JUEGOS DE FAMILIA
IAIN BANKS
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PETICIÓN
Libros digitales a precios razonables.
Para los amores perdidos.
Doy las gracias a:
Yvonne Frater, Patrick Greenough, Adele Hartley,
Laura Hehir, Simon Kavanagh, Gary Lloyd,
Eilidh y Les McFarlane, y Carole Simpson
Capítulo 1
S
u nombre es Fielding Wopuld. Es de esos Wopuld, la familia de los juegos, la gente con su nombre plasmado por todo el tablero de ¡Imperio!; todavía el juego de mesa más vendido en el Reino Unido por un amplio margen. También son los responsables de otro montón de juegos, pero ese es el famoso, el que la gente suele recordar, tanto si se trata de la versión original en tablero de cartón, papel y plástico como de su sucesor electrónico, elegante y atractivo, y ganador de varios premios, actualmente en todo lo alto de las listas de ventas de videojuegos.
Vicepresidente, sección de Ventas. Esa es su posición en la empresa familiar; a cargo de un presupuesto multimillonario en libras para promocionar sus numerosos artículos por todo el mundo, persuadir a los mayoristas, asuntos de Internet, cadenas de tiendas y grandes almacenes que acopian y venden su producto. Además, se le da bien; el año pasado hubo grandes beneficios.
Henry Wopuld, el tipo que imaginó ¡Imperio! por primera vez allá en los tiempos Victorianos, fue su tatarabuelo, así que, por la parte que le toca, él sigue la misma línea. Fielding aún tiene tan solo treinta años y se mantiene en muy buena forma practicando varios deportes. Conduce un Mercedes clase s, dispone de una legión de amigos, de una preciosa y sensual compañera y generalmente disfruta de esa clase de vida de éxito que la mayoría solo puede soñar.
Todo ello no hace sino provocar una pregunta en la mente de Fielding: ¿Qué diablos estoy haciendo aquí?, mientras conduce hacia el interior de esta cochambrosa zona residencial en Perth. Hablamos de Perth, Escocia; no de Perth, Australia. La Perth de Australia es un rincón hermoso y soleado que se extiende entre el desierto y el océano; con mucho surf y exuberantes muñequitas y cuerpos bien bronceados. La Perth de Escocia es más pequeña y mucho menos desarrollada; se encuentra rodeada por bajas colinas, bosques y tierras de cultivo. Presume de varios edificios bonitos y de algunas propiedades aisladas muy atractivas con vistas al río, pero ni mucho menos de un montón de cuerpos bronceados, por lo que Fielding puede ver. Conoce Escocia un poco; varios miembros de la familia han elegido residir aquí Dios sabe porqué y los Wopuld aún conservan, por ahora, uno de esos enormes terrenos para caza, tiro y pesca en el extremo norte del lugar; pero esta es la primera vez que él ha estado en Perth, está bien seguro de ello. La Ciudad Hermosa es como al parecer la llaman. Y no está mal, supone él, si te gustan las antiguallas, la historia y ese tipo de cosas. Siempre tuvo la impresión de que era bastante pija y de que estaba llena de gente que viste chaquetas de pana, tweed y Barbour, pero esta zona residencial de las afueras parece más bien Catetolandia; una urbanización hundida en el culo del mundo.
Conduce a lo largo de Skye Crescent (todo el trazado no es otra cosa que islas) entre largos bloques de tres y cuatro plantas, cubiertos por un desigual acabado en gravilla y ultrajados por pintadas de dudosa calidad. Los diminutos jardines en la parte delantera de los pisos están claramente descuidados. Él está acostumbrado a los cuidados.
Hay un montón de basura por todas partes, alguna incluso revolotea en la brisa que atraviesa la calle, proveniente de las relucientes nubes de septiembre. No ha visto ninguna botella de tintorro Buckfast tirada en la cuneta; ni personas tiradas en la cuneta, a decir verdad; y lo que hay junto a la acera son coches en vez de esqueletos desguazados, pero bueno, aun así.
De acuerdo, hay algunas tiendas con las puertas abiertas, pero las ventanas están cubiertas por rejas metálicas incluso ahora, a la luz del día. Un par de escuálidos chavales con acné están en la puerta de un local llamado Costcutter, compartiendo una botella y mirando pasar el coche. Sí señor, es un clase S 500 AMG, chicos. Miradlo y llorad. Ved lo que podríais conseguir si hacéis los deberes y trabajáis duro. Da igual. Limitaos a mantener vuestras jodidas manos apartadas de él. Es el delicado arte de no entablar contacto visual y al mismo tiempo parecer duro y extremadamente seguro.
Oh, oh; allí hay una botella; en la cuneta. Solo una pequeña botella verde de cerveza. Posiblemente sea una Beck. No está mal.
Encuentra el número 58 mediante un proceso de eliminación. El sistema de navegación por satélite se rindió al comienzo de la calle y no hay rastro del número donde debería estar, junto a la reja de seguridad a un lado de la puerta; sin embargo, el sitio anterior tenía el número 56 y el que está después tiene el 60, así que está bastante seguro. Comprueba que no haya cristales rotos y aparca cuidadosamente, bien pegado al bordillo. Cambia los espejos retrovisores a su posición de aparcamiento, por si las moscas. Respira profundamente y se dispone a salir al tibio aire. Aunque antes abre la guantera y se aplica unas cuantas rociadas de Versace, una en cada manga y en la nuca. Al menos ahora habrá algo por aquí que no huela a mierda.
De pie, sobre el desigual pavimento, observa con el rabillo del ojo como la alarma del coche hace destellar los indicadores una vez. Huele como si alguien estuviera cocinando un estofado irlandés de lata como desayuno tardío o almuerzo adelantado. ¿Que cómo se siente? Se siente como un tiburón fuera del agua, así es como se siente.
Sabe que así es como vive mucha gente, y está seguro de que no todos son drogatas y pirados pero, Jesús, qué lugar tan desolador, qué lugar para salir pitando de allí tan pronto como puedas.
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