Agradecimientos
Gracias, William Sutcliffe.
Gracias Mary-Anne Harrington y Victoria Hobbs.
Gracias, Cathie Arrington, Sarah Badhan, Yeti Lambregts, Georgina Moore, Hazel Orme, Vicky Palmer, Amy Perkins, Barbara Ronan y a Tinder Press en general. Gracias, Jennifer Custer, Vickie Dillon, Hélène Ferey y todo A. M. Heath.
Gracias a mis padres por responder preguntas y proporcionar documentos; a mi hermana por compartir sus recuerdos de nuestra infancia; a Sarah Urwin Jones por las conversaciones tranquilizadoras sobre las características de la memoria; a Ruth Metzstein por otra revisión más del último borrador; al profesor Rustam Al-Shahi Salman por sus consejos y la supervisión de los términos neurológicos.
Mi eterno agradecimiento a las siguientes personas por su sabiduría, su compasión y su apoyo a mi hija: el doctor Adam Fox (que siempre será para nosotros el fantástico doctor Fox), el profesor Jürgen Schwarze, Susan Brown, la hermana Lowe y el equipo del servicio.
Respiré hondo y oí la consabida fanfarronada de mi corazón. Sigo aquí, sigo aquí, sigo aquí.
SYLVIA PLATH, La campana de cristal
a mis hijos
Créditos de las ilustraciones
Capítulo 2 - Mary Evans Picture Library/Gill Stoker.
Capítulo 6 - Falkensteinfoto/Alamy.
Capítulo 7 - Wellcome Library/Creative Commons CC BY 4.0.
Capítulo 8 - Custom Medical Stock Photo/Alamy.
Capítulo 10 - Archivist/Alamy.
Título original: I am, I am, I am
Maggie O’Farrell, 2017
Traducción: Concha Cardeñoso Sáenz de Miera
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Algunos nombres, descripciones y lugares se han cambiado para proteger la identidad de quienes tal vez no desearan verse en un libro.
Algunos fragmentos de este libro vieron la luz por primera vez en otro formato en las siguientes publicaciones:
—fragmentos de «Hija», en Guardian Weekend, mayo de 2016,
—fragmentos de «Recién nacida y torrente sanguíneo», en Good Housekeeping, febrero de 2007,
—fragmentos de «Abdomen», en The Guardian, mayo de 2004.
Notas
[1] En castellano en el original. (N. de la Traductora).
[2] En castellano en el original. (N. de la T.).
[3] Informe de Save the Children sobre la maternidad en el mundo, correspondiente al año 2015. (N. de la Autora).
[4] Estadísticas de abortos, Tommy’s, tommys.org. (N. de la Autora).
[5] En castellano en el original. (N. de la T.).
[6] Brent Crane, «For a More Creative brain, travel», The Atlantic, 31 de marzo de 2015. (N. de la Autora).
[7] CAT: siglas inglesas de las castellanas TAC (Tomografía axial computarizada). (N. de la T.).
[8] Palabra galesa que designa un festival tradicional de música, poesía y teatro. (N. de la T.).
Cuello
1990
Cabeza
1975
Cráneo
1998
Intestinos
1997
Sangre
1997
Causa desconocida
2003
Pulmones
2010
Cerebelo
1980
Hija
(Hoy en día)
Pulmones
1988
Columna, piernas, pelvis,
abdomen, cabeza
1977
Todo el cuerpo
1993
Garganta
2002
Abdomen
2003
Recién nacida y torrente sanguíneo
2005
Pulmones
2000
Sistema circulatorio
1991
Diecisiete roces con la muerte.
Un parto se complica más allá de lo razonable; a una niña le diagnostican una enfermedad incurable que la tiene encamada durante más de un año; una adolescente es agredida por un extraño mientras pasea por el campo; el avión en el que una joven viaja a Asia se precipita al vacío; una mujer se salva por los pelos de ser atropellada.
Estos son algunos de los episodios —sucedidos en distintos momentos de su vida y en diversos países— que Maggie O’Farrell recoge en este particularísimo libro autobiográfico. Diecisiete roces con la muerte, como los llama su autora, que pudieron terminar en desastre, diecisiete momentos clave de su vida que revelan una manera de ser y estar en el mundo.
Sigo aquí es un libro sincero que huyendo de lo sentimental anima al lector a interrogarse sobre las cosas que verdaderamente cuentan, a reflexionar sobre la fragilidad de nuestra existencia y a celebrar la belleza y el milagro de la vida.
Maggie O’Farrell
Sigo aquí
Diecisiete roces con la muerte
ePub r1.0
Titivillus 18.07.2019
Más adelante, en el camino, un hombre sale de detrás de una piedra grande.
Estamos los dos en la orilla de un lago oscuro oculto en la artesa que forma la cumbre de esta montaña. El cielo es de un azul lechoso; aquí, tan arriba, no hay vegetación, y solo estamos él y yo, las piedras y el agua quieta y negra. Se planta en medio del camino con sus botas, las piernas separadas, y sonríe.