Frank Suárez - El poder del metabolismo
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- Libro:El poder del metabolismo
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2010
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El poder del metabolismo: resumen, descripción y anotación
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Mi propósito es llevar un mensaje que sirva para mejorar o recuperar la energía, el metabolismo y la salud en general. El mensaje escrito se comunica a través de las palabras. Las palabras tienen significados que no siempre son conocidos para todos nosotros.
Es por eso que hago lo posible por evitar las palabras técnicas o los términos médicos. Siempre que me veo forzado a utilizar una palabra técnica me aseguro de proveer también la definición de ella para que la persona no pierda el interés en el tema y lo pueda entender. En realidad “el conocimiento es poder” pero el conocimiento se adquiere a través de las palabras del lenguaje.
Cuando me veo obligado a utilizar una palabra que entiendo pudiera ser malentendida la he marcado con el símbolo [†] y la incluyo en las definiciones que están en la sección de que empieza en la página 371. La idea es que usted pueda localizar las palabras nuevas que trae este tema en el glosario sin necesidad de utilizar un diccionario médico o especializado. No obstante, es siempre una buena idea el tener un buen diccionario accesible porque aun una simple palabra de nuestro lenguaje común que no se entienda le puede quitar el interés en lo que usted lee.
Lo mismo pasa con el lenguaje. Muchas de las palabras que se utilizan son más fáciles de entender en Inglés que en Español. Ejemplo: el cuerpo humano produce una hormona que en español se llama glucocorticosteroide y que es la hormona asociada a las condiciones de estrés. En inglés esta hormona se llama cortisol y naturalmente es muchísimo más fácil hablar de cortisol que de glucocorticosteroide. Como mi propósito principal es que el mensaje llegue a los lectores, elegí usar la palabra que sea más fácil de entender y recordar con el permiso de los expertos de la lengua española.
Desde mi punto de vista tanto las palabras como el lenguaje son sólo herramientas para la comunicación de las ideas y el conocimiento. En ese sentido las palabras y el lenguaje son menos importantes que el CONOCIMIENTO.
Desde muy joven tuve problemas con mi peso. Siempre fui “gordito”. Estudié la escuela superior en una escuela militar de varones y allí los compañeros se mofaban de mí por mi obesidad. Me tenían un nombre no muy agradable (no se puede imprimir) que tenía que ver con una parte de mi cuerpo.
Como era “gordito”, lento y pesado no participaba en ningún deporte de mi escuela. Me acostumbré a la idea de ser un simple observador de los deportes.
La vida social que recuerdo de esa época estaba llena de rechazos, incluyendo el de las muchachas que bailaban conmigo solamente porque yo tenía mucha habilidad para bailar, aunque era “gordito”. Más allá de lograr que bailaran conmigo se me hacía difícil iniciar una relación. De una forma u otra me sentía como un ser atrapado en grasa y con los años aprendí a aceptarlo como algo inevitable.
Por suerte tenía habilidades con la música. Aprendí a tocar el saxofón y de esa forma logré llamar la atención de algunas chicas. Con el tiempo entablé una relación, me casé, tuve 4 hijos y continué mi vida profesional, pero siempre sintiéndome más “gordo” y pesado de lo común.
Unos 25 años después que dejé la universidad y empecé a trabajar había seguido poco a poco ganando peso. No solamente estaba 40 libras sobrepeso sino que, para colmo, mi médico, un amigo personal, me advirtió que mi presión arterial, mi colesterol estaban fuera de control. Inclusive me advirtió que estaba a punto de desarrollar diabetes.
Estas advertencias tan severas de mi amigo y doctor me hicieron reaccionar y decidí hacer algo al respecto. Poco sabía en aquel entonces lo que me esperaba.
Busqué ayuda profesional. Hice una dieta de controlar las calorías y bajé 20 libras de peso, pero pasando algo de hambre, porque esa dieta era una de esas dietas de siempre comer menos que lo que el cuerpo me pedía. La “fuerza de voluntad” era un elemento vital para llevarla acabo. Aunque ya había bajado 20 libras y sólo me quedaban 20 más para llegar a mi meta, eventualmente me quité de la dieta porque me estanqué en el peso y aunque hiciera la dieta simplemente no bajaba más. Me desanimé y la dejé. En los próximos 3 meses aumenté las 20 libras que había perdido y otras 10 o 12 libras más. O sea, había rebotado como un yo-yo.
