Paulo Coelho (24 de agosto de 1947, Río de Janeiro) es un novelista, dramaturgo y letrista brasileño. Es uno de los escritores más leídos del mundo con más de 50 millones de libros vendidos en más de 150 países, traducidos a 71 lenguas. Ha recibido destacados premios y reconocimientos internacionales, como el premio Crystal Award que concede el Foro Económico Mundial, la prestigiosa distinción Chevalier de L' Ordre National de La Legión d' Honneur del gobierno Francés y la Medalla de Oro de Galicia, entre muchos otros premios que lo han consagrado como uno de los grandes escritores de nuestro tiempo. Desde octubre de 2002 es miembro de la Academia Brasileña de las Letras. Además de recibir destacados premios y menciones internacionales, en la actualidad es consejero especial de la Unesco para el programa de convergencia espiritual y diálogos interculturales.
Escribe una columna periodística semanal que se publica en medios de todo el mundo. Alcanzó el éxito con su mayor obra El alquimista. Paulo está casado con la pintora brasileña Christina Oiticica.
Título original en portugués: O livro dos manuais
Edición en formato digital: Abril de 2012
© 2008, Paulo Coelho
© 2012, Pilar Obón, por la traducción
Diseño de la cubierta: © Pavel Rut
En este libro podrás encontrar diferentes ideas y reflexiones en forma de Manuales, que Paulo Coelho ha recopilado a través de su vasta experiencia como escritor y personaje de reconocimiento mundial. Verás reflejadas las más diversas situaciones y desafíos cotidianos, que con su característica creatividad, Paulo Coelho logra desmitificar y brinda una perspectiva fresca e innovadora.
Paulo Coelho
El libro de los manuales
ePUB v1.0
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El hombre y sus manuales
Existen en el diccionario diversas definiciones para "manual". La más clásica es la que ya conocemos: trabajo con las manos. Otra, muy utilizada también, viene de los peregrinos, que necesitaban cargar libros no muy pesados en sus equipajes, para que pudieran leerlos y reflexionar usando solo aforismos como referencia.
He leído mucho manuales en mi vida; desde cómo armar barcos, hasta los que enseñaban a utilizar una computadora (hoy en día, la misma máquina nos dice lo que debemos hacer). Poco a poco, fui desarrollando una cierta pasión por este tipo de texto, y comencé a inventar mis propios manuales, basados en observaciones cotidianas. Cuando Celso Loducca me pidió un texto, pensé: "¿Por qué no reunir los manuales que he venido escribiendo a lo largo de todo este tiempo, y publicarlos?". El resultado es este libro que el lector tiene en sus manos.
En el proceso de desarrollar el proyecto, me encontré con algunos "manuales" que escribí utilizando textos de otras personas: Carlos Castañeda, Tahlan, Mario Rosa y Stephan Rechtschaffen, que están indicados en las páginas respectivas.
¿Una sugerencia? Escriba sus propios manuales. Es un ejercicio fantástico.
Paulo Coelho
Convención de los heridos de amor
Disposiciones generales:
A — Considerando que el dicho "en el amor y en la guerra todo se vale", es absolutamente correcto;
B — Considerando que en la guerra tenemos la Convención de Ginebra, adoptada el 22 de agosto de 1864, que determina cómo deben ser tratados los heridos en el campo de batalla, y dado que hasta hoy no ha sido promulgada ninguna convención relativa a los heridos de amor, cuyo número es mucho más grande;
Se decreta que:
Art. 1 — Todos los amantes, de cualquier sexo, quedan advertidos que el amor, además de ser una bendición, es también algo extremadamente peligroso, imprevisible, capaz de acarrear serios daños. En consecuencia, quien se proponga amar debe saber que está exponiendo su cuerpo y su alma a diversos tipos de heridas, y no podrá culpar a su pareja en ningún momento, ya que el riesgo es el mismo para ambos.
Art. 2 — Una vez que se ha sido alcanzado por una flecha perdida del arco de Cupido, se debe solicitar en seguida al arquero que dispare la misma flecha en dirección contraria, con el objeto de no someterse a la herida conocida como "amor no correspondido". En caso de que Cupido se rehúse a tal acción, la Convención aquí promulgada exige del herido que retire de inmediato la flecha de su corazón y la tire a la basura. Para conseguir tal propósito, debe evitar telefonemas, mensajes por Internet, envío de flores que terminan siendo devueltas, o cualquiera y todo medio de seducción, ya que los mismos pueden dar resultados a corto plazo, pero siempre acaban saliendo mal con el paso del tiempo. La Convención decreta que el herido debe buscar inmediatamente la compañía de otras personas, intentando controlar el pensamiento obsesivo de "vale la pena luchar por esta persona".
Art. 3 — En caso de que la herida provenga de terceros, es decir, el ser amado se interesó por alguien que no estaba en el itinerario previamente establecido, la venganza queda expresamente prohibida. En este caso, se permite el uso de lágrimas hasta que los ojos se sequen, algunos golpes en la pared o en la almohada, conversaciones con amigos donde se puede insultar a la antigua pareja, alegar su completa falta de gusto, pero sin difamar su honra. La Convención determina que se aplique también la regla del Art. 2: buscar la compañía de otras personas, de preferencia en lugares distintos a los frecuentados por la otra parte.
Art. 4 — En heridas leves, clasificadas aquí como pequeñas traiciones, pasiones fulminantes que no duran mucho, desinterés sexual pasajero, se debe aplicar con generosidad y rapidez el medicamento llamado Perdón. Una vez aplicado dicho medicamento, no se debe voltear hacia atrás ni una sola vez, y es necesario olvidar el tema por completo, y no utilizarlo jamás como argumento en una pelea o en un momento de odio.
Art. 5 — En todas aquellas heridas definitivas, llamadas también "rupturas", el único medicamento capaz de hacer efecto se conoce como Tiempo. De nada sirve buscar consuelo en lectores de cartas (que siempre dicen que el amor perdido volverá), libros románticos (cuyo final es siempre feliz), telenovelas o cosas por el estilo. Se debe sufrir con intensidad, evitando por completo drogas, calmantes, oraciones a los santos. El alcohol solo será tolerado en un máximo de dos copas de vino al día.
Determinación final:
Los heridos de amor, al contrario de los heridos en los conflictos armados, no son víctimas ni victimarios. Eligieron algo que forma parte de su vida, y así es como deben encarar la agonía o el éxtasis de su elección.
Los que jamás fueron heridos de amor, nunca podrán decir: "Viví". Porque no vivieron.
El guerrero de la luz y su búsqueda
1) El guerrero de la luz conoce la importancia de su intuición.
En medio de la batalla, no tiene tiempo para pensar en los golpes del enemigo: entonces, usa su instinto, y obedece a su ángel. En tiempos de paz, descifra las señales que Dios le envía.
Las personas dicen: "Está loco".
O bien: "Vive en un mundo de fantasía".
O incluso: "¿Cómo puede confiar en cosas que no tienen lógica?".
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