Todo lo que no pude decirte
V. G.
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© V. G., 2019
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Equipo de diseño de Universo de Letras
Imagen de cubierta:
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universodeletras.com
Primera edición: 2019
ISBN: 9788417926014
ISBN eBook: 9788417927011
A ti, gracias, porque a pesar de los daños, no cambio ninguno de nuestros años. Aquí te dejo gran parte de mí, de lo que murió cuando te fuiste. En tu adiós hubo silencio, pero tus ojos ya no decían te quiero. Fue entonces cuando supe que jamás volverías, que Madrid ya no sería lo mismo. Gracias otra ve z C hu, nunca te olvidaré.
V. G.
Te fuiste sin avisar
A quemarropa
Apareciste en mi vida en el momento en el que perdía a la mujer que me trajo al mundo. Eso me unió a ti como uña y carne. Te convertiste en algo indispensable, la persona que necesitaba a mi lado a cada segundo. Entraste en ese corazón roto por la desgracia y te atrincheraste a prueba de balas. Nunca contemplé tu adiós, pues no creía que nada ni nadie pudiese partirme de nuevo. Ese fue el error, porque a veces me preocupaba tanto de lo que estaba pasando fuera, que no me daba cuenta de que el enemigo estaba en casa, tumbado en cama, durmiendo a mi lado.
Ya no duele
Recuerdo la primera noche, aquella en la que vi esos ojos por primera vez. Cientos de luces, pero ninguna brillaba tal que tú. Y aquella blusa... ¿qué me dices de ella? Nuestras imperfecciones nos hicieron el equipo perfecto, aquel que creía invencible. Como otras tantas veces, me equivoqué. Con el tiempo llegó el invierno, y con él el frío. Nos alejamos, nos perdimos por el camino y quizá no supimos volver a encontrarnos, o simplemente no quisimos. Y quién sabe, quizá algún día volveremos a vernos, porque si tiene que ser, será, y si no, que nos quiten lo bailado. Nuestras noches de desenfreno, nuestros deseos cumplidos, nuestra promesa de un amor eterno, esas cosas que siempre estarán guardadas bajo llave en mi corazón. Hoy ya no duele. Comprendí al fin que querer es dejar ir. Y que te vaya bien, que yo ya he aprendido a ser, sin ti.
Reset
Y fue entonces cuando entendí que no hay mal que por bien no venga, que como dijo Mario Benedetti, «de eso se trata, de coincidir con gente que te haga ver las cosas que tú no ves. Que te enseñe a mirar con otros ojos.» La vida sigue y debemos tirar cualquier lastre innecesario en nuestro camino hacia la felicidad, incluso aquello que un día lo fue todo. Hoy es un buen día para empezar, el pasado ya no tiene poder sobre el presente.
La vida es ahora
Dicen que un clavo saca a otro clavo, pero nos mienten. Las experiencias no pasan, se quedan, dejan huella y no necesariamente para borrarlas, sino que debemos aprender de ella para no volver a pisar en falso y caer. Nada ni nadie es el final, todos tenemos la fuerza suficiente como para buscar un nuevo motivo por el que ilusionarnos cada mañana. Paciencia. Sin prisa, pero sin pausa. La vida es una y el tiempo pasado nunca vuelve. No perdamos el presente, vivámoslo. Lo que no consiguió matarnos nos hará más fuertes, lo veréis, lo estáis viendo, nunca el diluvio ha sido eterno.
Otra vez sale el sol
De los peores finales nacen los mejores comienzos y si bien es cierto que se sufre al final del camino, lo que dura el dolor en el tiempo es subjetivo. Nosotros mismos debemos ser quién eliminemos todos los miedos a volver caer, porque para acertar una vez, debemos fallar diez. Solo desde la oscuridad podremos encontrar la luz que más brilla, aquella que nos guiará a un mañana mejor. El teléfono ya suena, y aquellas infernales e interminables noches de desvelo se han convertido en los momentos de inspiración que necesitaba. Estuve al borde del precipicio y me sobraban los motivos para rendirme. ¿Pero sabéis que? Bendita sea mi suerte y bendita la gente que me rodea, lo habéis logrado. He vuelto.
