BREVIARIOS
del
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
550
¿POR QUÉ LA HISTORIA?
Traducción
STELLA MASTRANGELO PUECH
Revisión técnica
GERMÁN GÓMEZ
¿Por qué la historia?
ÉTICA Y POSMODERNIDAD
por KEITH JENKINS
Primera edición en inglés, 1999
Primera edición en español, 2006
Primera reimpresión, 2014
Primera edición electrónica, 2014
Diseño de portada: R/4, Pablo Rulfo
Título original: Why History? Ethics and postmodernity
D. R. © 1999, Routledge, miembro de Taylor & Francis Group.
“Authorised translation from English language edition published by
Routledge, a member of the Taylor & Francis Group”.
D. R. © 2006, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Empresa certificada ISO 9001:2008
Comentarios:
Tel. (55) 5227-4672
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ISBN 978-607-16-2016-3 (mobi)
Hecho en México - Made in Mexico
Para Maureen, Philip y Patrick
Confieso que no creo en el tiempo (histórico). Me gusta doblar mi alfombra mágica, después de usarla, a manera de que una parte del dibujo quede sobre otra. Y que los visitantes tropiecen.
V. NABOKOV, Speak Memory
ÍNDICE
Primera Parte
SOBRE EL FIN DE LAS METANARRATIVAS
Segunda Parte
SOBRE EL FIN DE LA HISTORIA “PROPIAMENTE DICHA”
Tercera Parte
MÁS ALLÁ DE LAS HISTORIAS Y LA ÉTICA
AGRADECIMIENTOS
Ante todo agradezco a los miembros de la Escuela de Historia y del Centro de Estudios Posmodernos del University College Chichester, con quienes he conversado largamente sobre la postura general y los argumentos particulares que he tratado de plasmar en este libro. A Beverley Southgate, por el tiempo que generosamente le dedicó a la revisión final del original y por sus invaluables comentarios, que traté de incorporar; e igualmente a Michael Stanford, cuya oposición a muchas (si no es que todas) de las tesis que intento sostener me impuso incómodas revisiones de mi pensamiento. Alun Munslow tuvo la enorme gentileza de leer tanto el original como las pruebas finas, igual que la editora de Routledge para obras de historia, Heather McCullum. Sigo en deuda con Philip Jenkins, quien con su gran capacidad de reflexión me hizo volver una y otra vez al texto. Estoy seguro de que este libro ha mejorado con las “intervenciones” de todas las personas mencionadas, mientras que las fallas, todavía numerosas, no son sino responsabilidad mía.
También debo agradecer, en particular, a Carole Farnfield, quien a pesar de las terribles dificultades logró convertir mi manuscrito en un original aceptable.
La sección sobre Jean Baudrillard se publicó, en forma ligeramente diferente, en el número correspondiente a la primavera de 1999 de la revista Literature and History, y agradezco a Philip Martin y demás editores por la publicación de ese ensayo.
El autor y Routledge quisieran agradecer a la profesora Elizabeth Deeds Ermarth y a la Princeton University Press por la autorización para incluir extractos de Sequel to History de Deeds; al profesor F. R. Ankersmit y a la University of California Press por el permiso para reproducir algunas páginas de Historia y tropología, así como al profesor David Harlan y a la University of Chicago Press por la autorización para reproducir algunas partes de The Degradation of American History.
INTRODUCCIÓN:
VIVIR EN EL TIEMPO PERO FUERA DE LA HISTORIA; VIVIR EN LA MORAL PERO FUERA DE LA ÉTICA
Este libro es esencialmente polémico: toma posición abiertamente. La idea de escribir un texto objetivo, neutral y desinteresado en el que se explique, describa y “presente” algo desde una posición que ostensiblemente no es una posición resulta del todo ingenua. Porque “describir” algo, aunque sea en la forma que podría parecer la más inocente, implica privilegiar esa descripción sobre cualquier otra; en consecuencia lanza un desafío, postula algo, su “objetividad” es espuria. Hacerlo es olvidar que nada está dado a la mirada, sino que “su significado” es constituido por ella. Este texto es, por tanto, polémico y partidario en la medida en que se trata de una interlocución con otras formas de colocar “ciertos objetos de investigación”, en general, alineándose con ellos mediante un vocabulario.
Lo que intento mostrar a través de una serie de estudios de caso de Derrida y otros es que las formas de pensamiento posmodernas tal vez indican el fin de la historia, en especial si consideramos a la “historia” bajo cualesquiera de estas dos formas. La primera es la historia “con mayúscula” o metanarrativa, y la otra es la historia “con minúscula”, es decir, la forma académica, profesional (del tipo que suelen encontrar los estudiantes no graduados). Por “historia con
El pensamiento posmoderno no señala solamente el fin de la historia, sino también el de la ética tradicional, gracias a la celebración posmodernista de la “indecidibilidad” moral de cualquier decisión. Trato de explicar mejor lo que entiendo por ello en la sección 1b de esta introducción, así como en el capítulo sobre Derrida, cuya argumentación tiendo a seguir. En resumen, se trata de lo siguiente: para que una decisión sea “ética” tiene que pasar por un momento de “indecidibilidad” (la aporía) en el cual es preciso hacer una elección entre más de una decisión igualmente (lógicamente) posible, ya que no existen fundamentos sin ambigüedades, apodícticos, algebraicos sobre los cuales basar la decisión correcta. Para Derrida, una elección ética sólo es ética si pasa por ese momento de indecidibilidad radical. Si uno hace referencia a un “sistema ético” putativo o elaborado previamente —es decir, si la decisión no es más que la Yo me aparto de Derrida porque sólo utilizo el término “ética” para los “sistemas éticos” y “moral” (y no “ético” como lo hace él) para las decisiones no fundamentables, aporéticas. Por tanto, mi argumento es que ahora nos encontramos en una situación en la que podemos vivir (y efectivamente vivimos) fuera de la “ética” pero dentro de la “moralidad”. Y así como la “ética” ha terminado ahora como un enfoque viable de las “decisiones morales”, del mismo modo la historia ha terminado como un discurso (epistemológico/ontológico) fundamentable, y nosotros quedamos en una situación que permite o impone únicamente estilizaciones temporales infundamentables ad infinitum.
Como consecuencia de ese deseable colapso entre la historia y la ética llegamos a una reconsideración de la naturaleza de los discursos que circulan bajo esos nombres. ¿Pero aún nos es necesario o debemos reconsiderar sobre ello? Porque quizá nos encontramos ahora en un momento posmoderno en el cual podemos olvidarnos por completo de la historia y de la ética. Es posible que nos encontremos ahora en condiciones tales que podemos vivir nuestra vida dentro de formas nuevas de contar el tiempo que no hagan referencia a un tiempo pasado articulado en discursos, que ya se han vuelto históricamente familiares para nosotros. Y ahora quizá podamos empezar a formular moralidades nuevas sin recurrir a sistemas éticos moribundos.
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