En 1947 Alan M. Turing pronunció una conferencia ante un auditorio compuesto en su mayor parte por miembros del National Physical Laboratory de Londres en la que intentaba responder a la vieja y controvertida pregunta ¿Puede pensar una máquina?
Lo expuesto en ese acto apareció publicado tres años más tarde en Mind —una importante revista de filosofía británica— y es lo que ofrecemos aquí al lector en su traducción castellana. Este texto se convirtió enseguida en uno de los escritos fundacionales de la lógica informática y la inteligencia artificial, al presentar las líneas generales por las que debería discurrir una respuesta precisa y manejable (aunque no indiscutible) a la pregunta formulada.
Se trata del famoso Test de Turing, una prueba para decidir si una máquina es inteligente (o «piensa»). Para ello Turing diseñó un juego de imitación en el que participan una máquina y seres humanos; podemos decir que una máquina piensa si un ser humano que se comunica con la máquina y con otros seres humanos no logra distinguir cuando su interlocutor es una máquina y cuando un humano.
Una «máquina de Turing» como la que participa en el juego, es un dispositivo ideal de cálculo, capaz de resolver una función computable —una función cuya solución es susceptible de ser obtenida por un procedimiento mecánico—.
Pero lo más significativo es que Turing demostró que hay una máquina peculiar —la máquina universal de Turing— en la que se puede representar cualquier máquina que sea capaz de computar una función particular. De acuerdo con esto, una máquina universal de Turing sería una especie de sistema operativo en el que se implementan diferentes programas (máquinas de Turing especiales), un poco a la manera en que nos es familiar en los ordenadores personales. La denominada «metáfora del ordenador» como modelo capaz de simular la mente humana y, por ende, el pensar, tiene aquí su fuente.
Alan M. Turing
¿Puede pensar una máquina?
Edición bilingüe CASTELLANO-INGLÉS
ePub r1.0
GusiX24.02.14
Título original: Computing machinery and intelligence
Alan M. Turing, 1950
Traducción: Amador Antón y Manuel Garrido
Retoque de portada: GusiX
Editor digital: GusiX
ePub base r1.0
ALAN MATHISON TURING (1912 - 1954). Nació en Londres (Gran Bretaña), desde muy temprana edad Turing demostró su inteligencia. A los 3 años tenía una inusual capacidad para recordar palabras y a los 8 años se interesó por la química montando un laboratorio en su casa. Con 13 años ingresó en la escuela Sherborne, en la que ya demostraba su facilidad para las matemáticas, teniendo una gran capacidad para realizar cálculos mentalmente.
Obtuvo una beca para estudiar en la universidad de Cambridge, en donde se graduó de la licenciatura de matemáticas con honores en 1934. En abril de 1936, publicó el artículo «On computable numbers, with an application to the Entscheidungsproblem» en el que introduce el concepto de algoritmo y de máquina de Turing. Este artículo da respuesta (negativa) al problema de la decisión formulada por Hilbert en 1900, probando que existen problemas sin solución algorítmica y es uno de los cimientos más importantes de la teoría de la computación.
En septiembre de 1936, Turing ingresó en la universidad de Princeton (EE.UU.). Su artículo atrajo la atención de uno de los científicos más destacados de la época, John von Neumann, quien le ofreció una beca en el Instituto de Estudios Avanzados. Turing obtuvo su doctorado en matemáticas en 1938. Tras su graduación, von Neumann le ofreció una plaza como su asistente, pero Turing rechazó la oferta y volvió a Inglaterra, en donde vivió de una beca universitaria mientras estudiaba filosofía de las matemáticas entre 1938 y 1939.
En 1939, con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Turing fue reclutado por el ejército británico para descifrar los códigos emitidos por la máquina Enigma utilizada por los alemanes. En el deseo de obtener mejores máquinas descifradoras, se comenzó a construir la primera computadora electrónica, llamada Colossus, bajo la supervisión de Turing, se construyeron 10 unidades, y la primera empezó a operar en 1943. Por su trabajo en el Colossus, Turing recibió la Orden del Imperio Británico en 1946.
En 1944, Turing fue contratado por el Laboratorio Nacional de Física (NLP) para competir con el proyecto americano EDVAC, de von Neumann. Turing ejerció como Oficial Científico Principal a cargo del Automatic Computing Engine (ACE). Hacia 1947, Turing concibió la idea de las redes de cómputo y el concepto de subrutina y biblioteca de software. También describió las ideas básicas de lo que hoy se conoce como red neuronal. Abandonó la NLP en 1948.
Turing se adelantó al proyecto de construcción de un ordenador de acuerdo con la arquitectura de von Neumann. El Manchester Mark I, estuvo acabado en 1948 antes que el EDVAC. Turing diseñó para esta máquina un lenguaje de programación basado en el código empleado por los teletipos.
Otro de los campos de investigación de Turing fue la inteligencia artificial, se puede decir que esta disciplina nació a partir del artículo titulado «Computing Machinery and Inteligence» publicado por Turing en 1950. Es muy famosa la primera frase de este artículo: «Propongo considerar la siguiente cuestión: ¿Pueden pensar las máquinas?». Turing propuso un método llamado el test de Turing para determinar si las máquinas podrían tener la capacidad de pensar.
En 1951, es nombrado miembro de la Sociedad Real de Londres por sus contribuciones científicas. Y en su honor, la Association for Computing Machinery llama «Turing Award» a su premio más importante, el cual se otorga desde 1966 a los expertos que han realizado las mayores contribuciones al avance de la computación.
ESPAÑOL
1. El juego de imitación
Propongo que consideremos la siguiente pregunta: «¿Pueden pensar las máquinas?». Para empezar, definamos el significado de los términos «máquina» y «pensar», pero es una actitud peligrosa. Si hemos de llegar al significado de las palabras «máquina» y «pensar» a través de su utilización corriente, difícilmente escaparíamos a la conclusión de que hay que buscar el significado y la respuesta de la pregunta «¿Pueden pensar las máquinas?» mediante una encuesta tipo Gallup. Pero es absurdo. En lugar de intentar tal definición, sustituiremos la pregunta por otra estrechamente relacionada con ella y que se expresa con palabras relativamente inequívocas.
El problema en su nuevo planteamiento puede exponerse en términos de un juego que denominaremos «juego de imitación». Intervienen en él tres personas: un hombre (A), una mujer (B) y un preguntador (C), indistintamente de uno u otro sexo. El preguntador se sitúa en una habitación aparte y, para él, el juego consiste en determinar quién de los otros dos es el hombre y quién la mujer. Los conoce por la referencia X e Y, y al final del juego determina si «X es A e Y es B» o si «X es B e Y es A». El preguntador puede plantear a A y a B preguntas como éstas: «Por favor X, ¿podría decirme cuán largo es su pelo?»