Unos meses después decidí tratar la dieta vegetariana y me volví vegetariano. Bajé de peso, pero nuevamente llegó un punto donde se estancó la pérdida de peso y me sentía débil. Otra vez me desanimé y dejé la dieta. En poco tiempo volví a aumentar lo perdido y algo más.
Tiempo después hice otros intentos, incluyendo ponerme a trotar (“jogging”), lo cual me hizo rebajar muchísimo. Hasta que un día tuve una lesión corriendo y dejé de correr. El peso regresó para atrás “más rápido que ligero”.
Mi propósito de bajar de peso se había vuelto una tortura constante. Aun así seguí intentando otras dietas y sistemas. Una de las dietas que traté fue la famosa dieta Atkins que era una dieta de comer sólo carne y grasa. En esa dieta bajé muchísimo, 35 libras, pero un día me dio un mareo y desperté en la sala de emergencia. Después de ese susto algo me decía que una dieta de pura carne y grasa no podía ser algo saludable para mí.
Luego del susto con la dieta Atkins decidí que tenía que entender mejor el tema de mi metabolismo. El deseo de bajar de peso se había convertido casi en una obsesión y no estaba dispuesto a darme por vencido. Me di a la tarea de estudiar el tema del metabolismo y todo lo relacionado con la nutrición, digestión y cualquier otro tema que de alguna forma pudiera ayudarme a entender y resolver mi obesidad. El tema de la obesidad se transformó en mi “hobby” y mi único tema de interés fuera de mi familia y mi trabajo.
Recuerdo que estuve por lo menos 8 años leyendo e investigando TODO lo que pudiera conseguir sobre las dietas, la obesidad, el metabolismo, la biología del cuerpo, las células, la digestión y mil otros temas relacionados. Pasaba largas horas en Internet. Compré cientos de libros sobre dietas, nutrición y metabolismo. Exploré los aspectos médicos de la obesidad para ver si era alguna enfermedad que me la causaba. Estudié temas como la física nuclear y el magnetismo para ver si encontraba alguna pista que me ayudara.
La búsqueda de las causas y de las soluciones a la obesidad se convirtió en lo primordial en mi vida. Los temas de la obesidad y el metabolismo eran un verdadero reto para mí. Salía de mi trabajo de ventas y me encerraba a leer y a estudiar. Hacía anotaciones, abría archivos por tema, escribía mis pensamientos y conclusiones. Hice experimentos con mi cuerpo tomando distintos suplementos y hierbas naturales para ver si daba con aquellos que me pusieran “flaco”.
Poco a poco y casi sin darme cuenta fui bajando de peso hasta perder las 40 libras de más que en un momento llegué a tener. Para ese entonces mis análisis de laboratorio salieron todos normales. La presión arterial se puso normal, los triglicéridos y el colesterol también. Pero, además de bajar de peso y recobrar la salud me di cuenta de que el conocimiento de tantos temas relacionados a la obesidad me había transformado, ya que empecé a ver que en el cuerpo humano “todo está relacionado con todo”. Entendí que la obesidad no se podía vencer desde la única y limitada perspectiva de la comida. Dejar de comer o comer menos no necesariamente resuelve el problema de la obesidad. Encontré que son múltiples factores los que reducen el metabolismo y causan la obesidad. No es un sólo factor, la comida, como pudiera pensar alguien que fue educado como nutricionista. Descubrí el METABOLISMO.
Mis conocidos y amistades observaron que bajé mucho de peso y muchos de ellos se interesaron en preguntarme qué hice para lograrlo. Se me ocurrió escribir un resumen de mis descubrimientos y cada vez que alguien me preguntaba cómo lo había logrado, simplemente le daba el resumen escrito de 7 páginas para que lo aplicara. Pensé que dar el resumen escrito con mis recomendaciones para bajar de peso resolvía el problema de tener que explicar todo lo que había descubierto al respecto. Fue una equivocación. El resumen escrito le funcionaba a la gente pero también les abría otras múltiples dudas al respecto y siempre terminaban llamándome para hacer una “consulta personal”. Esto pasaba quizá porque el tema de las dietas y el metabolismo es el tema más lleno de fracasos y desilusiones del planeta. La mayoría de la gente ha fracasado en varios intentos de bajar de peso. Así que cuando leen algo que les ofrece esperanza se les revuelcan las mil y una contradicciones de lo que han leído y oído sobre el tema, más el recuerdo de sus propios fracasos al respecto.
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