Después de unos años convulsos e impredecibles, ¿en qué situación se encuentra el mundo hoy? ¿Qué hacer frente a los impulsos conservadores que frenan la utopía? Slavoj Žižek, el más peligroso filósofo de Occidente, reflexiona sobre estas cuestiones en este libro único, al tiempo que explora también las posibilidades reales de transformación del mundo. ¿Cuál es el tipo de sociedad por el que merece la pena luchar? ¿Por qué resulta tan difícil imaginar escenarios sociales y políticos alternativos? ¿Cuáles son las bases para la esperanza?
Slavoj Žižek
Pedir lo imposible
ePub r1.0
Titivillus 26.02.16
Título original: Demanding the Impossible
Slavoj Žižek, 2013
Traducción: José María Amoroto Salido
Edición: Yong-june Park
Diseño de cubierta: RAG
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
SLAVOJ ŽIŽEK (nacido el 21 de marzo de 1949 en Ljubljana, Eslovenia) es un filósofo, psicoanalista y crítico cultural. Es investigador senior en el Instituto de Sociología y Filosofía de Ljubljana, director internacional del Instituto Birckbeck para las Humanidades de la Universidad de Londres, y profesor de filosofía y psicoanálisis en la European Graduate School. También ha sido profesor invitado en diversas instituciones académicas, como la Universidad de Columbia, la Universidad de Princeton, la New School for Social Research de Nueva York y la Universidad de Míchigan, entre otras.
Žižek escribe sobre una amplia variedad de temas, que van desde la teoría política, la crítica cinematográfica y los estudios culturales hasta la teología, la filosofía de la mente y el psicoanálisis. Se define a sí mismo como «hegeliano en filosofía, lacaniano en psicología y marxista en política». Asimismo, es un destacado referente teórico de la izquierda política actual.
Entre su amplia bibliografía en español se encuentra: El sublime objeto de la ideología (1992), Todo lo que usted siempre quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchcock (1994), El acoso de las fantasías (1999), Mirando al Sesgo. Una introducción a Jacques Lacan a través de la cultura popular (2000), El espinoso sujeto. El centro ausente de la ontología política (2001), Repetir Lenin (2004), El títere y el enano. El núcleo perverso del cristianismo (2005), Bienvenidos al desierto de lo real (2005), Visión de Paralaje (2006), Lacrimae Rerum. Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio (2006), Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales (2009), En defensa de causas perdidas (2011), Primero como tragedia, después como farsa (2011), Filosofía y actualidad. El debate (2012), Vivir en el fin de los tiempos (2013), El dolor de Dios. Inversiones del Apocalipsis (2014).
Agradecimientos
Este libro empezó como parte del proyecto Humanidades Globales de Indigo Sowon, un centro educativo en Busan, Corea del Sur. Fundado en 2004, Indigo es una combinación de editorial, revista y librería, además de albergar conferencias internacionales. Busca ofrecer un contrapeso progresista, humanista, al establishment educativo y ser un oasis de idealismo y compromiso.
Mi primer agradecimiento se dirige al equipo de colegas cuya imaginación y trabajo han hecho realidad este proyecto: Aram Hur, Youn-yeong Lee, Han-kyeol Yoon, Jin-jae You y Dae-hyun Park, así como a Brian Palmer de la Universidad de Uppsala (brianpalmer.org). Estoy inmensamente agradecido a Slavoj Žižek, que acogió durante dos días a todo nuestro equipo en su casa. Es una persona con una energía y cordialidad asombrosas, y nos quedamos con la sensación de que cualquier cosa a la que dirija su mente queda electrificada y se vuelve luminosa.
Mis colegas y yo esperamos que las conversaciones de este libro resulten entretenidas para el lector y provoquen animados debates.
Yong-june Park
1. Política y responsabilidad
¿Qué hacer por la política actualmente? En medio de unos cambios radicales en los que está en juego nuestro acervo común —catástrofes ecológicas, funestas mutaciones biogenéticas, conflictos nucleares o de carácter social-militar, fiasco financiero, etcétera—, ¿existe eso que se llama el bien común? ¿Hasta qué punto es útil hablar del bien común?
