Lupita Dominguez - Historias del Table Dance

HISTORIAS del TABLE DANCE

D.R.©2011 Lupita Domínguez

editado por

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diseño del libro por: 1106 Design

ISBN: 978-6-0781754-5-1 (original edición del libro impresó en México)

primera edición electrónica

La vida es bella querubines…

L UPITA D OMÍNGUEZ EJERCE EL ARTE del tubo. Ha recorrido varias ciudades de la República Mexicana trabajando en los mejores, y a veces no tan mejores table dance.

Estudió inglés en Puerto Vallarta, México. Radicó un año en Estados Unidos para perfeccionar su inglés y tomar un curso de writing & reading para darle seguimiento a su primera obra literaria.

Actualmente combina su trabajo nocturno con la carrera de administración de empresas ya que desea abrir su propio bar en algún puerto mexicano como Manzanillo, Vallarta, Mazatlán o Puerto Peñasco.

Y poder seguir escribiendo historias de la vida nocturna mexicana, porque las meseras de los bares y las amas de casa también tienen muchas historias que contar… ya les platicará…

El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños.

E LEANOR R OOSEVELT

S IEMPRE TUVE INTERÉS EN escribir este libro. Es importante aclarar que yo soy una bailarina, chica del tubo o una prostituta como algunas personas (especialmente las esposas o amas de casa) suelen catalogarnos. Mi interés en este libro es dar a conocer que detrás de este mundo de glamour o de la vida fácil hay infinidad de historias; historias tristes, historias de superación personal, historia con final feliz e incluso historias divertidas. En estos diez años de trabajar día a día, o mejor dicho noche a noche en el table dance aprendí a escuchar, a valorar e incluso a amar a estas mujeres valientes (orgullosamente me incluyo en esta categoría) que hacemos todo por darles una mejor vida a nuestras familias.

En este libro, ustedes conocerán la doble moral de mi querido México, aunque amo a mi país y me considero orgullosa de mis raíces mexicanas, considero que la cultura tan machista y la doble moral mexicana son la verdadera causa de que tantas mujeres jóvenes, bellas, algunas preparadas académicamente, terminemos en este llamado «trabajo fácil». ¿Cómo es posible que nuestras propias madres terminen siendo parte de nuestra decisión de trabajar en los night clubs? ¿Por qué ellas, cuyo deber moral para con sus hijos e HIJAS es darles amor, protección, bases morales y sobre todo apoyarlos cuando tienen problemas, agachan la cabeza y prefieren ocultar los problemas por el simple hecho del qué dirán? Algunas de estas señoras, que el mundo por equivocación les dio la dicha de tener hijos, se atreven a llamar a sus hijas putas (no prostitutas, PUTAS que en México es la peor palabra que usamos cuando queremos ofender, rebajar e insultar a una mujer) ¡cuando de ellas viven! Sí, ellas semana tras semana van al mandado con el dinero que les mandan esas hijas a las que ellas llaman putas y de las cuales se avergüenzan, para darles de comer a los hijos y al marido bueno para nada que tienen en casa. Hay otras «madres» que preparan a sus hijas desde chicas para que se dediquen a este remunerador «trabajo».

Historias de incesto, donde por supuesto la culpable es la hija, abusos de hermanos que las madres no se atreven a reportar a la policía por vergüenza al qué dirán y porque se llevarían a su querido hijo a la cárcel.

Afortunadamente también hay historias con final feliz. Historias de chicas que encontraron el amor y el apoyo de una pareja en uno de estos llamados clubes del pecado. Disfrútenlo y por favor madres, apoyen a sus hijas, ámenlas… valórenlas.

Esta doble moral incluye también a nuestros machistas hombres mexicanos, padres, hermanos, tíos, compadres, que en su casa son un modelo de rectitud y buen nombre pero cuando llega la noche se transforman y nos compran baile tras baile para demostrarles a los amigos qué tan machos son. Algunos incluso nos pagan para que les metamos el dedo en el ano. Hombres que en sus casas son unos patanes con su familia pero que en el night club son unos caballeros de lo más espléndidos. He visto amigos que hasta se pelean por pagar la cuenta cuando ni siquiera han llegado a sus hogares con la quincena. Hombres que llevan a sus hijos a «estrenarse» con las teiboleras, mientras que a las hijas las tienen en sus casas ayudando con la limpieza, lavando y planchando la ropa de sus hermanos; porque un buen macho mexicano no lava ropa, no limpia la casa, no va de compras al mercado… y no le da buen sexo a su esposa.

Lupita Domínguez

Mazatlán, Sinaloa, México

La muerte es la cosa más segura y firme que la vida ha inventado hasta ahora…

E MIR C IARAN

T HALÍA , Thalía, Thalía… son las doce de la noche y el Rolex, uno de los table dance del momento en Guadalajara está a reventar. Thalía es la atracción de este night club. Ella es una chica muy bajita, no es bonita y no tiene un gran cuerpo pero es demasiado accesible con los clientes. En este club lo importante es fichar. Por cada copa que una chica toma gana 40 pesos mexicanos (unos tres dólares americanos). Lo mejor es pedir un six de cervezas, las cuales vienen rebajadas con agua, o si el cliente quiere que tomes alcohol, como el tequila, tienes que pedir una jarra, que es el equivalente a un six en comisión. Por cada six o jarra nosotras ganamos 240 pesos (unos 20 dólares). Es una muy buena noche hoy, creo que somos unas sesenta bailarinas y todas estamos ocupadas. Estamos en una mesa donde los clientes son trabajadores de una compañía de autobuses, muy espléndidos ellos. Susana, Paulina, Joaly, Raquel y yo estamos en esa mesa. El gerente de esta empresa, y por lo tanto el mandamás, no está nada contento con la chica que tiene al lado, él es cliente de Thalía pero ella tiene una larga fila en el área de los sexys (así les llaman en Rolex a los bailes privados de las chicas con los clientes). Por cada boleto, el cual dura cinco minutos, nos dan de comisión noventa pesos (unos 8 dólares americanos). Si el baile es en la mesa del cliente, o los clientes, como en la mayoría de los casos, nos lo pagan en 4 dólares. Thalía es la reina de los sexys.

Finalmente Thalía ya se desocupó de sus bailes, calculamos que hizo treinta y cinco sexys después de su show en la pista. Don Pedro, el jefe de los trabajadores de la compañía de autobuses y por lo tanto el jefe de la mesa donde estamos fichando, es cliente de Thalía y por supuesto estaba esperando que ella se desocupara para que se sentara en nuestra mesa. Pero Raquel no se quiere levantar de la mesa, aunque todas pedimos otra ronda de cubetas (six) menos ella.

Raquel es una mujer de unos cuarenta años, muy fea la pobre y de muy mal carácter. La señora Cristina, la amante del dueño de este club y por lo tanto nuestra jefa, de la cual escribiré más adelante, ya le advirtió que si no se opera el cuerpo ya no trabajará en este club. Ella es de Monterrey, el norte de nuestro país, es alcohólica y muy presumida, nunca entendí qué presumía la pobre.

Finalmente, don Pedro le dice a Raquel que se retire de la mesa por favor. Raquel se levanta muy enojada y le dice—Me levantas de la mesa porque no estoy operada, viejo cabrón, pero a mí mañana me operan y me dejarán bien buena, pero tú ni volviendo a nacer te compones, viejo panzón asqueroso.