Scott y Kimberly Hahn
Roma, dulce hogar
Nuestro camino al catolicismo
Título original: Rome sweet home
Presentación
Uno de los más bellos y luminosos astros en el firmamento de la esperanza para nuestros atribulados días, es este matrimonio: Scott y Kimberly Hahn. El relato de su vida y su conversión es uno de los más interesantes entre los muchos que parecen estar floreciendo en la Iglesia de América como azafranes entre la nieve de primavera.
Todas las historias de conversión son diferentes, como los copos de nieve o las huellas dactilares. Todas son dramáticas. El único relato más dramático que el de la conversión a la Iglesia de Cristo es el de la conversión inicial a Cristo mismo. Pero ambos dramas –llegar a ser cristiano y llegar a ser católico– son dos pasos de un mismo proceso y en la misma dirección, como nacer y crecer. Este libro es una excelente muestra de esa verdad.
Debido al drama intrínseco de su tema –la búsqueda mutua entre el hombre y su Creador–, vale la pena conocer todo relato de conversión. Pero no todos son capaces de cautivar al lector y arrastrarle como río torrentoso; éste sí. Yo diría que hay cuatro motivos que hacen imposible dejarlo una vez que se empieza:
En primer lugar, los autores son muy inteligentes, de pensamiento claro e irrefutable razonar. ¡No quisiera ser un anti-católico en debate con ellos!
En segundo lugar, están apasionadamente enamorados de la verdad. Son incapaces de comprometer sus creencias.
En tercer lugar, narran con claridad y sencillez, con caridad y gracia, con humor, y entusiasmo, y alegría.
Por último, forman una pareja maravillosa, que se ofrece a sí misma y el tesoro que los dos han encontrado. Cuando llegue a conocerlos en las páginas de este libro, hallará en ellos esa inefable pero claramente identificable cualidad de la confiabilidad. Los hebreos la denominan emeth. Cuando uno los palpa, sabe que palpa verdad.
También hay razones religiosas que explican la fuerza de este libro.
Una es su evidente amor a Cristo; así de simple.
Otra es su amor y conocimiento de la Sagrada Escritura. Sé de pocos católicos en el mundo que conozcan y utilicen mejor su Biblia.
La tercera es su forma de armonizar –como Cristo– la ortodoxia bíblica y católica con la sensibilidad por la persona. En otras palabras, su amor a la verdad y a la gente; a la doctrina y al discípulo. Este doble amor es el secreto principal de los grandes maestros.
Finalmente, una cuarta razón es su teológico enfoque de la familia, biológica y espiritual (la Iglesia como familia). Esta doctrina, como cada detalle de la sabiduría de la Iglesia, se define y se aprecia más claramente cuando es atacada por las herejías que la niegan. Hoy en día esta base fundamental de toda la sociedad divina y humana sufre duros ataques, y parece estar muriendo ante nuestros propios ojos. Scott y Kimberly son dos guerreros en el ejército de San Miguel Arcángel que contraataca la última invasión del maligno. La suerte de la batalla está cambiando, y el mismo mar de la sabiduría de la Iglesia se prepara para inundar y limpiar nuestra tierra. Scott y Kimberly son dos olas tempranas de esa marea purificadora.
No hay grabaciones más demandadas y compartidas entre los católicos norteamericanos que las cintas de los Hahn. Ahora tenemos también la versión completa de su historia. Encontrará bocas espirituales más abiertas que las de los pichones.
Peter Kreeft
Prefacio
El difunto arzobispo Fulton Sheen escribió una vez: «Apenas habrá en Estados Unidos un centenar de personas que odien a la Iglesia católica; pero hay millones que odian lo que erróneamente suponen que es y dice la Iglesia católica».
Nosotros dos creímos en algún momento que estábamos en el primer grupo, sólo para descubrir que en realidad nos hallábamos en el segundo. Pero una vez que vimos la diferencia, y supimos dónde estábamos de verdad, se hizo evidente que no pertenecíamos a ninguno de los dos. Para entonces estábamos ya avanzados en el camino hacia nuestro hogar.
Este libro describe ese camino. Es una narración de cómo descubrimos que la Iglesia católica es la familia de la alianza de Dios.
Queremos mostrar cómo el Espíritu Santo utilizó la Escritura para aclarar nuestras dudas e ideas erróneas. No pretendemos tratar de las ideas erróneas que otros pueden tener. Con la gracia de Dios, quizá algún día podamos escribir otro libro sobre eso.
Este relato no podría haberse escrito si no fuera por Terry Barber, de Saint Joseph Communications de West Covina, California, quien generosamente nos entregó un ordenador portátil y numerosas grabaciones de nuestras conferencias para que Kimberly las trascribiera y corrigiera hasta darles una forma legible. Hay que decir que ella hizo todo el trabajo en el piso de arriba, con cuatro niños merodeando alrededor, mientras Scott se refugiaba en una tranquila zona de sótano para terminar su tesis doctoral: «Lazos de familia por alianza». Por propia iniciativa, Scott asume la responsabilidad por cualquier ambigüedad que pueda quedar.
G. K. Chesterton dijo una vez: «Si de verdad vale la pena hacer algo... vale la pena hacerlo a toda costa». Esto explica por qué hemos querido correr el riesgo –que está unido al gozo– de compartir en papel impreso nuestro testimonio de lo que ha sido esa etapa tan intensa de nuestras vidas.
SCOTT y KIMBERLY HAHN
29 de junio,
Fiesta de San Pedro y San Pablo
Introducción
Damos gracias a Dios por el regalo de nuestra conversión a Jesucristo y a la Iglesia católica que Él fundó; porque sólo por la asombrosa gracia de Dios hemos podido hallar el camino de vuelta a casa.
* * *
Yo, Scott, le doy gracias a Dios por Kimberly, la segunda gracia más asombrosa de mi vida. El Señor la puso a mi lado para revelarme la realidad de su familia de alianza; y mientras yo quedaba extasiado con la teoría, Kimberly la ponía en práctica, siendo el canal para las otras gracias más asombrosas de mi vida: Michael, Gabriel, Hannah y Jeremiah. El Señor se ha servido de todos ellos para ayudar a este inepto detective bíblico (el «teniente Colombo» de la teología) a solucionar «el caso del catolicismo» y regresar a casa.
El camino comenzó en verdad como una historia de detectives, pero pronto se convirtió en un relato de terror, para terminar finalmente en un gran romance: cuando Cristo quitó el velo a su esposa, la Iglesia.
(Dicho sea de paso, le será útil al lector tener presente estos tres tipos de relatos cuando vaya leyendo.)
* * *
Yo, Kimberly, le doy gracias a Dios por mi amado esposo Scott. Él se ha tomado en serio la llamada del Señor a nutrirme con la Palabra y a quererme por la gracia de Dios (Ef 5, 29). Preparó el camino para que nuestra familia fuera recibida en la Iglesia, y entregó su vida –educación, carrera, sueños– por nosotros, porque quería seguir a Cristo sin importarle el coste.
Al igual que el peregrinaje de Scott, también el mío ha variado de color y tono a medida que progresaba, como el cambio de las estaciones. ¡Qué poco imaginaba yo lo largo que iba a ser el paso del verano a la primavera!
1. De la cuna a Cristo
Scott:
Soy el más joven de los tres hijos de Molly Lou y Fred Hahn. Bautizado como presbiteriano , me crié en un hogar protestante, pero la religión significaba poco para mi familia, y más por razones sociales que por unas convicciones profundas.
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