detenidamente, los costos sociales y económicos particularmente para los sistemas de salud, el tener una droga psicoactiva más legalizada que entraña peligros mucho mayores a nivel individual, familiar y social, que drogas legales como el alcohol y tabaco.
Islandia aplicó un programa ejemplar que logró disminuir notablemente el consumo de psicoactivos en su juventud. Su exitoso modelo, tuvo en cuenta los factores que inciden a que el fenómeno de la adicción se genere y desarrolle en una región. Se plantea entonces una alternativa que detenga y disminuya este problema, hecho que a su vez afecta a las mafias del tráfico de drogas y ofrece mejores garantías en el bienestar ciudadano que leyes permisivas.
El lector también podrá descubrir los valiosos principios que, aplicados en su núcleo familiar, disminuirán el riesgo de que alguno de sus integrantes genere una adicción o que logre salir triunfante de su flagelo. Una sociedad indiferente ante un problema que la agobia es cómplice en silencio de su decadencia.
Difícilmente se logrará los objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, especialmente en las áreas de salud y bienestar, si se sigue mirando con desdén el problema de abuso de sustancias psicoactivas. De acuerdo al Informe Mundial sobre Drogas 2019, (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODC) "585.000 personas perdieron la vida en 2017 a consecuencia del consumo de drogas" (sin tener en cuenta las muertes ocasionadas en guerras por el tráfico de drogas), cifra alarmante que merece atención por parte de los gobiernos para un mejor control y así evitar su propagación y tráfico.
CAPÍTULO 1
EL LEGADO DEL NARCOTRÁFICO
“ La lucha contra los traficantes de droga es el mayor combate de la humanidad”. Francois Mitterrand, noviembre 24 de 1989
El apogeo del narcotráfico en la década de los 80, dejó en Colombia un legado de violencia y terror sin precedente alguno en la historia del país. Donde se puso en evidencia el alcance devastador del narcotráfico: crímenes de lesa humanidad, miles de hectáreas de bosques destruidos, descomposición de la sociedad, desestabilización de un gobierno y corrupción.
Entre las décadas 60 y 70 el movimiento hippie, utilizado como una forma de repudio a las estructuras de poder a la guerra y capitalismo, entre otras causas, incrementó la demanda de marihuana en Norteamérica. Esta demanda encontró en países suramericanos tierras aptas y fértiles, especialmente en Bolivia, Perú y Colombia, la materia prima necesaria para surtir su mercado, que poco a poco fue reemplazado por la cocaína que representaba mayores utilidades con menos volumen de producto.
La comercialización de drogas ilícitas deja ganancias millonarias, pues el precio de la droga entre el proceso de siembra, producción, distribución y posterior venta, se multiplica decenas de veces.
Sin la mínima importancia del daño que causan los estupefacientes al organismo, los traficantes hacen del deseo incontrolable de un adicto por consumir un psicoactivo, el medio más vil de obtener fortuna. En Colombia, el narcotráfico transformó su cultura, masificó el soborno y la corrupción. Los jefes tenían estatus, representaban la forma de desafiar al Estado y conseguir riquezas, poder y todo cuanto su voraz codicia apetecía.
Gracias a la popularidad que ganaba la cocaína, que prometía un estímulo más poderoso que la marihuana y apoyada por celebridades, artistas y personas con capacidad de pagar un alto costo, promovió su consumo especialmente en países europeos y en Norteamérica, lo que permitió a las mafias fortalecerse económicamente, dándole un poder armado corruptor inimaginable, al punto de tener capos ocupando curules en el congreso y permeando de diferentes maneras las esferas políticas, económicas y sociales del país.
Se conformaron los llamados “cárteles”, se destacaron principalmente el cártel de Medellín y el cártel de Cali, que se disputaban con una guerra atroz, el dominio tanto interno como internacional de tan lucrativo negocio, al mismo tiempo que la libraban con el Estado tratando de impedir la promulgación de leyes que iban en contra de sus intereses.