Poco tiempo después de la muerte de P. D. Ouspensky, en 1947, fue publicado por primera vez este libro sustantivo, "Psicología de la posible evolución del hombre", basado en cinco conferencias dictadas en Londres por el autor. Su influencia en la escena intelectual y artística europea de los años veinte y treinta del siglo XX, así como en la avant-garde rusa, fue inmensa. Para quien se acerca por primera vez a la enseñanza de Gurdjieff, este libro es ideal. Con notable claridad y síntesis, ofrece una panorámica de sus ideas fundamentales y propone ejercicios prácticos para constatarlas.
En cinco conferencias enfoca su atención sobre los diferentes estados de conciencia, la mecanicidad, el «recuerdo de sí», el estudio de los diferentes centros del hombre y su división en siete categorías, siempre desde el punto de vista de los que él puede llegar a ser. Una vez que se da cuenta de que no tiene prácticamente ningún control sobre las circunstancias exteriores ni los estímulos internos, el ser humano puede encontrar y transitar un camino que le permita trabajar con un grupo para liberarse de esta vida mecánica y alcanzar la unidad interior.
P. D. Ouspensky
Psicología de la posible evolución del hombre
ePUB v1.0
Juandi31.07.12
Título original: Psicología de la posible evolución del hombre
Autor: P. D. Ouspensky, fecha de publicación del original: 1952
Traducción: Aníbal Ferrari
Editor original: Juandi (v1.0)
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Introducción
He recibido cartas de mis lectores durante algunos años. Todas ellas preguntaban que había hecho después de haber escrito mis libros, que publicados en inglés en 1920 y 1931, fueron escritos en 1910 y 1912.
Nunca pude contestar a estas cartas. Se habrían necesitado varios libros sólo para intentar hacerlo. Pero cuando mis corresponsales habitaban en Londres, donde residía desde 1921, los invitaba a ciclos de conferencias que organizaba para ellos. En estas conferencias trataba de responder a sus preguntas y de explicarles lo que había descubierto después de escribir mis dos libros y cuál era la dirección de mi trabajo.
En 1934 escribí cinco conferencias preliminares que daban una idea general de lo que estaba estudiando y también de las líneas que seguían cierto número de personas que estaban trabajando conmigo. Reunir todo ello en una o hasta en dos o tres conferencias, era verdaderamente imposible: así que siempre les advertía que no valía la pena escuchar una o dos conferencias, y que eran necesarias cinco, o mejor aún diez, para poder tener una idea de la dirección de mi trabajo. Desde entonces he continuado con estas conferencias, y a menudo las he corregido y vuelto a escribir.
En su conjunto, encontré satisfactorio este arreglo general. Se leían cinco conferencias en mi presencia o sin mí. Los oyentes podían hacer preguntas, y si trataban de seguir el consejo y las indicaciones que se les daban (que básicamente se referían a la observación de sí y a un tipo de autodisciplina), muy pronto adquirían, trabajando, una comprensión bastante más amplia de lo que yo estaba haciendo.
Por supuesto que siempre me di cuenta de que no bastaban cinco conferencias, y en las conversaciones que seguían elaboraba y aumentaba los datos preliminares, tratando de mostrarles su propia posición con relación al Nuevo Conocimiento.
Encontré que para muchos de ellos su mayor dificultad era el darse cuenta de que verdaderamente habían oído cosas nuevas; esto es, cosas que nunca antes habían oído.
No se lo formulaban a sí mismos, pero de hecho, cualquiera fuese el tema, trataban siempre de contradecir esto en sus mentes y de traducir lo que oían a su lenguaje habitual. Por supuesto, yo no podía tomar en cuenta esto.
Sé que no es cosa fácil el darse cuenta de que uno está oyendo cosas nuevas. Estamos tan acostumbrados a las viejas canciones y a los viejos motivos, que hace ya mucho tiempo que hemos dejado de esperar y dejado de creer que pueda existir algo nuevo.
Y cuando oímos cosas nuevas, las tomamos por viejas o creemos que pueden ser explicadas e interpretadas por las viejas. Es cierto que es tarea difícil el darse cuenta de la posibilidad y necesidad de ideas totalmente nuevas, y con el tiempo necesita una revalorización de todos los valores convencionales.
No puedo garantizar que encontrarán desde el principio ideas nuevas, esto es, ideas que nunca antes habían oído; pero si son pacientes muy pronto comenzarán a reparar en ellas. Para entonces les deseo que no las pierdan y que no traten de interpretarlas de la vieja manera.
Nueva York, 1945
Hablaré sobre el estudio de la psicología, pero debo advertirles que la psicología de la cual me ocupo es muy diferente de cuanto ustedes pueden conocer bajo ese nombre.
Para comenzar debo decir que prácticamente nunca en su historia la psicología ha estado a un nivel tan bajo como en la actualidad. Ha perdido todo contacto con su origen y su significado, a tal punto que aún hoy es difícil definir la palabra «psicología», esto es precisar qué es la psicología y qué estudia. Y es así a pesar de que nunca en la historia ha habido tantas teorías psicológicas ni tantos escritos psicológicos.
A veces a la psicología se le llama una nueva ciencia. Esto no tiene ninguna razón. Quizá la psicología es la ciencia más antigua, y en sus rasgos más esenciales, desafortunadamente, una ciencia olvidada.
Primera conferencia
Para comprender cómo se puede definir la psicología es necesario darse cuenta de que la psicología nunca ha existido bajo su propio nombre, excepto en tiempos modernos. Por una u otra razón siempre se ha sospechado de tendencias equivocadas o subversivas de la psicología, ya sean religiosas, políticas o morales, y por lo tanto ha tenido que usar diferentes disfraces.
Por miles de años la psicología existió bajo el nombre de filosofa. En la India todas las formas de Yoga, que son esencialmente psicología, se describen como uno de los seis sistemas de filosofía. Las enseñanzas Sufíes, que ante todo son psicológicas, se consideran en parte religiosas y en parte metafísicas. En Europa, hasta no hace mucho tiempo, en las últimas décadas del siglo diecinueve, muchos trabajos sobre psicología eran considerados como filosofa. Y a pesar de que casi todas las subdivisiones de la filosofía, tales como la lógica, la teoría del conocimiento, la ética, la estética, se referían al trabajo de la mente humana o de los sentidos, la psicología era considerada como inferior a la filosofía y como relacionada sólo con los lados más bajos o más triviales de la naturaleza humana.
Paralelamente a su existencia bajo el nombre de filosofía, la psicología existió aún por más tiempo conectada con una u otra religión. Esto no quiere decir que la religión y la psicología alguna vez fueron una y la misma cosa, ni que la conexión entre religión y psicología fuera reconocida. Pero no hay duda de que casi todas las religiones conocidas -por supuesto no me refiero a las falsas religiones modernas- desarrollaron uno u otro tipo de enseñanza psicológica conectada a menudo con cierta práctica, de manera que el estudio de la religión, muy frecuentemente, incluía en sí mismo el estudio de la psicología.
Hay muchos trabajos excelentes sobre psicología en la bastante ortodoxa literatura religiosa de diferentes países y épocas. Por ejemplo, en los primeros tiempos del Cristianismo, había bajo el nombre general de
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