Me Too
Historia de la vida real
Carolina Garay
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Publicado por Ibukku, LLC
www.ibukku.com
Diseño y maquetación: Índigo Estudio Gráfico
Copyright © 2022 Carolina Garay
ISBN Paperback: 978-1-68574-141-9
ISBN eBook: 978-1-68574-142-6
Índice
Capítulo 1
Antecedentes
Capítulo 2
El apellido
Capítulo 3
Los amores
Capítulo 4
La cuarta hija
Capítulo 5
Apareció un demonio
Capítulo 6
El inicio de diez años de infierno
Capítulo 7
El primer abuso
Capítulo 8
La confesión
Capítulo 9
La etapa escolar
Capítulo 10
La muerte
Capítulo 11
El Colegio de la Aurora de Alajuelita
Capítulo 12
1 de mayo de 2001
Capítulo 13
Conocí a un ángel rebelde
Capítulo 14
La verdad que dolió
Capítulo 15
Mi resiliencia
Capítulo 16
Mi primer empleo formal
Capítulo 17
¿Cómo se vive?
Prólogo
M edité mucho antes de escribir mi historia. Pensé que revivir todo lo que aconteció significaba traer a mi mente recuerdos de dolor, vergüenza, ira, impotencia y arrepentimientos; en fin, una vorágine de sentimientos con los cuales me es muy difícil lidiar.
Esa meditación me llevó 20 años. Constantemente tenía en el pensamiento dos voces: una me decía: “tenés mucho que contar. ¡Tu historia es inspiradora! ¡Tenés el deber de ayudar! ¡Las cosas no se pueden quedar así!”. La otra voz me decía: “no lo hagás, te vas a exponer a tanto, te desnudarás ante el mundo”, y así fue pasando el tiempo, el cual se transformó en años y las voces de mi mente nunca me abandonaron.
A la edad de 36 años, decidí que me quería liberar de ellas, ya me habían acompañado durante mucho tiempo, ya me habían jodido mucho la vida y decidí sentarme a escribir y no detenerme hasta obtener un libro, una historia que inspirara (espero lograrlo). Además, espero llegar a los corazones de muchos seres humanos que pasaron por lo mismo que yo, y poderles brindar, de alguna manera, ayuda para superar lo vivido; o bien, si alguien en el momento que lea mi historia está pasando por lo mismo, pueda decidir escapar, abrir sus alas y ser libre, libre del maltrato, libre de culpas y vergüenzas, libre de su mente. ¡Libre!
Esta historia no solo trata de mí, trata de personas que, al estar a mi lado, fueron arrastradas a momentos difíciles y muy traumáticos. ¿Los más perjudicados? Mis hermanos, hermanos inocentes que me querían, pero vivieron momentos que un ser humano no debería vivir nunca y menos a su corta edad; inevitablemente, lo vivido los arrastró a una vida de traumas y culpas en su adultez. Fueron sometidos a lidiar con cargas emocionales, de las cuales nunca fueron responsables, pero ellos no lo sabían. Y solo por el hecho de nacer en esa familia, tener a esos padres y esas condiciones paupérrimas de vida, detonaron todo lo que son ahora.
Gracias a Dios, gracias a la vida, hoy día son ciudadanos buenos que aportan a la sociedad, y están formando ciudadanos capaces, con principios y valores, para que los daños citados en este libro, en nuestra familia no se vuelvan a repetir.
Al final, todo giraba sobre mí. Mi espalda a tan corta edad, ya estaba cargada de muchos prejuicios y vergüenzas; siempre me sentí culpable por lo que ellos pasaron, por el amor que me tenían y aún me tienen. Todavía me siento culpable por lo que ahora siendo adultos sufren y se culpabilizan por lo que me sucedió a la edad de 6 años. Con este libro deseo de todo corazón liberarlos, que terminen de una vez por todas con sus culpas y no me visualicen como una víctima, por el contrario, que me visualicen como su Ave Fénix.
Me too trata de una historia de abuso sexual, psicológico y físico. No sé en qué año leerás este libro; ahora mismo, sentada en mi oficina, inspirada en este proyecto transcurre el año 2021. Hace unos años atrás, tres o cuatro, no recuerdo muy bien, se desataron en Hollywood demandas de actrices famosas acusando al director y productor Harvey Weinsten por acoso y abuso sexual. Cada vez que salía una mujer denunciando, iba tras ella otra con la misma acusación. Yo, mientras tanto, escuchaba esas noticias en mi carro camino a mi trabajo, y ahí me enteré de que ellas hicieron un movimiento llamado Me too . Muchas mujeres se unieron en contra de su agresor, entre todas se apoyaban y cada vez que salía una acusación otra levantaba la mano y decía: “¡ey!, yo también, a mí también me pasó”.
Yo las veía como guerreras defendiéndose unas a otras; no importaba si una era más famosa o exitosa que la otra; todas tenían algo en común: las habían agredido, ofendido, abusado y estaban unidas y listas para defenderse, así como defender a su igual.
Yo pensaba: “ Me too ”, pero cómo hago para que el mundo lo sepa. Esa situación la hemos vivido un porcentaje importante de mujeres en este país. Ellas son valientes por denunciar, levantar la voz y decir: “¡no es correcto lo que nos está pasando!”. A pesar de la fama y la exposición que tendrían al realizar la acusación, aun así, se empoderaron y lo hicieron. Pero las otras, las temerosas, las que ven esa situación y creen que eso pasó por su culpa, por estar en ese momento en ese lugar, esas que se callan por vergüenza, como si aún estuviéramos viviendo en la época del patriarcado, donde no teníamos voz ni voto.
En este libro quiero manifestar el Me Too , cuando era una niña de barrio de bajos recursos. Una niña que, en una situación así, no supo qué hacer o a quién acudir.
Me Too puede decir esa mujer a la cual su esposo o pareja la agrede de diversas maneras. Me Too dicen esos niños que siendo del sexo masculino no se escapan de esta experiencia y también les ocurre y son marcados, para bien o para mal. En ocasiones, unos usamos la experiencia del abuso para proteger a otras posibles víctimas y, lamentablemente, otros cometen el mismo abuso de una manera más atroz, repitiendo el patrón de sus abusadores, marcando a otras personas y la cadena no se corta.
Ahora mismo, en Costa Rica, estamos viviendo historias que nos indignan y nos llenan de impotencia. ¡Qué irrespeto! ¡Qué burla es esta! En pleno siglo 21, califican como un homicidio simple, la violación y muerte de una niña de 18 años; quien, cuando regresaba a su casa, después de estudiar en horas de la noche, “coincide” con su vecino que le ofrece llevarla a su casa; cuando tenía las intenciones más viles y crueles que se pudieran imaginar. Al final su muerte fue fatal, pero el final de Allison Bonilla representa un final fatal para todas las mujeres que vivimos en este país, porque las leyes con sus resoluciones nos están diciendo: “hagan lo que les hagan, las leyes son dóciles para los agresores”. No solo se trata del caso de Allison, al cabo de 3 años, las víctimas fueron Allison, Eva Morera y Luany Salazar, y las leyes de este país siguen siendo de risa.
Ellas, lamentablemente, murieron; pero aquí seguimos las niñas y niños que hemos vivido un infierno, en manos de nuestros abusadores, aún seguimos vivos. Ahora, en mi caso, viviendo una vida de adulto, pero con la certeza de que tengo mucho que contar para evitar futuras agresiones y, de alguna manera, exigirle al país y a las leyes, mayor protección y respeto para nosotros.