SLAVOJ ŽIŽEK. — Para mí el problema no radica en la palabra «común» sino en la palabra «bien». A mi modo de ver, y desde mi perspectiva europea, la ética tradicional estaba dirigida hacia algún Bien supremo que podía ser Dios, la humanidad, el universo, etc. Este bien común se consideraba un valor supremo por el que todos debíamos trabajar. Pero para mí, la modernidad empieza con Descartes y sigue con Kant; concretamente, con una ética que ya no es una ética del bien común. En Kant, por ejemplo, encontramos una ética puramente formal —la ética de la ley moral, etc.— que no puede ser politizada de ninguna manera: politizada en el sentido de que no puedes presuponer simplemente algún bien común, sino que es una cuestión que hay que decidir. Eso es lo que encuentro problemático en la idea del bien común.
¿Qué es hoy en día un bien común? Bueno, digamos que la ecología. Probablemente la mayor parte de la gente estaría de acuerdo en que, a pesar de nuestras diferencias políticas, a todos nos preocupa la Tierra. Pero, si se mira con atención, se verá que lo que hay son muchas ecologías sobre las que hay que tomar muchas decisiones. Dicho eso, mi posición aquí puede parecer una locura. Para mí, la política tiene prioridad sobre la ética. No en el sentido vulgar de que podamos hacer lo que queramos —incluso matar, subordinando la ética a la política—, sino en un sentido mucho más radical: lo que definimos como nuestro bien común no es algo que simplemente está ahí; por el contrario, tenemos que asumir la responsabilidad de definirlo.
Además, como han señalado muchos ecologistas radicales, ¿cuántos planteamientos ecologistas que pretende trabajar por el bien de la naturaleza implican unas elecciones políticas ocultas? Cuando se dice, por ejemplo, que el bien común debería ser nuestra Madre Tierra y que nuestro planeta debería prosperar, ¿por qué debería hacerlo? Porque nosotros, los seres humanos, queremos que lo haga para poder sobrevivir. Desde mi punto de vista, la ecología es la construcción más egoísta y más centrada en el hombre que hay. La naturaleza es una locura. Es caótica y propensa a desastres salvajes, impredecibles y sin sentido, y estamos expuestos a sus despiadados caprichos: no existe eso que se llama Madre Tierra. En la naturaleza siempre hay catástrofes, las cosas no salen bien y algunas veces un planeta salta en pedazos.
Lo que quiero señalar es el hecho de que, si se examina detenidamente, cuando hablamos de algún bien común superior siempre viene definido por las que son nuestras secretas prioridades. Por ejemplo, la gente puede decir, «¡Vaya!, estamos construyendo otra gran ciudad y destruirá la naturaleza. ¡Es horrible!». Y la respuesta habitual, incluso de muchos ecologistas, es decir que «deberíamos vivir de una manera más natural, más cerca de la naturaleza, etc.». No estoy de acuerdo. Un ecologista alemán amigo mío, al que aprecio mucho, me dijo que desde un punto de vista ecológico esa clase de respuesta es totalmente catastrófica. Desde esa perspectiva, la mejor solución es la siguiente: hay un montón de contaminación en todas partes, así que reúnes a toda la gente que puedes en una ciudad grande; de este modo está muy concentrada, hay mucha menos contaminación per cápita y puedes mantener grandes espacios relativamente limpios. No sé si se está haciendo esto en Corea, pero alguien me dijo que sí se hace en Japón. Creo que las ciudades grandes y sucias, donde la gente vive amontonada, son ecológicamente lo mejor para la naturaleza. Otra idea supuestamente ecológica es que deberíamos vivir en pequeñas casas autosuficientes, con energía solar; la gente considera que eso es un modo de vida ecológico. Pero ¿podemos imaginarnos qué pasaría si la mayoría de la gente quisiera vivir así? Todos nos dispersaríamos y los bosques desaparecerían. Irónicamente, esto está relacionado con la pregunta de hasta dónde podemos contaminar el planeta de manera «segura». Por eso desconfío mucho de esta perspectiva. Cada vez que se propone algo en nombre del bien superior, y decimos que deberíamos superar nuestro egoísmo y trabajar por ello, descubriremos siempre que de forma oculta ya estamos dejándonos llevar por nuestro egoísmo.