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A mi madre, Núria, que en el cielo vive ,
y a mi padre, Amado, por haberme dado la vida .
Prólogo
A lo largo de miles de años la música ha guiado la evolución de diferentes regiones del cerebro humano, como si la señal y el receptor se hubiesen diseñado con un mismo fin y cumpliesen una misión necesaria para la evolución de nuestra especie. Cuando los sonidos y los silencios se suceden con coherencia, el ritmo, la melodía y la armonía activan la corteza de los lóbulos temporales y pueden ser almacenados como recuerdos imborrables. Los lóbulos temporales están intensamente conectados con nuestras memorias, es como si almacenasen la banda sonora que acompaña la película de nuestra vida. Por este motivo, al escuchar una canción rápidamente nos entregamos a los recuerdos que asociamos con esta pieza: una noche de fiesta, la persona que nos acompañaba, la belleza de un paisaje, unas vacaciones. Además, el resto del cerebro también participa en la acción; potentes conexiones con el córtex motor y el cerebro emocional marcan nuestra conducta: llevamos el ritmo con el cuerpo, bailamos o saltamos cuando nos transmite energía, mientras que otras melodías nos llenan de melancolía y languidecemos tumbados en el sofá, incapaces de levantarnos, de mover un solo músculo.
Cada individuo, cada sistema nervioso, será activado por su música, aquella que tiene un significado, que forma parte de su biografía o que abre una nueva ruta en sus vivencias. Para activar nuestra corteza cerebral los músicos tienen que conectar con nuestra experiencia, aportando algo original pero que compartimos colectivamente. Los autores como Pau Donés saben encontrar, porque han nacido para explorar. Lo quieran o no, su cerebro está diseñado para buscar, no seguir el camino trazado, apartarse de las convenciones y pensar desde fuera del espacio común. Personajes como Charles Chaplin, por ejemplo, pueden haber sido etiquetados de lunáticos, pero la realidad es que tenían un talento original en un cerebro especial.
La naturaleza otorga el carácter de explorador a algunas personas porque son imprescindibles para que nuestra especie avance, alcanzando nuevos logros que otros individuos consolidarán. Canciones como La Flaca , que surgen de una aparente locura, nos acompañarán el resto de nuestra vida, lo mismo que las películas de Charlot. El carácter de los exploradores está marcado por una sensibilidad diferente en el centro de recompensa, en la corteza prefrontal, justo a la altura de las sienes de nuestra cabeza. Allí actúa la dopamina, uno de los neurotransmisores necesarios para que disfrutemos de la vida. Por una serie de vicisitudes genéticas y otras que desconocemos, las personas con carácter explorador necesitan fuertes cantidades de dopamina y para recibirla tienen que embarcarse en actividades intensas, diferentes, dinámicas o polémicas; en definitiva, las experiencias habituales no son suficientes para ellos.
Pau dejó la economía y se entregó a la música, probablemente porque así conseguía que sus niveles de dopamina alcanzaran sus necesidades y se activara su circuito del placer. En estos capítulos nos muestra cómo su carácter explorador le ha llevado a meterse en líos y vivir experiencias apasionantes. Podemos imaginar cómo su encéfalo inconformista le ha dirigido hacia lo desconocido y a veces hacia el peligro, pero, eso sí, siempre mostrando que está constituido por neuronas y circuitos, y no de espermatozoides como en algún momento él mismo ha temido.
Antonio Gil-Nagel Rein
Neurólogo
«A la vida no hay que ponerle huevos,
hay que ponerle ganas...»
P AU D ONÉS
CON PERMISO DE MIS 50: INTRODUCCIÓN
Mira que no quería caer en los tópicos en los que indefectiblemente acabamos cayendo los músicos (dejarse el pelo largo, componer una canción a tu hija, pintar un cuadro, escribir un libro…). Además, ¿cómo puede un disléxico atreverse a escribir un libro?
Tampoco sabría decir por qué lo estoy haciendo. ¿Será la crisis de los 50? No la tengo. ¿La menopausia? Que yo sepa, tampoco. ¿El cáncer que acabo de pasar? ¿O simplemente que ahora tengo el tiempo y las ganas de hacerlo?
Faltas de ortografía aparte, y superado el trauma que supone ser un músico con todos los tópicos, me he decidido a escribir este pequeño ensayo sin ánimo de destacar, simplemente porque cumplo 50 años y porque la diferencia que existe entre el verso y la prosa es que esta última es menos exigente a la hora de sintetizar.
Como iréis comprobando, este libro es una recopilación de pensamientos caóticamente ordenados, por lo que no es necesario que sigan un orden de lectura. Id a los episodios que más os interesen sin ningún pudor, porque, aunque todos salen de la misma cabeza, lo han hecho de forma anárquica y desordenada. He de comentaros que todo lo que aparece en esta obra es exactamente tal y como lo pienso, digo y escribo. Aquí no hay intermediarios, por lo que también aclaro que en ningún momento pretendo aleccionar a nadie con mis doctrinas, y mucho menos ofender. El proselitismo no es mi fuerte, como tampoco lo es la falta de respeto.
Ahora bien, pelos en la lengua tengo pocos, y de igual manera os digo que nunca escribo con el «encefalograma plano». Es decir, siempre lo hago desde la euforia o la melancolía, por lo que a la hora de leerme conviene tener en cuenta que estos «palos» fueron escritos en contextos emocionalmente alterados, así que, si en algún momento encontráis alguna declaración fuerte o fuera de tono no os preocupéis, seguramente la escribí en un momento de notable estado de excitación (que no exitación ).
Así que, con vuestro permiso y con el ánimo de entreteneros, me dispongo a compartir una serie de vivencias, ideas y pensamientos que posiblemente ya os habré adelantado antes en forma de canción, pero que ahora, con 50 palos, me apetece comentaros de forma más extensa.
Señoras y señores, en el culo tengo flores.
Disfruten de la lectura.
1.
LA VIDA DE PAU DONÉS EN POCAS PALABRAS
Muy lejos de pretender escribir una biografía, pues las biografías suelen oler a muerto y yo todavía no, os hago un breve repaso de cómo he pasado por la vida desde que el 11 de octubre de 1966, en la clínica El Pilar de Barcelona, me asomara al mundo por primera vez (que yo sepa) hasta este momento.
LA NIÑEZ
Como apuntaba, nací en Barcelona un 11 de octubre de 1966. Ese día no sucedieron grandes acontecimientos en el planeta, aunque cabe destacar que en la Ciudad Condal comenzaba el V Congreso Mundial sobre la Protección de Animales al tiempo que en Salamanca se inauguraba un monumento al toro de lidia. Qué contradicción, ¿no? ¡Increíble pero cierto!: protejamos a los animales y a la vez matémoslos sádicamente, aunque en la España de los años sesenta no era tan increíble y, bien pensado, tampoco lo seguiría siendo ahora.