Noches alegres
Hace años pensaba que se había cerrado una etapa de mi vida, pero no era así. Estaba en stand by, esperando a que alguien me quitase la venda que tapaba mis ojos, me hiciese ser yo de nuevo, quién nunca debí haber dejado de ser. Tenías razón, afortunado fui al ver lo que estaba pasando y al dejar de sufrir por quién no lo merece. No recordaba un Santiago tan bonito, incluso con lluvia, unas noches tan largas, pero llenas de alcohol y risas, el conocer gente o incluso el «bailar» cuando no tengo ni idea. En definitiva, más vale tarde que nunca, así que vamos a aprovechar todos y cada uno de los momentos que nos da la vida y no estamos sabiendo valorar, porque todo en este mundo depende del punto de vista que le des, y yo, después de todo esto, tengo claro cuál quiero darle.
Nuestros días
Al calendario le faltan días, todos aquellos que arranqué por nuestras fechas señaladas. Mis estantes están vacíos, tiré todos nuestros recuerdos a la primera caja de cartón. Mi galería, es la película de nuestras vidas, esa de la que nunca se escribió sobre el final. Tanto amor convertido en dolor y promesas rotas. Quién no quiso cuando pudo, no podrá cuando quiera. Y no olvides que hay caminos que no tienen vuelta atrás, que no me busques cuando llegue el invierno, en las tardes de domingo, o en esas noches de cena, película y colchón que tanto nos gustaban. Sin ti creí perderlo todo, y no, gané, volví a nacer, pero con la experiencia suficiente para saber que no se debe dar todo a quién no lo merece.
Cuestión de principios
Te busqué durante meses, pero incluso cuando te tenía frente a mí, no te encontré. Te habías ido, sin dejar ni rastro de quién un día fuiste. Es duro perder algo que te hacía tan feliz, pero más duro es no saber a dónde se fue, ni por qué. Quizá algún día lo sepa, o quizá ni el tiempo resuelva este enigma, o bueno, quién sabe, es posible que ni quiera saberlo ya. Hay marcas en la piel que no pueden ser borradas y me recordarán cada mañana lo que un día significaste, pero las peores, son aquellas que no se ven, las que van por dentro. Vivimos en un mundo donde las palabras se las lleva el viento, donde la fidelidad es ef ímera y nuestros principios deleznables. Ojalá cambiasen las cosas, como también he cambiado yo.
Reconstrúyete
Éramos un cúmulo de experiencias, y fue entonces, cuando nos partimos en 1000 pedazos, que nos llevamos parte del otro. Quizá me llevé lo mejor, eso que no se puede olvidar, o puede que tu hayas decidido tirarlo todo al fondo de tu vestidor, ese en el que tantas mañanas disfruté de ti. Ese lado de la cama que ya cambió de dueño, esas películas que nunca llegaban a su final, o eses 5 minutos más cada mañana al sonar el despertador. Ya nada es igual, ni pretendo que lo sea. Otros vendrán que bueno te harán solía decir. Mientras tanto, vamos a acumular nuevas experiencias, y como dijo Horacio, «Carpe diem».
Octubre, me sientas bien
Que las noches ya no son tan frías, que el beber es mejor en compañía y que tu cama contigo siempre es mejor que la soledad de la mía. Que lo que quiero es disfrutar el momento y no perder ni un solo segundo de mi tiempo. Que cuanto más viejo por fuera más joven me siento por dentro. Que por muchas puertas que se cierren, siempre habrá ventanas por las que colarme, porque siempre fui así, un funambulista arriesgando al límite en la tensa cuerda de mi vida.
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