Paul Sloane - Ejercicios de Pensamiento Lateral

EJERCICIOS

DE

PENSAMIENTO

LATERAL

Paul Sloane

Ilustraciones de

Myron Miller

Colección dirigida por Jaime Poniachik y Daniel Samoilovich

Edición a cargo de Diego Uribe

Dedicado a Jackie, Katie y Hannah,

sin cuya ayuda e inspiración

este libro no hubiera sido posible.

RECONOCIMIENTO

El autor reconoce la inspiración de Martin Gardner,

Edward de Bono, Bruno Brookes, y Gyles Brandreth.

El acertijo "El sueño" es propiedad de Times Newspapers

y fue publicado originariamente en el Sunday Times en 1990

Edición digital: Sargont (2019)

Edición a cargo de Diego Uribe

© 1992, by Juegos & Co. S.R.L.

Buenos Aires, Argentina

© 1992, by Zugarto Ediciones S.A.

Madrid, España

I.S.B.N.: 84-88155-04-2

Depósito Legal: M. 8745-1992

Impreso en España - Printed in Spain

Este libro es el resultado de los muchos años que dediqué a coleccionar acertijos de pensamiento lateral y a las felices horas que pasé tratando de resolverlos. El lector o la lectora sin duda encontrará que algunos de estos acertijos son viejos conocidos, pero puedo garantizarle que también hallará una buena cantidad de problemas nuevos e interesantes.

Fue Edward de Bono quien primero acuñó la frase “pensamiento lateral” para referirse a un proceso diferente al pensamiento normal, lineal o directo al que estamos acostumbrados. En la forma tradicional de razonar progresamos lógicamente de un paso al siguiente. En el pensamiento lateral, sin embargo, el lector o la lectora deberá deliberadamente abandonar este proceso, lo que le llevará a dejar de lado ciertas inhibiciones. Luego intentará resolver los problemas de maneras diferentes, aleatorias o laterales. Muchos de los problemas del libro toman la forma de situaciones que al principio parecen improbables o ilógicos. La idea es trabajar sobre el conjunto de circunstancias que describen la situación. El libro consta de tres secciones. Las dos primeras se encuentran intercaladas: una ocupa las páginas impares y consiste en los acertijos, ordenados en cuatro categorías de acuerdo con su nivel de dificultad, más una sección histórica especial; la otra ocupa las páginas pares y contiene las guías y claves que proporcionan ayuda inmediata. Finalmente, la tercera sección contiene las respuestas.

Aunque el lector o la lectora puede dedicarse a recorrer el libro solo, resulta mucho más divertido tratar los acertijos como desafíos para grupos pequeños, sea como un entretenimiento de sobremesa o como un ejercicio de pensamiento lateral. En estos casos lo más conveniente es que una persona actúe como maestro de acertijos. Él o ella, después de leer la respuesta para sí, presentará el acertijo al grupo. El maestro luego contestará las preguntas del grupo con una de estas tres respuestas: sí, no o no importa. La tarea del grupo será resolver el acertijo tan rápidamente como pueda. Resultará un ejercicio estimulante, por momentos exasperante, pero, sin duda alguna, absolutamente disfrutable.

Si el grupo queda atascado, entonces el maestro de acertijos puede ayudar mediante una de las claves o ayudas de la sección correspondiente.

Antes de hacer preguntas se deberá comprobar si todo lo que éstas implican se adapta a la situación. Luego, atacar en un frente amplio, para finalmente concentrarse en las líneas más prometedoras. Sobre todo se deberá tratar de pensar lateralmente, es decir, dejando de lado las aproximaciones convencionales y permitiendo que la imaginación salte libremente.

Para comenzar, he aquí uno de los más viejos y conocidos problemas de pensamiento lateral. Dice así:

Un hombre vive en el décimo piso de un edificio. Cada día toma el ascensor hasta la planta baja para dirigirse al trabajo o para ir de compras. Cuando regresa, siempre sube en el ascensor hasta el séptimo piso y luego por la escalera los restantes tres pisos hasta su apartamento en el décimo. ¿Por qué lo hace?

Una noche durante la Segunda Guerra, un bombardero aliado cumplía una misión sobre Alemania. El avión estaba en perfectas condiciones y todo funcionaba correctamente. Cuando llegó a su objetivo, el piloto ordenó abrir las compuertas de bombas. Se abrieron. Luego ordenó soltar las bombas. Fueron soltadas. Pero las bombas no cayeron del avión. ¿Por qué no lo hicieron?

Cinco trozos de carbón, una zanahoria y una gorra están tirados en el césped del jardín. Nadie los tiró en el césped, y sin embargo hay una razón perfectamente lógica para que se encuentren allí. ¿Cuál es la razón?

Dos personas, de nacionalidad americana, esperaban a la entrada del Museo Británico. Una de ellas era el padre del hijo de la otra persona. ¿Cómo puede ser?

No lejos de Madrid hay un gran granero de madera. El granero está totalmente vacío, excepto por un hombre que cuelga de la viga central. La soga con la que se ahorcó mide tres metros, y los pies penden a treinta centímetros del suelo. La pared más cercana se encuentra a seis metros. No es posible trepar ni a las paredes ni a la viga, y sin embargo el hombre se ahorcó a sí mismo. ¿Cómo lo hizo?

Los Señores Smith y Jones eran dos empresarios que hicieron reservas para la noche en el mismo hotel. Se les dieron habitaciones vecinas en el tercer piso. Durante la noche, el Sr. Smith dormía profundamente. Sin embargo, a pesar del cansancio, el Sr. Jones no lograba hacerlo. Al fin llamó por teléfono al Sr. Smith e inmediatamente después de colgar cayó dormido. ¿Por qué sucedió así?

Un taxista londinense recogió a una señora que era notoriamente una charlatana. El conductor no tenía interés en entrar en conversación, así que simuló ser sordo y mudo. Señaló su boca y orejas para indicar que no podía hablar ni oír. Cuándo llegó a destino apuntó al medidor para indicar cuánto debía pagarle. La pasajera lo hizo y se alejó. Entonces se dio cuenta que el conductor no podía ser sordomudo. ¿Cómo hizo para saberlo?

La Sra. Jones deseaba una casa nueva. Le gustaba tanto que el sol entrase en las habitaciones que pidió al arquitecto que construyese una casa con las cuatro paredes mirando al sur. Después de mucho pensar, el arquitecto logró construirla. ¿Cómo lo hizo?

Un hombre yace muerto en una cabina telefónica. El auricular cuelga del cable. Dos de las ventanas están rotas. No fue asesinado. ¿Cómo murió?

Un hombre entró en una casa. No había nadie más. Entró en una habitación, se detuvo, y luego, lentamente, levantó las manos por encima de la cabeza. Pasado un momento, se dió la vuelta, dejó escapar una risa, y salió. ¿Por qué?

Dos grandes maestros jugaron cinco partidas de ajedrez. Cada uno ganó y perdió la misma cantidad de partidas. Ninguna terminó en tablas. ¿Cómo pudo ser?